Fuertes bajas en bonos y acciones. Economía, otra licitación de deuda

Fuertes bajas en bonos y acciones. Economía, otra licitación de deuda

Tras otra semana en caída libre, con salto del dólar y fuertes bajas en bonos y acciones, Alberto y Cristina se reunieron en Olivos y Batakis se fue a Washington. El mundo cambió: las commodities cayeron. El miércoles la Fed subirá la tasa y Economía, otra licitación de deuda.
Por Luis Varela

Tras la epidemia de Covid-19, la masiva emisión de moneda en todas partes para mantener los niveles de actividad, la invasión rusa a Ucrania, el potente brote inflacionario mayor en cuarenta y la creciente inestabilidad política en muchos países, los principales analistas de inversión del mundo advierten que el planeta va rumbo a un estancamiento, que puede devenir en una recesión.

Informes reservados para clientes de alto target plantearon que el riesgo para obtener la misma rentabilidad acaba de crecer más de tres veces.

Hasta antes de la pandemia, con niveles de inflación del orden del 1% anual a nivel global, se obtenía una renta promedio del 3,7% anual invirtiendo casi el 95% de la cartera en instrumentos de renta fija (bonos).

Calificación AAA

Mientras que ahora, con inflaciones en la zona del 9% anual, se puede obtener 11,2% de renta pero de manera mucho más diversificada: 40% en empresas con calificación AAA que pagan dividendos históricamente, 27% en bonos, 9% en acciones con buena calificación, 9% en inmuebles y 15% restante en posiciones alternativas.

Cuando los expertos reciben a sus clientes, la pregunta inicial que reciben los inversores es un interrogante inesperado, que deja en pausa a los que deben decidir: ¿qué posición quiere tomar usted, ser un inversor conservador, uno modelado o uno agresivo?

Las variables se están moviendo demasiado y como si el tablero del mundo se hubiera convertido en una sucesión de casillas o plataformas móviles, que suben y bajan de manera casi histérica, y los momentos de entrar o de salir de cada posición pueden ser cruciales a la hora de lograr lo que todo el mundo busca en este momento: mantener el valor del capital, con más prioridad a evitar pérdidas que a obtener ganancias.

El debate en Argentina

Este tipo de debates se realizan en todas partes. Incluso hubo rumores de fuentes muy confiables que detallan que estos análisis de subas y bajas generaron discusiones intensas nada menos que en el directorio del BCRA, cuyo presidente Miguel Angel Pesce (apuntado en su momento por Cristina Kirchner como uno de los «funcionarios que no funcionan»), se encontró con una novedad que hasta ahora no se había dado en 32 meses de gobierno de Alberto Fernández (el 66% de su mandato): comenzaron a hablar en público funcionarios de segunda línea, con voces disidentes, algo que hasta ahora muchas veces fue la antesala de un recambio.

Y habrá que ver qué surge del nuevo encuentro que tuvieron el sábado, en Olivos, Alberto y Cristina, y sobre todo qué consigue la ministra Silvina Batakis en su viaje a Washington, que va a ver a Kristalina Georgieva del FMI y la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen (si puede), ya que el vital encuentro programado entre el presidente Fernández con Joe Biden fue suspendido porque el titular de la Casa Blanca está con Covid.

Debajo de toda esa incertidumbre que vienen demostrando los que mueven las clavijas, hubo decenas de rumores. Se decía, entre muchas otras cosas (tras el nuevo cepo al dólar con limitaciones a la compra de Cedear y de criptomonedas), que se puede acentuar el desdoblamiento cambiario, se discute una ventana con mejor tipo de cambio para los exportadores agropecuarios y una suba en la tasa de interés, muy resistidas por Pesce.

«Hay que pasar el invierno».

Y en general lo que prima en Reconquista 266 es algo muy parecido a lo que dijo Alvaro Alsogaray, en 1959, cuando afirmó.

Esencialmente, de manera muy sintética, puede decirse que en el juego de trebejos de las casillas que suben y bajan, en el Banco Central piensan que la pérdida de reservas actual, con récord de importaciones y déficit comercial, obedece a las compras de gas que durarán un mes y medio más, y que a partir de septiembre los productores agropecuarios se verán obligados a liquidar divisas, las que guardaron y las que les lleguen por la nueva cosecha.

La notoria escasez de dólares hizo subir al blue $143 en catorce semanas, de $195 a $338, con una diferencia del 73%, lo que paga la tasa de los plazos fijos en más de quince meses. Tanto que llegan a especular que después de este chubasco pasará algo parecido a lo que ocurrió entre octubre de 2020 y abril de 2021 cuando el dólar bajó de $195 a $139, con una caída del 28,7%.

