Un nuevo roce en política exterior sorprende en el inicio de una semana corta que anticipaba otra agenda

Un nuevo roce en política exterior sorprende en el inicio de una semana corta que anticipaba otra agenda

El respiro político por el fin de semana largo fue alterado de manera sorpresiva por un nuevo roce en el plano de las relaciones exteriores. El embajador Rafael Bielsa hizo comentarios muy duros contra el ganador de la primera vuelta electoral en Chile y provocó una respuesta directa del gobierno chileno, además de poner en crisis otra vez la supuesta posición de no injerencia en los asuntos internos de otras naciones.

En rigor, se esperaba que el foco de esta semana se concentrara nuevamente en la economía, especialmente por la incertidumbre sobre las negociaciones con el FMI y las señales alarmantes sobre la inflación, que según consultores privados vuelve a proyectarse en torno del 3 por ciento. En ese contexto, el lunes repitió las señales negativas de los mercados luego de las elecciones.

La reacción del Gobierno frente a la escalada de precios, a pesar del control y del congelamiento de precios para una amplia canasta, agrega inquietud política y económica, porque trascendió que se avanzaría en la misma línea ejecutada por Roberto Feletti y se dejó correr que podrían ser aumentadas las retenciones a exportaciones de carne.

Las señales económicas dependen básicamente de los pasos que den dos funcionarios: el ministro Martín Guzmán, sobre las tratativas por un acuerdo de facilidades extendidas con el Fondo, y el secretario de Comercio Interior, de peso creciente a partir de su asunción en plena campaña.

La derrota electoral no parece haber modificado ese cuadro interno. Por el contrario, en los temas más sensibles, la expectativa está puesta en Cristina Fernández de Kirchner, que por ahora adoptó una posición de silencioso monitoreo de la gestión.

El oficialismo está concentrado además en acelerar algunos de sus pasos antes de que sea modificado el cuadro en el Congreso. Eso refleja la intención de darle el aval a más de un centenar de DNU de distinta importancia y naturaleza. Esa partida se juega en el Senado y ha provocado el primer cruce poselectoral con Juntos por el Cambio, además de generar especulaciones sobre reacomodamientos en las filas del oficialismo como consecuencia de la derrota electoral.

La principal fuerza de oposición también enfrenta un tenso panorama interno. Y es probable que los próximos quince días estén marcadas por dos disputas en simultáneo. La primera ya comenzó en el interior del PRO y de la UCR, con foco en Diputados. Y la segunda, una vez decidida la renovación de autoridades en cada bancada, es la pelea por la conducción del interbloque de diputados.

En ese contexto, y luego de las marchas y contramarches del Gobierno sobre las ilegítimas elecciones en Nicaragua, la política exterior no aparecía en la agenda inmediata. Pero el embajador argentino en Chile, Rafael Bielsa, sorprendió con una dura crítica al candidato que se impuso el domingo en las elecciones chilenas, el derechista José Antonio Kast.

Kast logró el 27,9% de los votos y competirá en la segunda vuelta -el 19 de diciembre- con Gabriel Boric, el mejor posicionado por la izquierda, que registró el 25,8%. Bielsa sostuvo que el candidato ganador tiene una posición antiargentina y xenófoba, que conspira incluso contra el futuro del sistema democrático en Chile.

El gobierno chileno rechazó los dichos del embajador argentino y afirmó que se trata de una “intromisión inaceptable” en cuestiones de su país. La oposición argentina cuestionó las declaraciones de Bielsa y destacó, de manera previsible, que expone un juego llamativo con el criterio de no injerencia. Ese principio es utilizado como argumento por el Gobierno argentino frente a las críticas por la falta de condena a los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Santiago Cafiero debió comunicarse ayer mismo con la cancillería chilena para bajar la tensión y tratar de dar por superado este capítulo.