Tetaz: ¿Los mercados anticipan el futuro, o lo causan?

Tetaz: ¿Los mercados anticipan el futuro, o lo causan?

Los mercados, explica siempre el gran Claudio Zucho, reaccionan a la sorpresa o, para ponerlo en términos de Soros, permiten ganar dinero descontando lo obvio y apostando a lo inesperado.

Por Martin Tetaz

Por eso en las semanas anteriores manifesté mi preocupación con el excesivo entusiasmo que veía respecto del repunte electoral del oficialismo.

Finanzas
Tetaz: ¿Los mercados anticipan el futuro, o lo causan?. Los mercados reaccionan a la sorpresa, permiten ganar dinero descontando lo obvio y apostando a lo inesperado.

Cuando la economía, en diciembre pasado, tocó fondo, había consenso en los analistas respecto de que la recuperación iría de menor a mayor, con el turismo interno ayudando a quebrar la tendencia, el campo tomando la posta y terminando técnicamente con la recesión en el segundo trimestre y el consumo empujando la recuperación a partir del tercer trimestre, en la medida que se combinara la baja de la inflación con el ingreso de las cuotas paritarias y los aumentos que la formula de movilidad disponía en jubilaciones y asignaciones.

Esta anatomía de la recuperación estuvo a punto de naufragar en marzo, cuando se aceleró la inflación y se disparó el dólar. Si los precios siguen frenando y el dólar no se vuelve loco, el efecto de aquel rebrote habrá sido el de correr tres meses el escenario, demorando la recuperación del consumo.

A los fines electorales, si se tomaba el pulso de la economía en mayo, costaba encontrar signos vitales que permitieran pensar que el oficialismo tenía alguna chance. El índice de confianza del consumidor que elabora la UTDT estaba en 36 puntos, un nivel similar a mediados del 2001 o principios del 2014.

Quedaba claro entonces que si existía alguna posibilidad esa se iría edificando mes a mes, de menor a mayor. A juzgar por la economía, Cambiemos no tenía ninguna forma de ganar en las PASO y difícilmente podía evitar la derrota en octubre; si había algún escenario donde la reelección fuera factible, recién se vería en el ballotage.

Pero las cosas empezaron a cambiar en junio; el “efecto Pichetto” se combinó con una primavera de ingreso de capitales en emergentes, el dólar retrocedió, la inflación siguió bajando y las encuestas empezaron a traducir eso en un notable repunte de Macri.

Mientras escribo esto Management & Fit, Giacobbe, Opinaia y Synopsis tienen solo 2% de diferencia a favor de los Fernández. El repunte también se reflejó en el índice de confianza de los consumidores que trepó 11% en junio y casi 9% en julio.

Sin embargo, el excesivo entusiasmo puede arruinar los planes del oficialismo si el resultado de agosto, aún siendo compatible con la hipótesis “de menor a mayor”, muestra una diferencia mas grande, porque como también decía el magnate húngaro, “los mercados tienen una forma bastante segura de adivinar el futuro; lo causan”.

En los fenómenos estrictamente aleatorios, los errores de interpretación no tienen ningún efecto. Si usted camina por las mesas del casino flotante de Puerto Madero, encontrará gente diciendo que “después de haber salido 5 negros seguidos, ahora le toca a los colorados”, al tiempo que otros están seguros de que esa sucesión de negros indica que están de racha y que por lo tanto hay que seguir apostando por ellos.

La ruleta, se sabe, no tiene memoria y por lo tanto lo mismo da cuanta fuerza haga la gente. Pero los mercados financieros son otra historia, porque si todos piensan que un mal resultado electoral disparará el dólar, acabarán confirmando la profecía.

La verdad, me sentía mucho más cómodo con una dolarización gradual de carteras que le pusiera algo de presión al dólar en la previa de las PASO, pinchando un poco el optimismo oficialista, para reducir las posibilidades de que un resultado mas abultado coordinara la salida el 12 de agosto.

Pero lo que pasó fue otra cosa, porque las expectativas de inflación continúan bajando en la población y las encuestas siguen mejorando para el gobierno. Lo que ocurrió esta semana es que al salto de $1 en el dólar de la semana anterior, por causas internas, se sumó el efecto de la desilusión por la baja testimonial de tasas de solo 0,25 puntos que dispuso la FED el miércoles, en conjunción con los datos del mercado de trabajo americano que confirmaron la creación de 164.000 empleos en junio y la suba de 3,2% en los salarios, por encima de las expectativas.

El mercado venía descontando una baja mayor en las tasas y la posibilidad de que los recortes continuaran en las próximas reuniones de 2019, pero Powell les pincho el globo y declaró que la baja no constituía un punto de inflexión en la estrategia de absorción de liquidez de la entidad. Por esta razón la bolsa norteamericana tuvo la peor semana del 2019 (cayó 2,4%).

En Brasil, por ejemplo, el dólar subió 2,8%, exactamente el mismo porcentaje que trepó en Argentina. Es cierto, que en el país vecino vino acompañado de una baja en las tasas de interés de 0,5 puntos que sorprendió al mercado que solo esperaba un recorte de 0,25. En contraste en nuestro país la tasa de referencia de la política monetaria subió 140 puntos básicos y el riesgo país trepó a 832

Entramos esta semana en la cuenta regresiva. Si mercado corrige sus perspectivas electorales y se prepara para un resultado peor, el escenario “de menor a mayor” tiene posibilidades. Pero si no lo hace habrá que cruzar los dedos para que la diferencia del 11 de agosto no sea demasiado grande, puesto que hay un riesgo para nada despreciable de que la reacción del mercado en la semana siguiente terminé “adivinando el resultado de octubre”.