Pero, claro, estas hipótesis de algunos directores del Banco Central encontraron voces muy diferentes en medio de ese debate, con funcionarios advirtiendo que las proyecciones que están haciendo son castillos en el aire, ya que el «viento de cola» que venía teniendo Argentina y América Latina hasta hace unos meses se está transformando en un «viento de frente».

¿A qué se refieren estas voces?

Simple, las commodities (principales bienes de exportación de nuestra región) que habían volado entre 2020 y principios de junio último, a máximos en diez años, se acaba de dar vuelta por completo.

Y los números concretos lo dicen todo: el petróleo se desplomó de US$ 125 a US$ 95 por barril, con un descenso del 24% en siete semanas. Los metales básicos (insumos de las industrias) se hicieron puré: el cobre cae 30%, el aluminio pierde 35% y el níquel se hunde 40%. Y a los granos, vitales para Argentina, no les fue mucho mejor: en apenas seis semanas la soja acusa una caída del 19%, el maíz se hunde 31% y el trigo se desploma 44%. En buena medida el baile de todos estos precios se mueve con el minué de Vladimir Putin: arregló con Volodimir Zelenski que liberarían la venta de granos vía Turquía el jueves, y el viernes bombardeó Odesa, el principal puerto por donde tendrían que salir todos esos productos.

Las bolsas para arriba

Lo concreto es que las fuertes bajas del petróleo, los metales básicos y los granos supone que la inflación mundial puede apagarse en unos meses, y eso hace suponer que el miércoles próximo, en su reunión mensual, la Reserva Federal se inclinará por subir su tasa base en «sólo» 75 puntos básicos, contra 1 punto porcentual con el que se especulaba hasta hace pocas ruedas.

Eso determinó fiesta para los especuladores bursátiles, que volvieron a lanzarse, con gran rotación, a la compra de acciones, por lo que los índices bursátiles del mundo sonrieron: la semana pasada Tokio subió 4,2%, el Nasdaq en Nueva York avanzó 3,3%, Frankfurt mejoró 3%, la Bolsa de San Pablo y la de Santiago de Chile treparon 2,5% cada una, el Dow Jones de Wall Street sumó 2%, Madrid 1,3% y México 0,4%.

Pero todo es muy inestable, y eso se ve en las clásicas posiciones refugio: el Bitcoin (con inversores huyendo y ocultándose) recuperó más del 20%, mientras que el oro y la plata se siguen agachando frente a las tasas de la Fed, ya que el metal amarillo pierde 4,4% en julio y la onza de plata cae nada menos que 8,4%.

Standalone

Por supuesto, Argentina es otra cosa, siempre está en otra dimensión, cada vez más desconocida, tanto que nos están por pasar de la calificación «standalone» a «nebulosa». La violenta suba del dólar está arrastrando una situación frenética en los precios: hay carteles de «no hay stock» en los mayoristas, muchos minoristas no saben qué precios poner.

En general crecen los desabastecimientos y, si aplican multas o cierran comercios, la cantidad de empresas en la cuerda floja crecerá, los centros de venta serán menos, y eso impactará todavía más en la inflación.

Con eso, los bonos argentinos cayeron otro 3,5% en la semana, el riesgo país ya roza los 3.000 puntos básicos y lo que verdaderamente da «un paso al más allá» es el resultado imaginario de la Bolsa porteña: en el balance semanal el índice Merval subió 9,2% medido en pesos pero bajó 5,3% medido en dólares.

La crisis cambiaria está empezando a mostrar movimientos en los bancos. Desde que se fue Martín Guzmán el 2 de julio, se estaban retirando de las entidades depósitos por unos US$ 40 millones por día, pero en las últimas jornadas esas cantidades se multiplicaron.

La información oficial del BCRA muestra datos hasta el miércoles pero estudios privados afirman que en este proceso se retiraron unos US$ 900 millones, cerca del 5% del stock total.

Dólares y pesos

Esto refleja que de la inquietud se está pasando al miedo, no hay pánico, si llega a aparecer y la gente quiere retirar los dólares y los pesos, el Banco Central no está en condiciones de devolver los más $8 billones que debe en Leliq porque de una situación de alta inflación como la actual, pasaríamos a otro escenario.

Una nueva licitación
Y eso no es todo: el miércoles próximo la ministra Batakis debe enfrentar un duro examen local con una nueva licitación de bonos en pesos que tienen vencimiento inminente: heredados de Guzmán (¿dónde estará ahora es discípulo del Nobel Stiglitz) la ministra de Economía debe conseguir $310.000 millones, y luego deberá obtener otros $610.000 millones en agosto y más de $1 billón en septiembre. Y el mercado de deuda en pesos se rompió: no hay inversores dispuestos a prestarle fondos a Batakis, ni con CER, ni con dollar linked, ni de largo, ni de corto, la situación está en extremo inestable, impredecible.

Fuente: El Economista