Economistas coinciden en que el déficit fiscal y la asistencia del BCRA aceleran la inflación

Economistas coinciden en que el déficit fiscal y la asistencia del BCRA aceleran la inflación

En un contexto de fuerte inercia, coinciden en que el déficit fiscal y la asistencia del BCRA empujaron la aceleración de los precios de los últimos meses

Para el presidente Alberto Fernández, en la Argentina «hay diablos que hacen subir los precios».

Esa sería una de las razones que explican por qué el país registró en febrero una inflación del 52,3% interanual (4,7% mensual) que puso en alerta al Gobierno y lo llevó a lanzar una «guerra contra la inflación».

No obstante, el problema dista de ser nuevo: en los últimos 100 años, la tasa de inflación promedio fue del 105% anual. El máximo histórico fue de 3079% en 1989, según cifras de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC).

Fue cuando el viceministro de Economía de Raúl Alfonsín, Adolfo Canitrot, recitó la frase célebre: «Para bajar la inflación soy monetarista, estructuralista y todo lo que sea necesario; y si hay que recurrir a la macumba, también».

¿Hay «diablos» dando vueltas en la Argentina que condenan al país a una inflación de dos dígitos?.

Para Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, lo primero que se tiene que mirar cuando los precios se disparan es si hay una emisión de dinero por encima de lo que la economía necesita.

«En un proceso inflacionario tenés muchos precios que suben a un ritmo fuerte durante bastante tiempo.

En el caso argentino, a una tasa muy loca, del 40-50% por año. Entonces, si es algo que dura mucho en el tiempo, se tiene que encontrar una causa que sea duradera para generar esa dinámica. A la larga, todo converge en la emisión monetaria, el resto es complementario. Esto se explica por el déficit fiscal, que genera la necesidad de emitir todo el tiempo», argumentó.

Según Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, para buscar los orígenes de la inflación actual hay que remontarse al período de recuperación tras la convertibilidad.

Entonces, los precios empezaron a acelerarse, pero «no se le prestó atención» e incluso «se ocultó».
«Eso dio un cambio en la conducta de la gente que se acostumbra a que los precios suban, pero cuando se está a esos niveles, si se sigue sin atacar el proceso inflacionario, se genera cierta inercia.

El último impulso fue la emisión por la pandemia; fue algo distinto, porque se duplicó la cantidad de dinero que había en la economía, cuando la relación dinero-precios es innegable, por lo menos en el mediano plazo», completó.

En 2020, la asistencia monetaria al Tesoro equivalió al 7,3% del PBI, mientras que el año pasado se redujo a un 3,7%. De cara al futuro, la letra chica del acuerdo con el FMI exige un freno a la maquinita.

¿Por qué es tan difícil luchar contra la inflación?

«Porque se debería achicar el déficit fiscal para detener la emisión. Pero en gobiernos como el actual, su esquema es inflacionario porque su eje es repartir plata desde el Estado», dice Tiscornia.

«Porque se generalizaron los mecanismos de supervivencia y preservación del poder adquisitivo.

Con el nivel de desorden que hay, es lógico que algunos quieran cubrirse subiendo precios preventivamente, aún más cuando desde el Gobierno dicen que va a tomar medidas, pero no cuáles, lo que causa más incertidumbre», dice Lorenzo.

No es la primera vez que el kirchnerismo hace recaer la culpa de la inflación sobre los empresarios.
Cristina Fernández en 2011 aseguraba que «los precios no los ponen el Gobierno ni los trabajadores, sino que los fijan los empresarios y los grandes monopolios». Alberto Fernández volvió a ese argumento.

«Hay una inflación autoconstruida que tiene que ver con el modo en que se concentra la producción de alimentos. Hay que llamarlos a la reflexión para que entiendan que el hecho de que tengan una especie de oligopolio no los autoriza a subir precios», afirmó.

Frente al fenómeno, el Ejecutivo se esmera en fijar nuevos controles, recurso también utilizado en otras ocho presidencias. Según Cosultatio Investment, ninguno de esos programas fue efectivo: tres «empeoraron sustancialmente» la inflación (el Rodrigazo, el más emblemático), y otros tres fueron «insuficientes». Únicamente dos controles de precios fueron efectivos, pero para eso tuvieron que ser acompañados por un plan integral.

El de Krieger Vasena (1967- 1970), que instauró un control de precios luego de realizar una devaluación del 40%. Y en el segundo mandato de Perón (1951-1955), cuando el congelamiento se acompañó de una contracción de la base monetaria, reducción del déficit fiscal y suba de tasas de interés.

Guido Lorenzo Dir. ejecutivo De LcG «Con el nivel de desorden que hay es lógico que algunos quieran cubrirse subiendo precios»

Camilo Tiscornia Dir. c&t Asesores económicos «En gobiernos como el actual, el esquema es inflacionario porque su eje es repartir plata»

Fuente: LaNación