La crisis fiscal postergaría la rebaja de impuestos

La crisis fiscal postergaría la rebaja de impuestos

La promesa quedó limitada por el desequilibrio fiscal

“Una reforma tributaria que empuje una baja de impuestos” y que vayaacompañadaporlareducción del gasto es una premisa que había sido incluida en la plataforma de La Libertad Avanza. Sin embargo, tras las repetidas advertencias del presidente electo, Javier Milei, respecto de que “no hay plata”, economistas y tributaristas señalan que el alivio para los contribuyentes deberá esperar.

Los expertos en el tema señalan que, en primer lugar, los cambios deberían referirse a las cargas más distorsivas, como Ingresos Brutos y el impuesto a los movimientos bancarios.

En la plataforma presentada en su momento por La Libertad Avanza ante la Justicia Electoral se propone una reforma integral que, en una primera etapa, “implica un fuerte recorte del gasto público del Estado y una reforma tributaria que empuje una baja de los impuestos”. Sin embargo, las últimas declaraciones del presidente electo Javier Milei para advertir que “no hay plata” y también los cambios recientes en IVA y Ganancias hacen pensar a economistas y tributaristas que no se van a bajar impuestos inmediatamente, sino que avanzar en ese sentido será algo de segunda generación. Más allá de esto, los analistas apuntan a una serie de cargas –de jurisdicción tanto nacional, como provincial y municipal– que creen que deberían ser eliminadas, como Ingresos Brutos, derechos de exportación, el impuesto al cheque, el de sellos y el PAIS, entre otras.

“Cualquier tema de rebaja tributaria queda subordinado. Además, ya tiene bajas como la de Ganancias, que tiene que ver cómo la compensará, porque cuando hacen las cuentas del ajuste fiscal no aparece considerado eso. Debería reformar Ganancias y eliminar otros impuestos, pero no ahora”, opina el economista de consultora Ledesma Gabriel Caamaño.

Simplificar la estructura tributaria

En tanto, Santiago Manoukian, jefe de Research de Ecolatina, agrega que, según su visión, el objetivo de la baja del déficit fiscal va a concentrarse en una reducción drástica del gasto, mientras que se pospondría la reducción de impuestos para una segunda etapa.

Eventualmente, considera, se irá intentando simplificar la estructura tributaria, aunque eso no redundaría inicialmente en una baja en la presión impositiva agregada de la economía. “Por esa razón, no estamos viendo que se avance rápidamente como fue en su momento con Mauricio Macri en una disminución de las retenciones, sino, eventualmente, en algo progresivo, como estuvo señalando el referente del agro de Milei, Fernando Vilella.

Porque, justamente, la restricción al principio va a estar en que, como la actividad económica, según creemos, va a sufrir una fuerte caída el año que viene, eso va a quitar recursos por el lado de la base imponible asociada al nivel de actividad. Y eso también va a dificultar el ajuste fiscal que se quiere realizar y la búsqueda por llegar al equilibrio”, explicó.

En igual sentido, el CEO de SDC Asesores Tributarios, Sebastián Domínguez, sostiene que “el déficit fiscal tiene que bajar por el ascensor y los impuestos por la escalera”. Y agregó que el gobierno [entrante] debería generar estabilidad y seguridad jurídica y comprometerse a que los impuestos no van a aumentar y a que, en cambio, haya una baja en el mediano y largo plazo.

Según destaca César Litvin, CEO del estudio Lisicki, Litvin & Asociados, actualmente hay 148 cargas fiscales vigentes entre las nacionales, las provinciales y las municipales. Y solo con 10 de ellas se recauda el 91% de los ingresos para el Estado.

Cambios recomendados

“Ahí hay mucho para trabajar, básicamente con las tasas municipales que se han desvirtuado. En algunos casos, básicamente las tasas de seguridad e higiene que cobran muchos municipios son verdaderos impuestos que se disfrazan de tasas. ¿Por qué? Porque no se mide el costo prestacional del servicio que brindan, sino que se cobran en función de ventas, en función de ingresos, con lo cual se está distorsionando el concepto jurídico de lo que es una tasa, que tiene que estar valorizada por el costo de las contraprestaciones, y esto también afecta nuestra competitividad, porque genera una triplicación de impuestos”, apuntó el contador.

Otro impuesto que afecta a la competitividad, según Litvin, es Ingresos Brutos y el impuesto a las exportaciones o los derechos de exportación, ya que solo 12 países del tercer mundo tienen ese gravamen, que desalienta las ventas al exterior. Por último, juzgó que el tercer impuesto muy distorsivo es el impuesto al cheque, porque no mide la capacidad económica, que es lo que debería tener en cuenta cualquier impuesto, sino que mide transacciones y, además, atenta contra el control tributario, porque mucha gente, para evitar el impuesto, canaliza sus operaciones en efectivo, con lo cual se hace más difícil ejercer el control de la administración tributaria.

Más allá de estos tres impuestos, señaló al impuesto de sellos “de la edad media”, como uno de los que atentan contra la actividad, y a Bienes Personales, que, según su opinión, debería eliminarse o reducirse a una mínima expresión.

Por su parte, Domínguez apuntó también a la eliminación del impuesto PAIS, porque “se debe dejar de utilizar a los impuestos como herramientas de las políticas monetarias”. Con respecto al impuesto a las ganancias, afirmó que deberían reverse las tasas de imposición a las ganancias corporativas y reformar el esquema, en el caso de los ingresos de personas humanas, para darle la mayor progresividad posible. En el marco de ese objetivo, afirmó que la reforma instrumentada por decreto hace un mes, en plena campaña electoral, que tiene su continuidad en una ley ya votada para 2024, debería reverse.

Fuente: La Nación