Global. Santander tiene con grandes expectativas por Andrea Orcel

Global. Santander tiene con grandes expectativas por Andrea Orcel

Cuando Emilio Botín, el legendario dueño y CEO de Banco Santander, comenzó a cerrar acuerdos transformadores para converstirse en el banco más grande de España y unas de las 50 entidades privadas, más importantes del mundo, el hombre a su lado era un joven banquero de Merrill Lynch llamado Andrea Orcel.

Hoy, veinte años despues y con una exitosa carrera en UBS, entre otras intervenciones como gurú del Brexit y consejero activo en varias operaciones de empresas españolas, como Iberdrola o incluso el BBVA; Orcel vuelve a trabajar en Santander.

La decisión de Ana Botín de recuperar a Andrea Orcel demuestra su determinación de  negociar nuevas estrategias para el banco, que durante sus cuatro años de gestión, bajó su precio global un 12% y despertó la preocupación de los inversores, por la reducción de los márgenes de los préstamos y el aumento de los costos.

Ana Botín cree que el banco es al menos tres veces más valioso de lo que los inversores creen. Como presidenta ejecutiva, una función que asumió cuando murió su padre,se abocó a reemplazar franjas de ejecutivos globales de «bajo rendimiento», replanteó la tecnología del banco y puso en marcha planes muy originales, como el rescate el año pasado, del rival local Banco Popular por un simbólico € 1, operación que restó €122 millones, por pérdidas del Popular, a los €914 millones de beneficios del Santander en España. Todas políticas que contrastan fuertemente con la gestión de su padre.

Emilio Botín alcanzó su punto máximo en España con el acuerdo de Hispano Central, pero reprodujo su éxito en todo el mundo, siempre con Andrea Orcel en el equipo, construyendo una presencia global que abarca Brasil, México, el Reino Unido, los EE. UU. Y Polonia.

«El nombramiento de Andrea consiste en hacer que el banco trabaje más eficientemente y traiga una nueva perspectiva para acelerar los cambios necesarios en la banca moderna», especialmente la digitalización, dijo a Financial Times una persona cercana al proceso.

Ana Botín y su junta directiva pasaron los últimos meses considerando posibles sucesores de José Antonio Álvarez. Justo antes de partir en sus vacaciones de verano, se encontró con el señor Orcel en Nueva York para discutir el próximo plan estratégico de tres años y le ofreció el trabajo, esperando quizas cierta renuencia a dejar su puesto actual en UBS, pero él no dudó. «Me encantaría hacerlo», respondió.