Las negociaciones y presiones salariales vuelven al primer plano, con mensajes internos y señales de campaña

Las negociaciones y presiones salariales vuelven al primer plano, con mensajes internos y señales de campaña

Las negociaciones salariales y, en algunos casos, las advertencias de conflicto vuelven a instalarse esta semana como un tema central en la agenda política y económica. Varios gremios buscan a acomodarse a un horizonte inflacionario muy por encima del Presupuesto presentado por el Gobierno como guía también para las paritarias. La idea de “29 por ciento y dos o tres puntos más” quedó sepultada por el IPC del primer cuatrimestre. Y poco sería el alivio del registro de mayo, que se conocerá a mediados de esta semana.

Sin embargo, no se trata de una cuestión únicamente económica. La ruptura del pacto no escrito con los jefes sindicales tuvo de hecho también un mensaje desde la interna del oficialismo, con el aumento del 40% para el personal legislativo decidido por Cristina Fernández de Kirchner, con acompañamiento de Sergio Massa. En medios gremiales también es destacado el caso del PAMI, organismo bajo control de La Cámpora, que acordó una mejora salarial por encima del 40%.

Se trata en todos los casos de una movida más amplia que suma mensajes para el ministro Marín Guzmán. En la misma dirección, fuentes legislativas apuntan el avance con el proyecto que amplía fuertemente las áreas que serán beneficiadas con subsidios para el consumo de gas por su condición de zonas de bajas temperaturas. Las necesidades de campaña ganan peso en la agenda del oficialismo.

En el caso de las paritarias se combinan varios factores. Es notorio el gesto del kirchnerismo duro para subir el número de referencia que se pretendía -en sintonía con  el 29% de inflación del Presupuesto, totalmente desbordado-, aunque aún por debajo de las demandas que empiezan a exponer gremios de diferente alineamiento interno. Ese es el otro punto, porque lo que está empezando a registrarse es una demanda mayor de sindicatos que aún no cerraron acuerdos y, entre los que sí firmaron paritarias, el adelantamiento de la aplicación de las cláusulas de revisión.

En este último caso, el dato central lo constituye la demanda del gremio de los bancarios. Para hoy mismo está prevista una reunión con las entidades del sector con la intención de colocar la actualización salarial por encima del 40%. Algo más demandan los camioneros, que ya anticiparon su reclamo a los empresarios: rondaría el 45%.

No son lo únicos ni puede ser visto lo que ocurre como una escalada limitada de los jefes sindicales más duros, como el bancario Sergio Palazzo, de buena sintonía con el kirchnerismo, y Hugo Moyano, que ha recibido una atención privilegiada del propio Alberto Fernández.

También en estos días serán retomadas las negociaciones en el gremio de la alimentación, que conduce Rodolfo Daer. La pulseada en este caso es muy dura. Se agregan además nuevas discusión es con los docentes, cuyas organizaciones de mayor peso se alinean con el oficialismo y sobre todo, con el kirchnerismo. Un caso especial lo constituye el gremio de la sanidad, cuyo principal dirigente, Héctor Daer, se recortaba desde el principio de la actual gestión entre los dirigentes de mejores vínculos con la Casa Rosada. Lejos del acuerdo, se expone como un caso sensible por la fuerte tensión que impuso la pandemia a todo el sistema de salud. Y cuando las cifras de contagios y muertes siguen siendo alarmantes.