Una mirada a lo que pasó y lo que viene en el plano local e internacional

Una mirada a lo que pasó y lo que viene en el plano local e internacional

El panorama global empeoró. A la alta inflación ahora se suman la inestabilidad del sistema financiero americano y la amenaza de una nueva crisis financiera global. La buena noticia es que la actividad crece y la tasa de desocupación está en niveles históricamente bajos, lo que permite un mejor manejo de las decisiones de política económica.

En este contexto, los activos más seguros como los bonos del Tesoro, el oro y las acciones de los sectores defensivos fueron los ganadores, mientras que los sectores asociados al ciclo económico fueron los principales perdedores, en especial los bancos.

Sin hacer ruido, las acciones tecnológicas festejaron la caída de las tasas de interés y la expectativa de una política monetaria menos restrictiva y anotaron fuertes subas. Aunque la volatilidad y la incertidumbre dificultan la mirada hacia adelante, seguimos proyectando un soft landing de la economía global aunque con más inflación, menor crecimiento y tasas de interés más bajas de lo que esperábamos la semana pasada.

Además de las novedades que sigan apareciendo en cuanto a la caída de bancos, lo más importante de esta semana pasará el miércoles 22 cuando la Fed decida los cambios en cuanto a la tasa de referencia y brinde su pronóstico para los próximos meses. Aunque las probabilidades fueron variando –ganó espacio la expectativa de no mover las tasas y se eliminó la chance de un ajuste de 50 pb– esperamos un alza de 25 pb en la tasa de referencia.

La semana había arrancado con expectativas por la rápida intervención de la Fed y del gobierno americano para contener la preocupación de los inversores en cuanto a la salud del sistema financiero. A eso se sumaba la incertidumbre respecto a la publicación del dato de inflación de febrero.

Con este marco, la semana fue muy volátil para los mercados financieros y se generó un nuevo mapa de ganadores y perdedores. En cuanto a la inflación, el IPC de febrero estuvo en línea con las expectativas del mercado al marcar un alza general de 0,4% m/m y 6,0% i.a., la menor suba interanual desde septiembre de 2021, aunque el IPC core mostró una mayor resistencia a la baja debido al alza de los precios de los servicios y marcó una suba de 0,5% m/m. Esto pone en evidencia que la batalla por bajar la inflación aún no terminó y le suma presión a la Fed.

Pero esto pasó y lo urgente primó por sobre lo importante:

Para asegurar la liquidez del sistema financiero americano, la Fed inyectó en apenas una semana más de USD 300.000 M, borrando todo el ajuste de balance que venía realizando desde el año pasado. Así, continuaron reduciendo los rendimientos de los bonos del Tesoro, que retrocedieron a los niveles de principios de año. El flight to quality siguió favoreciendo a los bonos del Tesoro que en la semana subieron 1,6% seguidos por los bonos corporativos de alta calidad que ganaron 1,1% mientras que el resto de la renta fija operó a la baja, especialmente los emergentes que cayeron 0,9%.

Por el lado de las acciones, el comportamiento fue heterogéneo: si bien el S&P cerró la semana con un alza de 1,1%, impulsado por las acciones tecnológicas, de comunicación y de consumo discrecional que aprovecharon el contexto de tasas de interés más bajas y subieron 5%, las acciones energéticas y del sistema financiero fueron las grandes perdedoras al marcar una caída de más de 6%. A nivel global, la inestabilidad del sistema financiero americano se trasladó a Europa con la tensión sobre el Credit Suisse, uno de los principales bancos del viejo continente.

Local

En el mercado local volvimos a tener una semana negativa en la que se conjugaron factores externos e internos. Entre los primeros, el flight to quality siguió golpeando a los bonos emergentes y a los de mayor calidad con más énfasis. Al mismo tiempo, cayeron los precios de los commodities en general y Brasil confirmó una súper cosecha de soja que presionó a la baja al precio de la oleaginosa. En el plano local, los pronósticos de la cosecha se volvieron a ajustar a la baja, agravando aún más el faltante de dólares.

