Efecto crisis: aumenta el deterioro de la cadena de pagos

Efecto crisis: aumenta el deterioro de la cadena de pagos

La crisis cambiaria que afecta al país en el último tiempo, el incremento de los precios y las subas de tasas de intereses, impactó fuertemente sobre el valor de la moneda nacional, pero también presionó la cadena de pagos: el monto en pesos de cheques rechazados por falta de fondos se disparó un 70 por ciento.

En el segmento de las empresas, principalmente en las pequeñas y medianas se observa un mayor estrés sobre los flujos de caja y las cadenas de pago, con aceleración de cheques rechazados a partir del segundo trimestre, de acuerdo a datos oficiales.

Según un informe de First Capital publicado por El Economista, las deudas dentro del sector privado se incrementaron a niveles de 2010. Aun así, el ratio de irregularidad se mantiene relativamente estable y en línea con el promedio de los últimos diez años.

Cuando se segrega la morosidad por grupos de entidades financieras, se observa que desde finales del año 2017, tanto en bancos públicos como privados, la mora se incrementó levemente, mientras que el deterioro de la cartera se evidenció más para las entidades financieras no bancarias que pasaron de una irregularidad de 4,2% a 4,8% de las financiaciones totales, menor que los niveles observados en 2015 pero mayor que los niveles de 2016.

Por su parte, en las entidades financieras, se incrementó la irregularidad y la incobrabilidad sobre sus carteras de créditos, evidenciándose mayor deterioro para las entidades financieras no bancarias.

Cristian Traut, analista de First, evaluó que los problemas del contexto macroeconómico empiezan a vislumbrarse y las perspectivas de menor actividad, mayor incremento de precios y menor poder de compra de los consumidores, sumado a las ventas minoristas con tendencia bajista, aumentarán la presión en el segundo semestre del año.

A partir de ese escenario complejo, dijo el analista Traut, restará monitorear cómo se trasladarán las complicaciones de la economía real al deterioro de la cartera crediticia y la cadena de pagos.

Fuentes consultadas: El Economista,