FMI: El Gobierno no acepta la devaluación y busca un cierre ala negociación

FMI: El Gobierno no acepta la devaluación y busca un cierre ala negociación

Las negociaciones de Economía con el FMI se demoran desde hace semanas. El problema es que el Gobierno no acepta una devaluación y un ajuste tan importantes como los que pide el Fondo para corregir los desvíos al programa de los últimos meses.

Economía anunció un viaje para las próximas horas. Aún no se definió. “Se hará cuando esté todo cerrado”, dicen. Está en juego un desembolso de unos US$ 4.000 millones. El viernes hay que pagar US$ 1.300 millones y las reservas son negativas.

La última vez que Sergio Massa se vio cara a cara con Gita Gopinath fue el 15 de abril pasado. Fue en la Asamblea de Primavera del Fondo Monetario. La número 2 del FMI dijo que el encuentro en la sede del organismo había sido «bueno» y reconoció la «peor sequía» en la historia argentina. El ministro de Economía, a su vez, se entusiasmó con una nueva misión a EE.UU para revisar el programa e incluso adelantar desembolsos. Hoy, casi tres meses después, la negociación luce sin avances.

Por estas horas, el equipo de Massa sigue enfrascado en charlas virtuales con el staff, sin definir cuándo viajarán el jefe de asesores, Leonardo Madcur, y el viceministro, Gabriel Rubinstein.

Se esperan definiciones en las próximas horas, cuentan cerca del ministro

Luego de pagar el viernes US$ 2.700 millones al Fondo, Economía anunció un viaje a «principios» de esta semana, pero en las últimas horas informaron que podría ser mañana o más adelante. «Están con eso, viajarán cuando esté todo cerrado», señalaron en el Palacio de Hacienda.

El Gobierno necesita fondos frescos con urgencia. Desde la reunión del 15 de abril, hubo una corrida cambiaria, la inflación subió 114% anual y las reservas netas alcanzaron un nivel mínimo, por lo que algunos analistas estiman que son negativas en – US$ 5.000 millones. Con ese limitado margen de maniobra, el viernes hay un pago por US$ 1.300 millones al Fondo y el domingo, otro por US$ 1.000 millones a tenedores de bonos.

Postergar los pagos

Sin dólares ni DEGs, el Tesoro podría postergar el pago al organismo para fin de mes, algo que ya hizo en junio, y usar yuanes -según fuentes del sector financiero- para cancelar los intereses de los títulos que entraron al canje de deuda negociado por Martín Guzmán en 2020 y que ofrecen vencimientos semestrales hasta 2030. De los cupones, unos US$ 700 millones corresponden a privados y el resto al sector público, sobre todo Banco Central.

El Fondo ya aceptó la semana pasada el pago con yuanes, una de las cinco monedas que los miembros del FMI pueden utilizar y que en algunos casos usaron con el organismo. En el caso de Argentina, fue la primera vez, gracias al swap con China que Massa reforzó en junio y que preocupa a EE.UU. Desde 2008, el gigante asiático financió con US$ 240.000 millones a 22 países en desarrollo, un 20% del crédito destinado por el Fondo en la última década.

En medio de esas tensiones, los desembolsos se demoran

La expectativa era a esta altura era contar con un anticipo de US$ 10.600 millones, y un programa más «light» por la sequía. Pero el creciente desvío de metas y la presión aparente de algunos miembros del directorio endureció al Fondo, con la rebaja del crecimiento previsto de Argentina al 0,2% en 2023 y la visita en mayo de Gopinath a los pares de Massa en Chile y Brasil, sin pisar Buenos Aires.

Según fuentes al tanto de las negociaciones, uno de los puntos de fricción es la secuencia de desembolsos. El staff estaría dispuesto a anticipar dólares, pero para incrementar los pagos de deuda. «Si querés que te de más plata ahora, pagame más ahora», resumió un hombre cercano a Massa. El Fondo también exige una devaluación, frente a lo cual el gobierno estaría analizando un impuesto a las importaciones que eleve el dólar de $ 257 a $ 330.

Reservas en rojo

La negociación sucede en un contexto de reservas negativas del Banco Central y estimaciones que hablan de cifras cercanas a – US$ 10.000 millones para fin de año.

El ajuste en las cuentas es otro factor de tensión. Pese a que el gasto primario lleva 11 meses con caída real, el rojo fiscal empeoró en el año por la pérdida de ingresos de exportaciones. La intención del Gobierno es flexibilizar el compromiso de reducir el déficit primario del 2,5% en 2022 al 1,9% del PBI en 2023. Los técnicos en Washington podrían aceptarlo a cambio de una mayor suba de tarifas, una medida que destrabó desembolsos con Pakistán.

El desafío de Unión por la Patria es aminorar el impacto de esas exigencias en la actividad y la inflación en un año electoral. Sobre todo, cuando el ministro y candidato presidencial busca sostener el consumo con el congelamiento de algunos precios, planes en cuotas y un alivio en Ganancias, en medio del deterioro de los ingresos formales y la actividad, que en abril mostró una caída de casi el 2% mensual, la mayor baja desde octubre de 2020.

Fuente: Clarín