Trump necesita ser «yo contra el mundo» para ganar las elecciones

El día comenzaba con los rumores que apuntaban a que China estaría elaborando diversas medias de réplica contra EE.UU., respondiendo al proyecto de ley aprobado por EE.UU. respecto a Hong Kong. Por otro lado, se comentaba también en el mercado la idea de la administración Trump de seguir adelante con la implementación de nuevos impuestos a los productos chinos fijados para el 15 de diciembre.

A esto habría que sumarle la intención de Trump de establecer aranceles a las exportaciones acereras de Brasil y Argentina, y a Francia por valor de 2.400 millones de dólares por el impuesto digital que este país está aplicando a las grandes tecnológicas estadounidenses, así como la posibilidad de extender esta medida a otros países como Austria, Italia y Turquía.

En resumen: La tensión comercial vuelve a tomar un protagonismo principal.

Hacía ya semanas que se respiraba en el mercado tranquilidad sobre este tema (comercial). Se esperaba un acuerdo preliminar de EE.UU. y China, se habían olvidado las amenazas a aranceles a las exportaciones de coches europeos, ni que decir de los aranceles a los países productores de materias primas como Brasil, Canadá, o Argentina, pero todo eso ha acabado.

China ha amenazado con represalias, Francia también, Brasil no tardará mucho en hacerlo. Trump acorralado es aún más peligroso, y además el papel de “yo contra el mundo” le vendrá bien en las próximas elecciones. Ahora todo hay que verlo en clave electoral. Estamos ya en campaña y Trump sabe mucho de como movilizar a sus votantes. La economía para él ha pasado a un segundo plano.

Trump necesita hacer ver a los estadounidenses, al menos a sus potenciales votantes, que no le temblará la mano a la hora de aplicar las medidas necesarias para “ganar esta guerra”. A todo presidente de EE.UU. Le ha venido bien una guerra para aumentar su popularidad. La de Trump será la “guerra comercial”. Y encima con un enemigo tan poderoso como China, a quien Trump está convencido de poder vencer, y hasta humillar.

Los estudios de patrones históricos dan como vencedor en la reelección a Donald Trump frente a todos sus oponentes demócratas. El modelo de la Universidad de Yale y el de la Universidad de Oxford le dan unos cinco puntos de ventaja. Ahora bien, Trump necesita movilizar a su electorado, y qué mejor para ello que el mensaje de “si ganan los demócratas claudicarán ante China. Yo no lo haré”.

Puede que le salga bien, probablemente así sea, pero en el camino hará tanto daño a los consensos alcanzados después de la segunda guerra mundial, que pasarán muchos años para que se puedan restaurar.

«Hemos visto esta película muchas veces antes … donde el presidente arroja comentarios durante las conversaciones comerciales que, en retrospectiva, solo han sido una táctica de negociación, especialmente cuando comienza diciendo que China quiere un acuerdo más que él», dijo Chris Rupkey, economista jefe financiero de MUFG. «La incertidumbre comercial ha vuelto con fuerza.»

Bolsamanía