Litio: Chris Berry explica los desafíos de la industria

Litio: Chris Berry explica los desafíos de la industria

“La Argentina siempre operó el litio bajo la sombra de Chile; eso va a cambiar dramáticamente”

El analista norteamericano explica los desafíos de la industria y destaca al país como uno de los mejores lugares para invertir

Lo llaman el oro blanco del siglo XXI. Su ligereza y gran potencial electroquímico le han dado un papel clave en la fabricación de baterías recargables para teléfonos celulares, computadoras portátiles e incluso automóviles. Y su demanda no hará más que aumentar, asegura en diálogo con la nacion Chris Berry, presidente de House Mountain Partners, en relación con el futuro del litio.

Este analista independiente con quince años de experiencia en la industria afirma que el litio es “el elemento indispensable”. Su precio se multiplicó por diez en los últimos dos años –de 7000 dólares la tonelada a 70.000– y probablemente seguirá subiendo debido a la brecha estructural que existe entre oferta y demanda. En este contexto, Berry destaca la “envidiable posición de algunos países de América del Sur, pero particularmente de la Argentina”, gracias a sus vastos yacimientos de salmueras en los salares del noroeste del país.

“La Argentina siempre ha operado bajo la sombra de Chile, pero eso está a punto de cambiar, y lo hará dramáticamente”, asevera el experto norteamericano. En siete preguntas, Berry explica algunos de los principales interrogantes sobre este recurso, los obstáculos a los que se enfrenta la industria y cómo la concentración del metal en el llamado “triángulo del litio” de América del Sur le dará a la región una ventaja geopolítica, “si sabe aprovecharla”.

1–¿Por qué llama al litio el “elemento indispensable”?

–Muchas personas piensan que el litio es un metal raro porque se lo considera un recurso crítico y estratégico. Pero el litio no es raro. Se encuentra en la corteza terrestre, en yacimientos tradicionales de roca dura o en formaciones de salmuera en la superficie. Hay dos métodos para extraerlo: a través de la minería tradicional de roca dura, como ocurre en Australia Occidental, o a través de la evaporación tradicional de salmuera, que tiene lugar principalmente en Chile y la Argentina. Tal vez en el futuro se vea algo en Bolivia, pero parece poco probable en el corto plazo debido a los desafíos geopolíticos en ese país. En la actualidad, el 55% del litio que se extrae procede de formaciones de salmuera y el 45% restante, de formaciones de roca dura. El litio tiene varias aplicaciones. Se puede utilizar en productos farmacéuticos, en grasas, pero la verdadera historia detrás del crecimiento del litio está en el negocio de las baterías. Alrededor del 70% de la demanda proviene del negocio de las baterías.

2–¿Se espera que el litio reemplace al petróleo en el futuro próximo? Y en tal caso, ¿hay suficiente litio?

–El petróleo y el gas están demasiado arraigados en la economía mundial como para pensar que durante nuestras vidas, o incluso en las de nuestros hijos, el litio pueda sustituirlos completamente. Ahora, si el litio puede llegar a sustituir el petróleo y el gas en el transporte… quizá, pero, de nuevo, no será en las próximas décadas. Y no solo por la resistencia del sector. La demanda de litio está creciendo alrededor de 20% por año, lo que equivale a 140.000 toneladas de nuevo suministro. Ahora bien, una mina de litio tradicional produce probablemente unas 30.000 toneladas al año y se necesitan de 10 a 15 años para levantar una nueva mina, por lo que será muy difícil para la oferta mantener el ritmo de crecimiento de la demanda. Creo que vamos a ver un mercado del litio muy ajustado en el transcurso de esta década y podría incluso decirse que va a haber un déficit estructural durante la mayor parte de estos años. Eso significa que el precio del litio será probablemente un poco más alto, lo que resulta muy bueno para países como la Argentina. De nuevo, no se trata de que no sepamos dónde está el litio o de que creamos que no vamos a tener suficiente, sino de cuáles son los impedimentos para construir ciertas minas.

3–¿A qué regiones o países debemos prestar atención de cara a los próximos años?

–Las zonas que veo con mayor optimismo para los próximos siete u ocho años son Australia Occidental, América del Sur –la Argentina, Chile, Brasil y quizá Bolivia– y tal vez Canadá. Sin embargo, la cadena de suministro está hoy muy fragmentada. La mayor parte de ese material, cuando se extrae, acaba en China, porque concentra la mayor parte de la capacidad de conversión del litio. En otras palabras, Pekín toma ese mineral de litio en bruto y lo convierte luego en productos de mayor valor que se pueden utilizar en teléfonos celulares y automóviles. En los últimos años, los gobiernos se han dado cuenta del valor estratégico del litio y de que cuanto más pasos de la cadena de suministro puedan construir dentro de su propio país mejor, porque de esta forma se capturará más valor, se crearán más puestos de trabajo, aumentará el espacio fiscal. El aspecto más importante de todo el debate es lo que yo llamaría la seguridad del suministro. Se sea fabricante de autos o de baterías, si no se tiene asegurada la materia prima –litio, níquel, cobalto, grafito– durante tres, cinco o diez años, resultará muy difícil construir un negocio sostenible.

Es una de las razones por las que la Argentina en particular está en un lugar envidiable. Las empresas chinas como Ganfeng Lithium, Gotion High-Tech, TNG Limited y Zijin Mining se han dado cuenta de lo interesante o atractivo que es invertir en la Argentina.

4–¿Cómo logró China dominar el mercado?

