Nuevo dólar soja y vuelta de las retenciones para harina y aceite de soja

Nuevo dólar soja y vuelta de las retenciones para harina y aceite de soja

El nuevo dólar soja estará vigente hasta el 31 de diciembre. Sergio Massa aseguró que el piso es de US$ 3.000 millones. El costo fiscal estará cerca de $100.000 millones, cerca de 0,1% del PIB

El Gobierno reabrirá este lunes el Programa de Incremento Exportador (PIE) que establece un tipo de cambio diferencial destinado al complejo sojero de $230 por dólar y que tiene como objetivo una recaudación mínima de US$ 3.000 millones. El programa estará vigente hasta el 31 de diciembre y contempla una actualización en la cotización del dólar en base a la evolución de la inflación, tomando como referencia los $200 que rigió en la primera versión implementada en septiembre pasado.

“A partir del día lunes, vamos a reestablecer el programa de promoción de exportaciones para el complejo agroindustrial de todo lo que es soja y sus derivados.

Lo hacemos con la convicción de que tenemos que lograr, al 30 de diciembre, batir el récord de exportaciones argentinas en lo que es el complejo agroindustrial, entendiendo que Argentina es parte de la agenda de la seguridad alimentaria, al igual que el debate y la pelea por las proteínas a nivel global es una de las grandes peleas”, anunció el ministro de Economía, Sergio Massa, durante un encuentro que mantuvo con integrantes del sector el pasado viernes.

En su primera edición, el Programa de Incremento Exportador permitió liquidar más de US$ 8.000 millones y exportar casi 14 millones de toneladas en menos de un mes.

Recursos para enero y febrero

Asimismo, Massa manifestó su confianza en que “los mayores recursos que acumulemos en diciembre, nos sirvan durante enero, febrero y marzo para encarar un programa de reducción de retenciones en las economías regionales, a los efectos de hacerlas más competitivas en términos de exportaciones”. Durante el primer trimestre del año, “vamos a usar parte de los recursos para generar un mecanismo de mayor impulso a las exportaciones”, explicó.

También, señaló que la reapertura del programa estaba prevista inicialmente para comienzos de 2023, pero “tomamos la decisión de acelerarlo entendiendo que nos puede ayudar inclusive a generar la cultura de la promoción respecto a la proyección de inversión para el 2023, apalancándolo a partir de ahora”. “Si el programa funciona, que entendemos que va a funcionar, nos puede permitir a nosotros avanzar en un esquema que siga garantizando algunas de las prestaciones en material social que llevamos adelante”, remarcó el ministro.

“El tipo de cambio será de $230 por dólar hasta el 31 de diciembre y tenemos el compromiso firmado de recaudar como mínimo US$ 3.000 millones, que nos permitirán atender las asimetrías del mercado interno y asistir a las cadenas de valor de las economías regionales”, agregó Massa a través de su cuenta de Twitter.

Derechos de exportación

Por su parte, el secretario de Agricultura y Ganadería, Juan José Bahillo, afirmó que con lo obtenido por el cobro de derechos de exportación, “se trabajará en el financiamiento de promoción para economías regionales; subsidios a las cadenas de valor avícola, bovina, lechera y porcina para aumentar producción; y un fondo para mantener el valor de las asignaciones familiares”.

Además, el programa también “prevé volver a las retenciones que se cobran para la harina y el aceite de soja al 31% desde el 33% que está en la actualidad”, subrayó Bahillo. Uno de los directivos del sector privado presente en el encuentro, Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC, consideró que “el flujo estimado de ingreso de divisas para todo el complejo cerealero-oleaginoso durante el mes de diciembre estaría en US$ 3.000 millones”.

