Yo estuve reunido con Massa pero no estaba en mi intención involucrarme: Daniel Marx

Yo estuve reunido con Massa pero no estaba en mi intención involucrarme: Daniel Marx
En una entrevista con Noticias Argentinas, el ex secretario de Finanzas de la Nación planteó las urgencias económicas con las que deberá lidiar el próximo Gobierno. Se mostró en contra de una dolarización y advirtió sobre los riesgos de una hiperinflación.

El economista Daniel Marx aseguró que el próximo Gobierno deberá encarar una corrección de precios relativos que derivará en una mayor tasa de inflación, pero afirmó que dentro de un plan consistente luego debiera reducirse sustancialmente el costo de vida en la Argentina.

El director de la consultora Quantum consideró que la dolarización no es una opción aconsejable para la Argentina, dado que ese instrumento por sí solo no soluciona los problemas estructurales ni genera la confianza que el país necesita. En este sentido se pronunció a favor de converger a una unificación cambiaria.

A su vez, advirtió sobre los riesgos de que el país ingrese en una hiperinflación a partir de los desequilibrios acumulados en los últimos años. En una entrevista con Noticias Argentinas, el ex secretario de Finanzas también consideró que el próximo Gobierno deberá rediscutir el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) indefectiblemente con nuevas pautas.

«Cuando Argentina recurrió al FMI en 2018 no midió bien las consecuencias», sostuvo el ex director del Banco Central: «Es relativamente fácil invitar al FMI y después es difícil sacarse al cogobierno», agregó Marx. También habló de Sergio Massa, de Patricia Bullrich, y su propuesta de «bimonetarismo», y del candidato presidencial libertario Javier Milei.

Asimismo, pensando en un próximo Gobierno, planteó la necesidad de corregir «varios precios relativos», iniciar un «sendero de regularización cambiaria» y atender asuntos fiscales y estructurales, para tratar de «regenerar confianza» en la Argentina, «independientemente de cuál sea la moneda». A continuación, un resumen de la charla con esta agencia:

– ¿Cuánto puede influir para que este contexto se produzca la sensación de fin de ciclo del actual Gobierno y que al mismo tiempo surja un candidato como Javier Milei liderando encuestas sobre intención de voto?
– Eso influye, pero también influyen esos factores estructurales que nombrábamos. No es normal que un país tenga tantos controles cambiarios y un sistema que cuestiona hasta la raíz las reglas del juego. Hay cosas para revisar, pero se pueden hacer dentro de un sistema más ordenado e institucional. No es necesario una situación tan disruptiva.

La dolarización que propone el candidato presidencial libertario

– ¿Es viable una dolararización en la Argentina, como plantea Milei?
– Yo voy a cambiar la pregunta. La dolarización tiene un aspecto instrumental y otro estratégico. El aspecto estratégico es si Argentina le conviene o no dolarizar y bajo qué condiciones. Y el aspecto instrumental es si hay material, léase reservas, para efectivamente hacer el canje. En lo estratégico, un país que cambia la moneda, pero no cambia el resto de su estructura no tendrá más credibilidad. Hay muchos países que han pasado por inflaciones muy, muy altas y que han salido sin recurrir a la dolarización. El tema instrumental es cómo se hace para conseguir los dólares y en qué plazo para que esto sea factible.

– Con los datos disponibles, desde la parte instrumental, ¿están las condiciones para que se realice?
– Lo que noto de la lectura es que no hay una propuesta concreta, muy específica y que haya sido inalterada. Lo que veo son ideas de cómo hacerlo, pero que se van cambiando. Pienso que todavía no está del todo definido.

– Por lo tanto, usted no aconsejaría una dolarización…
– Creo que para Argentina no es el remedio. Creo que en el caso de Argentina hay que hacer un tratamiento bastante más profundo y por lo tanto, ese remedio se puede dejar de lado porque también tiene algunas contraindicaciones.

– ¿Usted cree posible que haya fondos de inversión realmente interesados en financiar esta propuesta, como asegura Milei?
– Lo que puede haber es una confusión. Los fondos de inversión que se mencionan hacen seguimiento de Argentina y en mayor o menor medida se interesan por lo que pasa. Pero eso no significa que están dispuestos necesariamente a poner plata. Estos fondos también tienen títulos de Argentina que tal vez simplemente cambien de lugar en su portafolio. Estos fondos siempre van a preguntar, pero después hay que ver qué quieren a cambio y qué decisión toman.

– ¿Cuál es su opinión sobre la propuesta del equipo económico de Patricia Bullirch y el bimonetarismo?
– En la práctica ya existe. Hay temas legales que se intentarían aclarar. En varios de los países que decíamos que pasaron por inflaciones elevadas hoy coexiste la posibilidad de tener y usar más de una moneda. En ese sentido es una experiencia también que a varios les ha dado resultados. El desdoblamiento cambiario debe verse como algo temporario no puede ser un régimen permanente. Si uno quiere ir a un tipo de cambio único hay que ver cómo transita ese camino.