–Hace unos quince o veinte años, China elaboró su propia estrategia industrial. Decidió construir una cadena de suministro para numerosas industrias críticas, incluida la de la movilidad. Los chinos dijeron: “Queremos convertirnos en líderes mundiales en tecnología, producción y venta de vehículos eléctricos”. Y se dieron cuenta de que uno de los aspectos claves para lograr el dominio en cualquier sector es poseer el suministro. Entonces fueron a Australia, a la Argentina, a África, a todo el mundo, y extendieron grandes cheques a las empresas y de esa manera terminaron siendo dueños de la materia prima. Luego de asegurarse el recurso construyeron el resto de la cadena de suministro. Así que yo diría que China, en términos de estrategia o desarrollo de su cadena de suministro de vehículos eléctricos, está al menos diez años adelantada al resto del mundo.

Un actor Clave

5–Menciona a América del Sur como un actor clave en el desarrollo de la industria, pero también es una región que presenta múltiples desafíos, como las constantes crisis económicas, la inestabilidad política, la corrupción y en algunos casos un fuerte discurso antiimperialista… ¿Cómo afecta esto las inversiones? ¿Y qué tan necesario es el capital extranjero para desarrollar la industria local?

–Creo que la Argentina, Chile y Brasil están en una posición muy envidiable porque tienen litio de primera categoría. Pero si quieren mantener el ritmo de la demanda, estas minas de litio tendrán que producir mucho más y tendrán que crecer en tamaño. Es muy importante entonces que los gobiernos federales y provinciales se den cuenta de esto y trabajen juntamente con las empresas extranjeras para establecer una vía y un marco claros en materia de impuestos y cánones. Sé, por ejemplo, que el gobierno de Jujuy está muy implicado en el desarrollo de proyectos de litio, y eso es bueno.

Pierde el país

Pero, una vez más, cuando el nacionalismo de los recursos va demasiado lejos, no son solo las empresas las que pierden. También pierden el gobierno y los ciudadanos de ese país, porque la inversión y la producción disminuyen cuando, por la incertidumbre política, no son económicamente atractivas. Y la inversión privada es absolutamente necesaria. De hecho, yo diría que la mayor parte de la inversión procederá de fuentes privadas. Por ejemplo, Livent, uno de los mayores productores de litio del mundo, lleva años trabajando en la provincia de Catamarca.

Lo ha hecho con éxito y tiene una gran relación de trabajo con todo el mundo, y por eso se está expandiendo. Lo hará predominantemente con capital privado. En otras palabras, no va a depender de la financiación del gobierno. Pero es necesario que el sector público y el sector privado trabajen muy estrechamente para asegurarse de que no solo se produce o construye un proyecto dentro del plazo y presupuesto estipulados, sino que se lo haga respetando los principios de gobernabilidad ambiental y social.

6–Muchas de las comunidades locales se han resistido a los proyectos mineros. Bolivia, como ya mencionó, es un claro ejemplo. ¿Cuál es el impacto medioambiental?, ¿y hacen bien en preocuparse?

–La producción de salmuera de litio es químicamente un proceso intensivo y tiene una huella muy grande debido a las piletas de salmuera, que pueden ser de un kilómetro cuadrado de tamaño. Pero se está investigando mucho para encontrar formas de minimizar el impacto medioambiental. La tecnología de extracción directa de litio (EDL) podría ser de gran ayuda, así como el reciclaje de baterías.

No intento pasar por alto o restar importancia a las preocupaciones locales sobre el uso del agua, el ruido y el polvo. Son todas preocupaciones absolutamente válidas, pero creo que la clave para la empresa en cuestión, incluso antes de poner una pala en el suelo, es construir una relación muy fuerte y de colaboración con la población local. Hay que ser muy claro sobre cuáles son las intenciones, cuántos puestos de trabajo se pretenden crear, qué se va a necesitar para poder hacerlo. Si no se tiene a la población local de su lado y alineada con la propia visión para construir una mina, nunca se va a hacer, independientemente del precio del litio y de lo lucrativo que pueda ser para todos los implicados.

Yo diría que Bolivia siempre ha sido el chico problemático de América del Sur. Todos sabemos que hay amplias reservas de litio en Bolivia, posiblemente las mayores reservas del mundo de salmuera. Debido a los temores de expropiación de activos o al nacionalismo de recursos, sin embargo, a la mayoría de las empresas occidentales, incluso a las japonesas y alemanas que intentaron trabajar en Bolivia, les resultó demasiado difícil.

7–Elon Musk es una figura controvertida, incluso el expresidente boliviano Evo Morales lo acusó “de financiar” el golpe de Estado en su contra. ¿Qué tan perjudicial puede ser para la industria?

–Efectivamente, es una figura muy poderosa y polarizante. Si él tuvo algo que ver con el golpe de Estado en Bolivia y si el objetivo final era conseguir litio a un precio más bajo, sin embargo, fracasó rotundamente. Yo diría que Tesla hoy en día está pagando más o menos lo mismo que cualquier otra empresa automotriz por el litio de grado batería. Ahora, si él es bueno o malo para la industria… diría que es bueno porque demostró que es posible fabricar vehículos eléctricos y generar plata. Pero, de nuevo, algunas de las cosas que dice… También habló de producir su propio litio en Nevada. Eso fue hace tres años y no volvimos a escuchar nada al respecto. A Musk no se lo puede ignorar, pero no estoy seguro de algunas de las afirmaciones que hace.

Fuente: La Nación