“Vemos a esta nueva condición como una mejora que, aunque sea temporal, tendrá un impacto directo en el precio de la soja en el mercado interno”, dijo Idígoras, tras lo cual remarcó que “la decisión de venta de soja está siempre en manos del productor, y será él quien decida cuándo vender, entendiendo que en esta oportunidad el tipo de cambio va a durar únicamente hasta fin de diciembre”. El análisis “El ministro (de Economía) se encuentra decidido a avanzar en la estrategia que a corto plazo le dio resultado para atender la cuestión cambiaria.

Acumular reservas

En esta oportunidad es necesario acumular reservas en diciembre para intentar llegar a la meta con el FMI, pero también para atravesar el verano que está signado por una merma en la liquidación de trigo que es el cultivo más afectado por cuestiones climáticas”, consideraron desde LCG. “De esta manera, con un dólar diferencial para la soja se espera que se adelante la cosecha que se liquidaba habitualmente desde el mes de febrero.

A diferencia de septiembre, cuando se implementó el dólar diferencial de $200, esta vez no hay retención por parte de los productores, con lo cual todo será efecto adelantamiento de ventas futuras”, agregaron. El economista Santiago Manoukian de Ecolatina aseguró que la nueva edición del programa pone de manifiesto el desequilibrio existente en el mercado de cambios con este exceso de demanda que estamos viendo que está complicando la acumulación de reservas del Banco Central agravada por la sequía.

“Además, en 2022, a diferencia de los anteriores, los precios internacionales no están compensando la caída en la producción. Tuvimos dos años de caída de la producción, de volúmenes pero los precios permitieron sobre compensar. Eso no pasa ahora y el Gobierno se estaría encontrando con una novedad ahí”, agregó. “El dólar soja facilita en el corto plazo el cumplimiento de las metas de reservas y fiscales pactadas con el FMI.

Una medida cortoplacista

Pero los dólares que vos adelantes ahora no los vas a tener después, la sequía de dólares va a seguir existiendo. Es una medida para evitar en el corto plazo un agotamiento del nivel de reservas”, afirmó el economista. “También, evidencia el atraso cambiario ya que sólo un tipo de cambio especial logra seducir para liquidar.

Es temporalmente inconsistente porque una vez que el incentivo desaparece, existen incentivos para no liquidar hasta que aparezca una nueva edición”, concluyó Manoukian. Por su lado, la consultora Invecq remarcó que el impacto más importante de la primera edición de programa, además de su excepcional resultado en la aceleración de las liquidaciones del agro, fue la señal de política económica que transmitió.

“Con el dólar soja 1.0 el Gobierno abrió las puertas a un esquema aún más complejo de múltiples tipos de cambio diferenciales y terminó por quitarle cualquier tipo de atractivo remanente (si es que lo había) al dólar oficial”, dijeron.

“Tras la finalización del dólar soja 1.0, el avance de la comercialización de la campaña sojera regresó a niveles en línea con el del promedio de campañas anteriores recientes excluyendo años de sequía. En un contexto donde las liquidaciones caen por motivos estacionales abruptamente entre el tercer y cuarto trimestre del cada año, el 2022 no fue la excepción y el dólar soja agravó la dinámica: mientras que la agroindustria liquidó US$ 158 millones promedio diarios previo al dólar soja, las liquidaciones en octubre cayeron a US$ 64 millones diarios y en las últimas 20 rondan los US$ 46 millones diarios”, detalló la consultora.

Incentivos esperados

Incluso, tras la finalización del primer dólar soja las liquidaciones se redujeron prácticamente a la mitad de las observadas en octubre y noviembre del 2021 (US$ 112 millones promedio diarios). Así, el programa generó los incentivos esperados: un adelantamiento de liquidaciones futuras y, a posteriori, un corrimiento prácticamente total de la oferta.

“A pesar de la holgura que significó la compra neta de casi US$ 5.000 millones en el mercado de cambios en septiembre, la situación se agravó rápidamente con una dinámica de ventas del Banco Central muy pronunciada en octubre y, particularmente, noviembre. Específicamente, con datos provisorios al 25 de noviembre, el Central ya lleva vendidos más de US$ 1.500 millones desde que finalizó el dólar soja (35% de lo que logró comprar en la ventana anterior)”, advirtió Invecq.

