Con tono electoral, el Presidente llevó la tensión con la Corte y la oposición al máximo, pero no cerró la interna

Con tono electoral, el Presidente llevó la tensión con la Corte y la oposición al máximo, pero no cerró la interna

En dos horas, con una puesta de escena electoral y ante la Asamblea Legislativa, Alberto Fernández llevó al máximo la tensión con el Poder Judicial, la Corte y la oposición, pero pese a los gestos para Cristina Kirchner, la interna oficialista quedó lejos de estar sellada.

El Presidente encabezó este miércoles la apertura del 141 período de sesiones ordinarias del Congreso, con un discurso en el que comenzó denunciando la «persecución» a la Vicepresidenta.

Ante los diputados y senadores de la oposición y el oficialismo, y junto a la titular del Senado en un reencuentro incómodo, el jefe de Estado reclamó a la Justicia que esclarezca el intento de asesinato en Recoleta: «Vuelvo a exigir a la Justicia que profundice la investigación. Les pido que actúen con la misma premura con la que se archivan causas contra jueces y empresarios poderosos». 

A solo unos metros, lo escucharon estoicos y en silencio los jueces de la Corte Suprema Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, que fueron en representación del máximo tribunal y del Poder Judicial en general.

El Presidente acusó a la Justicia de no contar con «confianza pública”, ni de funcionar “eficazmente”, ni de mostrar independencia. A la Corte la acusó de cometer «abusos» y, entre otras cosas, de haber «tomado por asalto» el Consejo de la Magistratura, el organismo encargado de seleccionar y sancionar jueces.

También cuestionó al máximo tribunal por el fallo que le ordenó al Gobierno devolverle a la Ciudad de Buenos Aires parte de los fondos de coparticipación: “Le quita dinero a los que más necesitan y destina esos mismos recursos a la ciudad más opulenta del país”, sostuvo.

Además, el mandatario defendió el juicio político que lleva adelante el oficialismo en la Cámara de Diputados contra los miembros del máximo tribunal. Sus palabras generaron una ola de aplausos de parte de los legisladores del Frente de Todos y gritos de rechazo, insultos y abucheos de Juntos por el Cambio.  

Por otra parte, en un mensaje para la interna, rechazó las críticas de quienes lo tildaron de «moderado«, y sostuvo: «Fui yo el que estuvo al lado de Lula (Da Silva) cuando injustamente lo apresaron, el que estuvo al lado de Evo Morales cuando un golpe de Estado le arrancó el poder, el que está al lado de Cristina cuando es perseguida injustamente y el que reclama y hace todo lo republicanamente posible para que la Justicia vuelva a abrazar el derecho y deje de servir a factores de poder persiguiendo a quienes representan el pensamiento popular».

Mientras el kirchnerismo presiona para que baje sus intenciones de ir por la reelección -objetivo que fuentes kirchneristas reiteraron pocas horas después del discurso-, el mensaje de Alberto Fernández incluyó una coreografía con características de campaña.

En un intento por «humanizar» la gestión, el Presidente tuvo invitados especiales en los palcos de la Cámara Baja que se iban levantando a medida que los iba mencionando: incluyó un excombatiente de Malvinas, un empresario, hombres y mujeres que recibieron viviendas estatales, una trabajadora de la construcción, una médica, entre otros.

«Cuando el 10 de diciembre culmine este mandato que el pueblo me ha dado, podrán tener la certeza de que habrán tenido un presidente que le puso el pecho a cada problema que enfrentó. Que con aciertos y errores habrá puesto todo su esfuerzo en encontrar salidas en el laberinto en el que la historia nos encerró. Habrán tenido un presidente que honestamente todo lo entregó y solo se llevó el enorme honor que me han dado de presidir los destinos de esta Patria», sostuvo el mandatario.