La suba de prepagas lleva a evaluar la migración a alternativas más económicas

La suba de prepagas lleva a evaluar la migración a alternativas más económicas

Bajan la categoría en los planes de salud que ofrecen a sus trabajadores y evalúan otras alternativas. El costo pasó del 17 al 30% del salario.

Los aumentos de las prepagas se empezaron a sentir también en las empresas. Si bien la baja de afiliados registrada de entre un 12% y 15% se da, sobre todo, en socios «voluntarios» o «directos puros» -que abonan el plan completo de su bolsillo, como jubilados, pensionados y trabajadores independientes-, los empleadores empezaron a rever este beneficio que le otorgan al personal como parte de su política de compensaciones por fuera del salario.

Es que, así como les pasa a los particulares, a las compañías les resulta cada vez más difícil sostener el pago de las coberturas de sus colaboradores desde que se des regularizó el sistema de la medicina privada a partir del DNU 70/2023 y los planes subieron hasta un 154% entre enero y abril.

Desde entonces, al 86% de los trabajadores, los aportes no les alcanzan para cubrir el costo del plan del que son beneficiarios, según una encuesta que hizo la consultora de recursos humanos Mercer entre 74 organizaciones. De ese porcentaje, el 92% de los empleadores -la mayoría multinacionales y empresas nacionales de primera línea- se hacen cargo de la diferencia. Ahora están recalculando.

Un relevamiento de Gestión Consultores expone la decisión de migrar a alternativas más económicas: mientras que en enero un 6% pensaba cambiar el plan ofrecido, ahora la proporción alcanza al 24%.

Además, mientras que para el 7% bajar la categoría de cobertura era una posibilidad en el arranque de año, esa opción se limita hoy a solo el 2%, por lo que la consultora de investigación enfatiza que esto implica el traslado hacia una de menor valor.

«Detectamos que las empresas están bajando el plan o cambiando la prepaga que les dan a sus empleados como beneficio, el más valorado por los profesionales y que actualmente es el más costoso», señaló en esa línea Paula Pía Ariet, economista y directora de la firma.

Esta búsqueda -especialmente en las de consumo masivo y servicios, las más golpeadas por la caída de las ventas y la inflación- tiene que ver con que el sector corporativo también sufrió incrementos que no tenía contemplados en octubre, cuando esbozó su presupuesto 2024. Para las empresas, este gasto representa entre un 5% y 10% de sus partidas.

Según los datos de Mercer, las compañías que pagan extra para que sus empleados tengan este beneficio tuvieron un ajuste del 59,21% en el primer trimestre y del 150% hasta abril. Sin embargo, por las diferencias de las subas entre las distintas prestadoras, hay casos en los que los incrementos llegaron al 172%.

Ni siquiera los propios acuerdos que negocian las empresas con las prepagas fueron suficientes para escaparles a los aumentos. El 89% logró una rebaja mínima (apenas de dos o tres puntos), ya que fueron «inflexibles», de acuerdo a un sondeo de la consultora WTW entre 441 compañías. En este escenario, al igual que lo reportado por Gestión Consultores, un 44% evalúa cambiar de prestadora.

A la par, se da otra situación que complica a las organizaciones: empleados que habían renunciado a este beneficio ahora quieren volver a tenerlo porque no pueden afrontar el pago de la cobertura que eligieron mantener por su cuenta.

El pedido se enmarca en el costo de la prepaga sobre el salario: pasó de representar del 17% del sueldo a un 30%, apuntó Nadin Argañaraz, presidente del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). De aplicarse la orden del Gobierno de retrotraer los precios a diciembre, se pasaría de un 17% a entre 19% y 22%. «Las empresas tratarán de incluirlos como herramienta de atracción y retención del talento, dice Stella Maris Sanyan, directora del Área de Salud de WTW. Agregó que funciona como derecho adquirido.

Datos CAME

La industria pyme volvió a caer en marzo y acumula una baja de 19%

En marzo, la actividad del sector manufacturero pyme registró una caída anual del 11,9%, experimentando así un nuevo descenso. A su vez, en el primer trimestre del año, la producción industrial acumuló una baja del 19,1% en comparación con el mismo período de 2023. Los datos son re CAME, la cámara que las nuclea.

Hubo un retroceso del 3,4% en la comparación mensual desestacionalizada.

Las empresas relevadas operaron en marzo con 70% de su capacidad instalada, mostrando una caída de 0,8 puntos porcentuales frente a febrero. Hay sectores con niveles altos de stock que se debaten entre seguir produciendo para no cortar el proceso y tener que cesantear personal o frenar.

Eso sí destacaron que los precios estuvieron más estables.

Fuente: Clarín