Aprueban la nueva movilidad jubilatoria: una ley con varias señales políticas para el propio Gobierno

Aprueban la nueva movilidad jubilatoria: una ley con varias señales políticas para el propio Gobierno

Fuera del foco de la atención meditática –colocado en el debate del Senado sobre la legalización del aborto-, el proyecto de nueva movilidad jubilatoria fue convertido en ley por la Cámara de Diputados. Una votación (132 a favor, tres más que el quórum) que volvió a mostrar el trabajoso tejido de Sergio Massa y Máximo Kirchner para sumar aliados. Y que dejó varios mensajes para el Gobierno. Primero fueron las modificaciones al texto del Ejecutivo impuestas por el kirchnerismo en la Cámara alta. Y ayer, en la otra ala del Congreso, el rechazo del “lavagnismo”.

La ley establece el nuevo mecanismo para los incrementos de los haberes jubilatorios, que debería garantizar una actualización que mantenga la capacidad del ingreso. Este año, con la cobertura legal de la emergencia económica, los aumentos fueron por decreto. Resultaron “achatadas” las escalas, la mínima estaría empatando o ganando por poco a la inflación –falta contemplar el índice de precios de diciembre-, el resto quedaría por debajo y todas fueron incrementadas menos si se compara con los números del sistema aprobado en la gestión macrista y suspendido por Alberto Fernández.

El nuevo sistema establece aumentos trimestrales en base a un mix entre un promedio de aumentos salariales y la recaudación tributaria destinada al sistema previsional. No contempla la evolución del IPC. Además, en el último trimestre se evalúa en función de la recaudación anual de la Anses, lo cual impone de hecho un tope al aumento real de los haberes.

El proyecto original, enviado por el Ejecutivo al Senado, planteaba que las actualizaciones fueran semestrales y absorbía el último aumento por decreto, del 5 por ciento. El texto fue modificado por el bloque oficialista, con indicación expresa de Cristina Fernández de Kirchner, y el Presidente aceptó los cambios. Entre otros puntos, se eliminó la toma a cuenta del incremento de diciembre y se pasó a un régimen de actualizaciones trimestrales.

Esos cambios expresaron un mensaje directo de la ex presidente, que buscó así amortiguar el ajuste. Poco después, difundió la carta en que advirtió sobre los límites que considera para la nueva etapa económica, en medio de las negociaciones con el FMI.

En Diputados, el oficialismo debió esforzarse para lograr la aprobación, que en algunos otros temas sensibles como la reforma judicial muestra límites mayores. El dato político más significativo lo constituyó el rechazo de los tres legisladores de Consenso Federal, junto a dos socialistas, partes de un interbloque que acompañó otras iniciativas del Gobierno. Es una señal que coincide en el tiempo con la fuerte crítica de Roberto Lavagna a la política económica del Gobierno.