Los empresarios piden políticas de salida de la crisis

Los empresarios piden políticas de salida de la crisis

El llamado universo de «los empresarios» no es uniforme. Tantas veces sienten de acuerdo al tamaño de su compañía y otras tantas se agrupan, concuerdan o no según a lo que se dediquen. Pero más allá de jugar el juego de las diferencias, esta vez no son tan evidentes a la hora de mirar las medidas del Gobierno.

Prácticamente no hay cuestionamientos a las decisiones de la Casa Rosada. Pero esto no quiere decir aplausos de la tribuna de los hombres y mujeres de negocios sino todo lo contrario: les preocupa lo que no se ha hecho, más que lo que está firmado y publicado con forma de decreto.

La gran mayoría de ellos recibió ayer informes de sus estudios de abogados respecto de una de las últimas normas: la prohibición de despedir personal. No hubo alarma entre las grandes empresas. La gran mayoría creía que esto venía y no es ahí donde está el punto neurálgico de sus temas resaltados.

«Acá no se trata de 30 o 60 días de prohibición para despedir gente. Cualquiera de los responsables de las empresas más grandes de la Argentina te va a decir que el asunto más importante es cómo va ser el camino que el Estado, en cuanto regulador y árbitro de gran parte de economía, va a trazar para marcar el camino de salida», dijo, casi con tono resignado, el dueño de un poderoso grupo nacional.

Contó que se había reencontrado con algunas tareas domésticas que ya casi había olvidado. Y después volvió sobre el asunto. «La preocupación es que no se ve ninguna política para generar empleo. Ese es el principal problema de esto, no se genera un solo puesto de trabajo», agregó.

Minutos después, siempre por diálogo telefónico y casi como si esa conversación estuviera guionada por la primera, otro gerente general de una compañía de consumo masivo tomó la posta. «No hay ninguna crítica al decreto. Alguna muralla le tenés que poner a los vivos de siempre. ¿Y sabés por qué no hay problemas?», inquirió a este cronista. No esperaba ninguna respuesta; inmediatamente se contestó sólo: «Porque yo ya reuní a los míos y les dije que nuestro negocio, al menos por un tiempo, se achica el 30%. Y yo sé que el que se queda sin laburo no consigue por dos años. Entonces, o nos achicamos todos o no hay salida».

Tres más, dos por teléfono y el tercero en videoconferencia, coincidieron. «No insistas con esta norma aislada [de prohibición de despidos]. El problema siguen siendo los impuestos. Yo pago lo mismo en marzo, cuando tuve medio mes de trabajo, la misma cantidad que en otros meses. Y el que viene, abril, será seguramente igual. Y eso es un despropósito porque tengo las plantas paradas con la gente en la casa. No le vendo a nadie y no le cobro a nadie», exclamó, algo más efusivo, el gerente general de una compañía que importa materia prima y produce para el retail.

Como tantas veces, les preocupa la improvisación, la sedimentación de normas o regulaciones con las que puede haber una coincidencia conceptual, pero que no se encuadran dentro de un plan general. «Se ve claramente un plan sanitario, con especialistas que son convocados y escuchados. Pero empresarios, consultan a pocos», agregó.

Dicen que el Gobierno parte de un preconcepto que no es real, un credo que rezaría más o menos así: las empresas grandes, que se las arreglen. «Si vas al extremo, hay una enorme discriminación. No es verdad que está todo tranquilo para las grandes compañías. Todas vivimos de un flujo de ingresos y egresos. Eso se cortó y el que te diga que la cadena de pagos no se cortó, te miente», desafió.

En silencio, un grupo de dueños y empresarios preparan un pequeño documento para acercarle al Gobierno. Le sugieren que además de las medidas sanitarias y sociales, como el aislamiento por edades y la liberalización de algunas actividades claves, recuerden que gran cantidad de compañías acumulan créditos fiscales. «Es un ayuda memoria», contestó uno de los que trabajan en ese índice.

Resaltan que bien podría protegerse la liquidez que les queda con la utilización de esos créditos como pago de impuestos. «Sorprende la letanía con la que se han movido en materia de impuestos», dijo un accionista de una empresa de servicios.

No hay ninguno que piense que el rebote de la caída replicará una V. «La segunda pata va a ser más corta. Y además, lenta. Llevará tiempo y por más muelles que se construyan los diques terminan por filtrar. Pero dejémonos de poesía y vayamos al grano: con este nivel de impuestos no se sale más. Por más que no haya un contagiado más», dijo el presidente de una compañía industrial argentina. Y regresó al mundo real. Según dijo, le tocaba cocinar.

Fuente: LaNación