– ¿Cuál sistema aconsejaría?
– Hay que ver las circunstancias, pero hay que ir a algo simple, permanente, y consistente con una política económica general. Ahora también creo que hay que pasar por esta transición.

– ¿Cómo fue su relación con Sergio Massa al principio de su gestión como ministro de Economía?
– Yo estuve reunido con Massa y gente de su equipo al principio de la gestión dando mi visión, analizando cuestiones de implementación y viendo a quién se podía contactar. Pero no estaba en mi intención involucrarme, además por un tema de acceso a información privilegiada.

– ¿Qué evaluación hace de la gestión de Massa como titular del Palacio de Hacienda?
– Massa tomó el cargo en una situación muy compleja, muy difícil. Donde existía una posibilidad no menor de que se descontrolen muchas variables económicas y en ese sentido tuvo un arranque más ordenado. Pero después con el correr del tiempo fueron acumulándose otras dificultades.

– ¿Existe verdaderamente un riesgo de hiperinflación en la Argentina?
– Uno desearía que no. Veía una situación frágil, que me parecía más controlable de lo que se ve ahora. Es que tenemos una acumulación de desequilibrios de precios relativos, tenemos un aumento en el déficit fiscal y tenemos señales políticas fuertes de depreciación del peso. Y todo esto eleva la tasa de inflación. Si llegará a hiper o no… esperemos que no. Pero las presiones inflacionarias son obvias.

– ¿Este contexto es similar a algún otro período por el que haya transitado la Argentina?
– Cada momento tiene sus características. Hay algunas cosas asimilables y otras no a este. El tema de los desequilibrios de precios relativos, Argentina los tuvo en los ’70 y ’80 y principios de ’90 que se corrigieron con inflaciones elevadas. El tema de la dolarización como política pública no recuerdo que haya sido un factor en otras épocas, aunque hubo cuestiones prácticas.

Medidas económicas urgentes del próximo Gobierno

– ¿Cuáles serían las primeras medidas económicas que debiera tomar el próximo Gobierno?
– Para empezar, hay que ver cómo corrige varios de los precios relativos. Cómo será el sendero de regularización cambiaria. Cómo se refuerza una regla monetaria consistente con lo fiscal y con eso regenerar confianza independientemente de cuál sea la moneda. Además de atender temas de funcionamiento de la economía llamados estructurales, que necesitarán iniciativas legislativas.

– ¿Cómo observa el tema de la deuda en pesos que genera tanto debate? ¿Representa en verdad una bomba de tiempo?
– Me parece que la renovación de la deuda en pesos del sector público -porque el sector privado está muy poco endeudado-, si bajase la tasa de inflación y sus razones, se hace bastante digerible. En una economía donde la tasa de inflación es baja la tasa de interés requerida es bastante inferior, y si además hay perspectivas de ordenamiento fiscal sostenido por un crecimiento posible, se puede manejar la deuda en pesos. Tengamos en cuenta que parte de la deuda en pesos que tiene hoy tanto el Gobierno nacional como el Banco Central es la contrapartida de dinero que se utiliza para transacciones. Por eso es sostenible desde ese punto de vista. Si se busca o se da señales de interrumpir ese flujo eso puede tener consecuencias sobre el sistema de pagos, que a su vez deterioran la posibilidad de mantener esa deuda.

– ¿Cómo debiera ser la baja de la inflación? ¿Se puede lograr que baje de manera brusca o es aconsejable que sea en forma paulatina?
– Depende del programa económico. La inflación es muy elevada y creo que probablemente las correcciones de precios relativos añadan presiones inflacionarias, pero tienen que estar en un contexto tal que pasada esa corrección la tasa de inflación baje sustancialmente.

– ¿El acuerdo con el FMI es viable, es cumplible por parte de la Argentina, o deberá ser revisado por el próximo Gobierno?
– Cuando Argentina recurrió al FMI en 2018 no midió bien las consecuencias. Yo en su momento hice una alerta porque es relativamente fácil invitar al FMI y después es difícil sacarse al cogobierno. No es que el FMI sea responsable de las decisiones políticas, pero sí condiciona. Yo creo que es preferible para un país hacerse cargo, corregir problemas, y no llamarlo. Hoy el FMI está con un programa muy importante para ellos y para Argentina. Algunos dicen que es bueno porque hay un auditor, pero también podría haber un auditor sin tanta influencia. El próximo Gobierno indefectiblemente tiene que revisar el programa bajo nuevas condiciones.

– ¿Es posible no tener Banco Central, como propone Milei?
– Alguien tiene que encargarse de regulaciones bancarias y no bancarias vinculadas al sistema financiero y su supervisión. Además hay que mantener un sistema de pagos de alguna forma.

– ¿Qué considera que ve la ciudadanía en una persona como Milei, a punto tal de votarlo para que sea Presidente?
– Lo que escucho es que un sector importante de la ciudadanía siente que acá se han probado muchas recetas y que no han funcionado y entonces por qué no dar la oportunidad para probar algo distinto.

Fuente: NA