Crecen las comunidades online que permiten pedir o prestar dinero

(Télam, por Hernán Salcedo) – La tecnología lo hizo posible. Además de comprar ropa, organizar viajes, alquilar casas de vacaciones, desde hace unos años también existen plataformas que permiten pedir créditos o financiar proyectos de otras personas, sin la intermediación de los bancos.
Es el caso de Afluenta y Bondarea, dos plataformas de economía colaborativa que han ido ganando terreno en la Argentina. Los inversores encuentran en estas alternativas la posibilidad de obtener intereses superiores a los que brindan los bancos, mientras que quienes solicitan créditos lo hacen a tasas mucho más bajas.
Afluenta nació en Argentina y se está extendiendo en Latinoamérica. Bondarea, en cambio, sólo opera en Argentina pero, además de las posibilidades de financiamiento, ofrece una herramienta para planificar la economía personal, y no sólo conecta a personas sino también a organizaciones.
“En Afluenta las personas invierten en créditos para otras personas, sin intermediarios, transformando las condiciones de créditos y el rendimiento de las inversiones en valores más justos y transparentes”, explicó su fundador y presidente Alejandro Cosentino.
De ambos lados del intercambio salen beneficiados. “Quien solicita un crédito obtiene una menor tasa que a través de los mecanismos tradicionales ya que se elimina la pesada carga de la intermediación financiera -señaló Cosentino-. Y al mismo tiempo los inversores también se ven beneficiados con una mejor tasa de retorno”.
Bondarea, en tanto, integra herramientas de productividad y financiamiento. “Personas y organizaciones pueden encontrar sistemas de gestión en la nube para administrar sus operaciones de venta, compra, stocks, sueldos, contabilidad, proyecciones y al mismo tiempo financiar cualquier necesidad de capital que surja de dichas operaciones”, afirmó su director, Antonio Zavalía.

“Bondarea surgió como una respuesta a la falta de acceso al crédito en Argentina. A partir de una investigación, se creó un equipo para diseñar alternativas que redujeran los altos costos operativos que enfrentan las organizaciones de microcrédito -señaló Zavalía-. Entre 2009 y 2012, ese equipo trabajó en el desarrollo de las herramientas y la estructura legal para ejecutar operaciones de financiamiento entre privados. En 2013, realizó el primer préstamo privado conectando a un solicitante con 23 usuarios que prestaron su dinero”.

Afluenta nació un año antes, en 2012, pero la idea se gestó en 2008, en plena crisis financiera, cuando Cosentino leyó el libro ”El Alma del Dinero”, de Lynne Twist. “El libro cuenta la historia de una persona que, luego de pasar años dedicada a levantar capital para organizaciones con fines de lucro, muda su actividad y comienza a abocarse a hacer lo mismo pero para asociaciones sin fines de lucro. Esta experiencia lleva al personaje a decir que, en realidad, el dinero era como la energía que fluye entre las personas”. Esa reflexión llevó al creador de Afluenta a desarrollar una visión según la cual “el dinero puede volver a fluir entre las personas como en la antigüedad, sin intermediarios”.

 El director de Bondarea destacó “el valor de la colaboración” y la “agilidad, eficiencia, seguridad y transparencia para crear vínculos con otros”. El presidente de Afluenta, por su parte, destacó el concepto de “humanizar las finanzas” como uno de los objetivos de la empresa porque considera que “la colaboración crea un mundo más simple y transparente y le da un valor justo al dinero”. Lo cierto es que detrás de estas herramientas hay personas que quieren hacer realidad sus proyectos. Y aquellos que prestan el dinero pueden saber para qué va a estar destinado.

En Afluenta un 28% de los solicitantes indica que el destino de los fondos es para refacción o construcción de vivienda, mientras que un 17% solicita el dinero para comprar o reparar un vehículo y un 16% para consolidar deudas y ahorrar en intereses.
En Bondarea el 50% de las solicitudes son realizadas por pymes y ONGs que necesitan financiar compras de equipamiento, mercaderías, materias primas o promoción. Del otro 50%, correspondiente a solicitudes de crédito para consumo, un 25% se solicita para realizar refacciones de vivienda y un 15% para refacciones o cambio de vehículos.
Un usuario de Afluenta, por ejemplo, solicitó un crédito para su luna de miel. “Muchos hacen fiestas, encuentros con familiares y amigos. Pero a mí y mi futura señora sólo nos gustaría disfrutar, de nuestro casamiento, de la luna de miel”. El proyecto era bastante particular: solicitaron el crédito para salir en su camioneta a recorrer parte de la Patagonia, San Luis y Mendoza.
Otro ejemplo, pero en Bondarea, es el de Belén: “Primero recibí un préstamo de más de 20 personas para cambiar mi auto. Cuando lo devolví, empecé a prestar mi dinero a personas y pymes consiguiendo excelentes retornos y devolviendo la confianza recibida al principio”.