Se acelera la devaluación del tipo de cambio oficial 

Se acelera la devaluación del tipo de cambio oficial 

Salvo los alimentos, la mayoría de los bienes importados subió más que el tipo de cambio oficial, dice un estudio.

Acelerar la devaluación del tipo de cambio oficial es uno de los reclamos centrales del FMI para acordar con el Gobierno. El equipo económico resiste por temor a una disparada de precios. Pero gran parte del mercado local, especialmente los productos importados, remarcan en función del dólares financieros (CCL o MEP) o el blue. Según un informe de la consultora Econviews, desde la renuncia de Martín Guzmán, algunos rubros registraron subas por encima del tipo de cambio oficial de casi 60%.

«El gráfico dice lo que muchos intuíamos: que los precios de mercado no siguen al tipo de cambio oficial», describe Andrés Borenstein, economista jefe de Econviews. En rigor, la evolución de los precios mayoristas de los importados (o que dependen de insumos ingresados desde el exterior) siguen una línea muy parecida a los dólares alternativos. La brecha de precios con el tipo de cambio oficial empezó en junio del año pasado, indica el estudio.

Según Econviews, los rubros que experimentan mayores diferencias con respecto al oficial son máquinas y aparatos eléctricos (56,7%), caucho y plásticos (46,5%), papel y productos de papel (45,9%), autos (39,2%), minerales no metálicos (38,5%) y químicos (36,7%), metales básicos (34%), indumentaria (32,7%). Alimentación es uno de los pocos segmentos que se mantiene alineado al tipo de cambio del Central, indica el estudio.

Una eventual devaluación

Con estos números a la vista, Borenstein interpreta que una eventual devaluación del dólar «no impactará tanto en la inflación», pero aclara que «sí le pegaría de lleno a los alimentos», un dato no menor. Es la categoría de consumo más transversal y los posibles aumentos castigan sobre todo a los sectores más vulnerables y de menores ingresos de la población.

«Otra lectura posible -añade Borensteines que los salarios ya sintieron el golpe de una devaluación, porque una parte del costo, al menos de los productos importados, ya se pagó». En todo caso, aclara el economista, «el salario sufriría menos de lo que suelen sufrir en las devaluaciones convencionales». Esto a pesar de que el Banco Central ajusta el tipo de cambio en forma gradual, lo que en la jerga se conoce como «crawling peg», pero casi siempre por debajo de la inflación promedio.

Los dólares del Central es uno de los bienes más baratos de la economía. Esto se puede explicar del siguiente modo. Desde el 3 de junio del año pasado (fecha en que los importados suben más que el tipo de cambio oficial) al 31 de mayo de este año, el dólar oficial pasó de $ 125 a $239, lo que representa una variación de 91%, contra una inflación de 103,5% en el mismo período

El BCRA intenta corregir esa distorsión: en junio, por ejemplo, el dólar subió 7,6% contra el 6% del costo de vida promedio.

Otro informe, en este caso de Eco Go, complementa el anterior. Datos de esta consultora indican que los precios mayoristas de los productos importados siguen más al dólar blue «y también a la inflación, porque las empresas tratan de evitar una pérdida de rentabilidad», explica Sebastián Menescaldi, su director asociado. Menescaldi dice que este fenómeno, como sucede en las épocas de cepo, es reconocer que «hay inflación en dólares».

Hay varios factores asociados que impulsan subas mayores al dólar oficial, pero el principal es la restricción para ingresar mercaderías desde el exterior y también para acceder a los dólares de las reservas para cancelar pagos. «Hay menos oferta y los importadores que pueden importar están protegidos por el cepo. Esto les permite fijar la cantidad y los precios de venta», dijo. Y agregó que, de este modo, «los importadores tienen un poder tremendo para poner el precio que quieran».

Hay menos oferta y los importadores que pueden importar están protegidos por el cepo.

Esto, en un contexto cruzado por los controles de precios y las SIRA (el trámite de rigor para poder importar), impacta de manera desigual en las empresas. «A grandes rasgos, las pymes están más cerca del blue y los grandes importadores, del oficial», dice. En teoría, sostienen los economistas, una eventual devaluación del peso -como reclama el FMI- no debería impactar en los alimentos. Pero sólo en teoría. «En una economía tan dolarizada como la nuestra, una devaluación derrama sobre todos los precios en forma horizontal», dice Ricardo Delgado, presidente de Analytica.

Sectores protegidos

Delgado sostiene que el ajuste de precios en paralelo con el blue y los dólares financieros viene desde hace tiempo. Mucho menos en alimentos y otros bienes que tienen algún tipo de competencia internacional, como insumos de aluminio y siderurgia. «En sectores más protegidos, como los textiles, la formación de precios sigue al dólar libre», comentó el economista a Clarín.

Matias de Luca, de LCG, coincide en que «todo lo que genera incertidumbre se traslada a una corrección de precios: el que tiene capital financiero va al dólar y el que tiene stock de mercadería, remarca».

Al igual que otros, este economista explica que “el cierre de importaciones genera un microclima de industrias protegidas. Entonces, los productos importados suben más porque hay poca oferta y porque los importadores desconocen varias cosas: si van a poder acceder a los dólares para importar y a qué precio. Es decir, no saben si al vender a determinado precio pierden capital, o no».

De Luca insiste en que “la menor oferta de bienes extranjeros otorga cierto poder de mercado a los comerciantes. Eso puede verse plasmado en los precios de la ropa que aumentan sistemáticamente por encima de la inflación general”.

Fuente: Clarín