La variante Delta provoca preocupación en aumento, en un terreno político dominado por las peleas camino a las PASO

La variante Delta provoca preocupación en aumento, en un terreno político dominado por las peleas camino a las PASO

La variante Delta registra contagios en cinco provincias, según datos oficiales. Y gana espacio en las preocupaciones del Gobierno, frente a un plan de vacunaciones que aún expone cifras muy bajas de personas con las dos dosis. Es la contracara del clima de cierta distensión en el Gobierno por el descenso de casos de coronavirus, aunque en niveles significativos. Y todo ocurre en el comienzo de la campaña, que muestra más luchas internas que debates serios.

Los informes oficiales señalan que se han detectado casos de covid con la variante Delta en Córdoba, provincia de Buenos Aires, Capital, Rosario y Salta. De momento, no está claro si existe circulación local, aunque de manera reservada se admite en medios oficiales que sería cuestión de tiempo.

Precisamente, las duras y polémicas restricciones a los vuelos desde el exterior fueron defendidas desde el Gobierno como una medida para demorar la entrada y la extensión de esa variante de coronavirus, para avanzar con el plan de vacunación.

Sin embargo, el problema es que sigue siendo baja la cifra de personas con esquema completo de vacunación. En el inicio de esta semana, se encuentra algo por encima del 15 por ciento y la expectativa está puesta en la posibilidad de completar la Sputnik V con vacunas de AstraZeneca y Sinopharm. Las pruebas están avanzadas sobre todo en la Ciudad.

El fantasma de la tercera ola de la pandemia se proyecta no sólo en el plano sanitario, que es el principal. También preocupa porque nuevas restricciones volverían a afectar la economía. Había cierta distensión en el oficialismo frente a los registros en baja de los últimos días, pero todavía con datos fuertes sobre contagios y muertes.

El coronavirus y la vacunación son puntos fuertes en el temario político, en el inicio formal de la campaña. De todos modos, los días transcurridos desde el cierre de listas muestran sobre todo duras internas en el oficialismo y en Juntos por el Cambio.

Alberto Fernández debe resolver los problemas planteados en su gabinete. La salida más previsible de Daniel Arroyo genera expectativas sobre el ministerio de Desarrollo Social, incluso luego del anuncio sobre el reemplazante, Juan Zabaleta, porque el reparto de secretarías y subsecretarías responde a un difícil equilibrio entre movimientos sociales, el kirchnerismo duro e intendentes del Gran Buenos Aires.

Ese recambio se aceleró porque el Presidente anunció, de manera inesperada incluso en el Gabinete, que los funcionarios que sean candidatos deberán abandonar ya los cargos. Lo hizo para precipitar la salida de Agustín Rossi, que irá a la batalla con el gobernador Omar Perotti a pesar del acuerdo del mandatario con Cristina Fernández de Kirchner. Las PASO de Santa Fe son las más fuertes en el oficialismo, junto a las de Tucumán.

El recambio en Defensa genera especulaciones variadas. Se mencionó en las últimas horas la posibilidad de un pase de Sabrina Frederic. Pero eso proyecta prevenciones en el círculo más próximo a Alberto Fernández, porque desde el kirchnerismo duro se deja trascender la intención de colocar en Seguridad a algún experto que sintonice con Sergio Berni.

En la otra vereda, después de días muy calientes, está pautada una reunión de la mesa nacional de JxC. Se buscará avanzar con un código para limitar la batalla, especialmente en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad.

Eso mismo expresa el reconocimiento del efecto negativo que está mostrando ante los votantes la batalla por las PASO. Hubo fuertes cruces entre Facundo Manes y Elisa Carrió, además de dirigentes de primera línea de la UCR y del PRO. Es una pelea prematura por los liderazgos con vistas al 2023, que incluye y a la vez supera la pulseada entre Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri. Las máximos referentes de JxC intervinieron en estos cruces. El “compromiso ético” o de convivencia expondría más allá de la letra la necesidad de bajar el volumen de la disputa.