Expectativa por los anuncios económicos, incertidumbre legislativa y primeras señales duras en la interna peronista

Expectativa por los anuncios económicos, incertidumbre legislativa y primeras señales duras en la interna peronista

La postergación hasta este martes de los anuncios económicos agrandó la expectativa sobre la forma en que efectivamente el Gobierno comenzará a traducir el discurso presidencial. Luis Caputo informaría algunas medidas concretas y, a la vez, los lineamientos centrales de su plan. La espera tiene efecto de incertidumbre en el Congreso, donde se espera el envío del paquete de leyes, que no sería un megaproyecto sino varios conjuntos.

La relación con el Congreso y el ejercicio de negociación constituyen una cuestión central para la etapa inaugurada el pasado domingo. Diputados tiene algo allanado el camino, luego de la designación de Martín Menem. En cambio, es incierto el desenlace en el Senado, donde el PJ traba por ahora la designación del presidente provisional.

Entre tanto, el Gobierno anticipó que el desafío principal es el recorte de presupuesto en la administración nacional. La intención es monitorear la realidad recibida y ajustar con una medida inicial, que apunta a la presencialidad laboral. En cambio, no serían afectados los programa sociales.

Fuera de algunas previsibles reacciones sindicales, se destacó el mensaje dado por Axel Kicillof, en el inicio de su segunda gestión de gobierno.

El gobernador bonaerense cuestionó la intención de ajustar en el Estado. Y cargó sobre la necesidad de atender la realidad de deterioro social. Se mostró junto a Cristina Fernández de Kirchner, que considera «territorio propio» a la provincia de Buenos Aiees.

El Presidente había dado señales políticas significativas en la sucesión de actos oficiales por su asunción. El primero, ante la Asamblea Legislativa, limitado a la jura y traspaso formal de los atributos del poder. El segundo, como se había anticipado, fue frente a la multitud reunida en la Plaza del Congreso y junto a los jefes de Estado que lo acompañaron en el Congreso. Allí desplegó su discurso inaugural. Finalmente, llegó el saludo en el balcón de la casa Rosada.

Milei destacó lo que a su juicio es un quiebre histórico en materia política y sostuvo que marca el fin del extenso dominio de ideas “empobrecedoras”. Más tarde, en Plaza de Mayo, agregó: “Hemos decretado el fin de la noche populista”.

Fue especialmente duro en el diagnóstico sobre la situación económica. Dijo que el gobierno saliente “nos deja plantada una hiperinflación” y también una “bomba” en materia de deuda, además de fuerte déficit.

Frente a ese panorama, que -alertó- será duro en los meses que viene, dejó dos señales clave. Por un lado, la afirmación de que no existe otro camino que el ajuste, de shock y sin margen para el gradualismo. Y por el otro, buscó dar un mensaje esperanzador: “Es el último mal trago para comenzar la reconstrucción”.

El gesto que representó no hablar en el Congreso generó molestia entre los legisladores, aunque desde el círculo de Milei buscaron presentarlo como una ratificación de su compromiso ante la gente y no como destrato al Poder Legislativo.

Por lo pronto, y por razones políticas prácticas, los operadores del nuevo presidente, en especial Guillermo Francos, deberán desplegar negociaciones con los legisladores y con los gobernadores. La tarea no es sencilla por el grado de fragmentación política que expone Diputados y, en menor medida, el Senado.