Tanto ahorristas como inversores se dolarizaron, el MEP y el Blue saltaron

Tanto ahorristas como inversores se dolarizaron, el MEP y el Blue saltaron

Mientras todos mastican el debate de anoche, ahora -a apenas seis días del balotaje- la economía argentina está sufriendo otro pulso en el que la inflación se está acelerando nuevamente: alquileres y expensas se duplican, hay una ola de atrasos en los pagos, y nadie sabe cómo terminará eso. Hay varios barrios porteños en los que no hay ningún departamento ofrecido para alquilar, la nueva ley es una trampa.

Y ante eso, como la actual tasa de interés es otra vez negativa, vuelven a ceder los depósitos en pesos, por lo que los ahorristas e inversores con resto se dolarizan. A lo largo de la semana pasada, en el mercado cambiario local el dólar MEP pegó un brinco del 4,5%, el blue saltó 3,8% y el contado con liquidación subió 1%. Y la corrida fue tan significativa que Massa ordenó que vuelvan las razias a la city.

Las advertencias de Powell

Esto sucede mientras que -a pesar de las advertencias del titular de la Fed, Jerome Powell, sobre que no puede descartarse otra suba de 25 puntos básicos en su tasa clave, se siguieron aplacando las tasas largas de EE.UU..

El viernes se pagó 5,4% anual a 1 año de plazo, 4,6% a 5 años, 4,6% a 10 años y 4,7% a 30 años. Y a pesar de ese menor premio, el súper dólar global resiste: la semana pasada subió 4,3% en Chile, 1,5% en Japón, 1,3% contra la libra, 1% en México, 0,4% contra el euro y el franco suizo y 0,2% en Brasil. Sólo bajó 0,2% en China, que busca hacer pie para que la fuga de capitales no siga castigándola.

Mientras tanto, los bonos argentinos, con precios basura, se arrastran por el fondo del foso de precios de default y la semana pasada lograron subir 1,7%, por lo que el riesgo país terminó a 2.475 puntos básicos, lateralizando desde hace meses, sin bajar de la estratósfera.

Y a nivel papeles privados, los inversores siguen sin creer la dureza de Powell, y las Bolsas mundiales resisten: la semana pasada el tecnológico Nasdaq de NY subió 2,4%, San Pablo avanzó 2%, Tokio 1,9%, Madrid 0,8%, el industrial Dow Jones de NY 0,7%, Frankfurt 0,3% y México 0,1%, con Santiago de Chile finalizando sin cambios.

Los balances castigados

En la Bolsa de Buenos Aires, mientras tanto, se sigue viviendo una ilusión: el índice S&P Merval medido en pesos fue el mejor de todos, con una suba del 3,6%, pero medido en dólares fue el peor, con una baja del 0,2%. Y esto vino coronado por llegada de balances trimestrales decepcionantes.

Sin dudas, por su tamaño, el balance emergente de la Bolsa local fue el resultado entregado por la petrolera semi-estatal YPF, que sufrió una caída vertical en sus resultados.

Medido en dólares blue, en el tercer trimestre de este año ganó US$ 83,4 millones, nada menos que 89% menos que los US$ 734,7 millones ganados en julio-septiembre de 2022. Y en nueve meses de este año, YPF gana US$ 322 millones, 74% menos que los US$ 1.242,6 millones obtenidos en enero-septiembre de 2022. Hasta ahora, con números en detalle entraron los resultados de 40 compañías.

Medidos en dólares blue, si se compara lo obtenido en julio-septiembre de este año, se obtiene que cada empresa que cumplió a tiempo con la presentación del estado contable ganó US$ 23,8 millones, 8,3% más que los US$ 22 millones obtenidos en julio-septiembre de 2022. Pero en nueve meses de este año, en promedio, medidos en dólar blue, cada empresa de las 40 que presentaron sus números ganó este año US$ 54,3 millones, 22% menos que los US$ 69,6 millones de enero septiembre de 2022.