A este panorama, se sumó la aceleración en la suba de precios. El BCRA ajustó la tasa en 300 pb hasta 113% pero parece insuficiente para ganarle a la inflación. Además, siguió vendiendo divisas, no modificó el ritmo de devaluación del dólar oficial y la brecha cambiaria volvió a subir a casi el 100%. Con este marco de fondo, los bonos soberanos volvieron a caer, el riesgo país se acercó a los 2.400 pb y el Merval volvió a tener una semana de ajuste, mientras que los bonos en pesos operaron al alza de la mano de los ajustables por inflación y tipo de cambio. La clave de esta semana pasará por las intervenciones del BCRA en el mercado cambiario –acumula ventas por USD 850 M–, al tiempo que se conocerán el resultado fiscal y de intercambio comercial de febrero.

La inflación no da tregua. El IPC de febrero subió 6,6% respecto a enero y acumuló un alza de 102% respecto a un año atrás. El dato superó las expectativas del mercado que apuntaba a un incremento de 6,1% m/m, en tanto que se destacó el fuerte incremento de 7,7% m/m en el IPC Core, principalmente explicado por el precio de la carne que subió 21% m/m. Las perspectivas para marzo no mejoran y apuntamos a un alza en torno al 7%. En este contexto, el BCRA ajustó la tasa de interés de referencia en 300 pb hasta 78% de TNA (113% TEA), al igual que las tasas mínimas para plazo fijo que pasaron a 69,5% para las empresas y 78% para los depósitos hasta $10 M. Al mismo tiempo, el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial se mantuvo en 5,6% mensual.

Nuevas estimaciones de cosecha

El mal humor empeoró dadas las nuevas estimaciones de cosecha que se ajustaron a la baja previendo ahora una producción sojera en torno a 25 millones de toneladas y 36 millones de toneladas de maíz, lo que implica una caída de USD 20.000 M en las exportaciones del agro y una baja de USD 7.000 M en la recaudación por retenciones. En el mercado cambiario, si bien el agro liquidó un poco más que la semana previa (USD 60 M vs USD 50 M diarios), el alza de la demanda por pagos de importaciones de energía y de las provincias hicieron que el BCRA finalice la semana con ventas netas por USD 554 M. Esto derivó en una caída de USD 544 M en las reservas internacionales que cerraron la semana con un stock bruto de USD 37.665 M y netas en torno a USD 3.200 M. 

En este contexto, los activos locales volvieron a tener una semana negativa. Los dólares financieros siguieron demandados con subas en torno al 2%, por lo que la brecha cambiaria se amplió al 91% para el caso del MEP y del 98% para el CCL. Los bonos soberanos en moneda extranjera cayeron 3% en promedio y el riesgo país subió hasta 2.382 pb, mientras que el Merval cayó 7,7% en dólares y cerró en USD 547. La curva de pesos subió en todos los segmentos y se destacaron las Lecer, con un alza promedio de 3,0%, los Dollar Linked y Duales, que subieron 2,3% y 3,7%, respectivamente, y más atrás quedaron los Boncer con un alza promedio de 1,5%.

Lo que viene

Internacional

La atención de esta semana seguirá puesta en la evolución de la crisis en los bancos en EE.UU. y en Europa. De hecho se espera que el USB compre las acciones del Credit Suisse. Sin dudas, el gran evento será lo que ocurra el 22 cuando la Fed defina el movimiento en la tasa de referencia. Al igual que el mercado, esperamos un alza de 25 bp. En la última semana se eliminó la probabilidad de un ajuste de 50 bp y subieron las chances al 40% de que la Fed no mueva las tasas.

Local

Será una semana cargada de datos económicos. Se publicará el resultado fiscal del sector público nacional correspondiente a febrero en el que esperamos una importante caída de los ingresos por la baja de retenciones, lo que habría generado un alza del déficit. También se publicará el resultado de la balanza comercial de febrero. En este caso las miradas estarán puestas en la baja de las exportaciones agrícolas y la evolución de las importaciones, que vienen a la baja debido a los mayores controles para compras externas y a la caída del nivel de actividad.

Fuente: Cohen