Por otro lado, la consultora señala que, como resultado de la sequía, los cultivos de trigo, maíz y soja entre diciembre 2022 y agosto 2023 podrían aportar a la economía argentina unos US$ 9.000 millones menos en comparación con la última campaña. “Los tipos de cambio diferenciales parecieran ser las soluciones cortoplacistas que encontró la gestión actual para formalmente no devaluar y poder sortear el verano y llegar a marzo/abril, donde las necesidades políticas acotadas por el escaso margen de maniobra de la macro definirán el sendero del resto del 2023”, concluyó.

Para Econviews, la segunda edición del dólar soja es una forma de conseguir algo más de reservas en el corto plazo, pero no soluciona ninguno de los problemas de fondo e incluso tiene una serie de costos que no son despreciables. “En primer lugar, el volumen ya no será como en septiembre. En ese mes el Banco Central compró US$ 4.966 millones en el mercado.

Faltantes en enero y febrero

En este caso con suerte podrá comprar la mitad, pero probablemente ni eso si es que le quiere dar algo más de fluidez a las importaciones para tratar de levantar el nivel de actividad que a todas luces cayó en el cuarto trimestre del año”, afirmó. “Los dólares que aparezcan en diciembre son dólares que faltarán en enero y febrero. La soja no se reproduce, de manera que el subsidio a pagar por el gobierno sólo consigue un adelantamiento.

Es como si el gobierno comprara una opción de que el mundo cambie a su favor por un evento mágico y el faltante de dólares de enero y febrero no sea tal. Como vimos en octubre y en lo que va de noviembre, el Central venderá dólares todos los meses y el efecto neto no cambiará”, advirtió el informe de la consultora.

Aumenta la cantidad de dólares…pero también de pesos

En donde si hay un efecto no neutral es en la emisión monetaria. “El Banco Central compra dólares en diciembre en un momento en donde también crece el déficit del Gobierno y la autoridad monetaria lo financia de forma indirecta comprando bonos que el mercado parece no querer.

Estos pesos adicionales que meterá el Banco Central en la economía tienen alta probabilidad de hacer cambiar el precio relativo del dólar de mercado”, dice el informe. Esta medida, expresa la consultora que lidera Miguel Kiguel, convierte a los dólares “relativamente más baratos dado que sobrarán más pesos”. Puede ser que la demanda estacional de fin de año morigere algo el efecto, pero difícilmente lo compense totalmente, agregaron.

Los costos dela soja

“Por otro lado, cabe señalar que el dólar soja tiene costos. Si el Banco Central paga un costo de $50 en promedio más por cada dólar y el Tesoro recauda el 33% adicional, se puede decir que hay un costo de $34 por dólar de soja exportado. En el caso de que le vendan US$ 3.000 millones al Banco Central habrá que pagar unos $100.000 millones más, es decir algo más de 0,1% del PIB.

Esto no aparece en las cuentas fiscales, pero cualquier economista que trate de entender el déficit tiene que sumarlo”, aseguró Econviews. “En septiembre el chiste costó $287.000 millones, algo más de 0,3% del PIB. La diferencia con otras fuentes de déficit es que este gasto ya está financiado ya que el Tesoro compensa al Central con un pagadiós”, apuntó la consultora.

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“Estos pesos adicionales que meterá el Banco Central en la economía tienen alta probabilidad de hacer cambiar el precio relativo del dólar de mercado”, dijo Econviews

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“Es necesario acumular reservas en diciembre para intentar llegar a la meta con el FMI, pero también para atravesar el verano que está signado por una merma en la liquidación de trigo que es el cultivo más afectado por cuestiones climáticas”, dijeron desde LCG

Fuente: El Economista