En todos estos resultados, por supuesto, hay un detalle muy minucioso en el que hay que pasar el restrillo, ya que hay empresas que pasaron de perder a ganar dinero, hay firmas que aumentaron ganancias, otras que achicaron ganancias, otras que achicaron pérdidas, otras que aumentaron pérdidas y lo peor de todo el espinel destaca a las compañías que pasaron de ganar a perder dinero.

El rumbo de las commodities

Esta más compleja situación de las empresas, orquestada por la política económica que viene aplicando el ministro candidato desde hace quince meses, se da con un contexto global en que la geopolítica está en gran tensión.

Hay perspectiva de desaceleración económica mundial en los principales bloques, y en medio de esa situación las commodities se bifurcan: los granos resisten (el hambre no tiene recesión), pero los metales básicos (insumos de las industrias) bajan hasta sus menores valores en casi 3 años, encendiendo las luces amarillas de los semáforos de la economía mundial.

En lo que va de este mes, la soja de Chicago sube 3,6%, la soja de Rosario avanza 2,3% y el maíz rosarino mejora 1,1%, pero luego es todo negativo: el cobre baja 1%, el aluminio pierde 1,2%, el trigo de Rosario achica 2,4%, el petróleo desciende 4,7%, el níquel cede 4,9% y el girasol santafesino se hunde 10,9%.

Y mientras granos y metales básicos se bifurcan, la desviación entre las posiciones refugio clásicas están mostrando una división todavía más grande:

Las criptomonedas brillan (el Bitcoin sube 7,9% en el mes), al tiempo que los metales preciosos ceden (porque la mayoría de estos valores está en poder de los grandes Bancos Centrales, y venden para afrontar el momento complejo) por lo que en noviembre el oro baja 2,5% y la onza de plata retrocede 2,8%. A nivel local, lo sabemos, todo está regido por la política, en un proceso que marcará en las próximas cuatro semanas un antes y después para las inversiones.

Más allá del debate de anoche, las encuestas están muy parejas y la incertidumbre es absoluta. Por lo que parece verse, buena parte de la población tomó conciencia, y cayeron en picada las reservaciones de hoteles por el feriado largo que contiene al domingo 19 del balotaje.

Un hecho favorable

Como elemente absolutamente positivo, llegaron más lluvias. No alcanzaron para beneficiar al trigo, que vendrá con cosecha flaca, pero el maíz y la soja están lanzados, ya que se está iniciando una gran siembra. En 2024, por esa vía, habrá más dólares, pero ante tanta incertidumbre, nadie sabe qué va a pasar.

Sea quien fuere el que gane el próximo domingo, a partir del 10 de diciembre cambia todo:

El nuevo Gobierno va a tener que acomodar el desastre de precios disociados, con tarifas aplastadas y sectores de la economía excesivamente protegidos. Ya sea Milei o ya sea Massa van a tener que tomar medidas antipáticas porque no hay más financiamiento, no hay más reservas.

Y los rojos son enormes. Hay deuda del Tesoro, en pesos de manera inminente y en dólares de forma lenta en 2024 pero muy grande desde 2025. Está también el agujero de las Leliq del BCRA más lo que se les debe a los importadores, y el juicio por la expropiación de YPF.

¿Qué medidas se tomarán para cubrir eso?

Hace tres décadas los pesos en los bancos eran equivalentes al 15% del PBI pero hoy por desconfianza esa proporción bajó al 3% del PIB, y esto quiere decir que un Plan Bonex no resolvería nada, podría ocurrir pero sería como querer tapar el sol con un dedo.

Por eso, los inversores de aquí, allá y todas partes le tienen alergia a los activos locales. Para el mundo, Argentina está directamente fuera de órbita. Y, a no engañarse, hasta ahora el FMI tuvo mucha paciencia para no ser culpado para influir en la elección.

Pero los técnicos de ese organismo, mirados con atención por el directorio que representa a 180 países, perdieron la paciencia: desde el 10 de diciembre, si hay un nuevo acuerdo con el nuevo Gobierno habrá revisiones trimestrales mucho más estrictas

Fuente: El Economista