Las metas con el FMI no están exentas de costos

Las metas con el FMI no están exentas de costos

En el acuerdo con el FMI, el Gobierno se comprometió a acumular reservas por US$ 5.800 millones en 2022. En principio, aparece como una meta cumplible, aunque no está exenta de costos, sobre todo dado el nuevo escenario internacional.

Por lo pronto, la refinanciación de los vencimientos con el FMI (y probablemente también con el Club de París) sumado al desembolso de fondos frescos del FMI y de otros organismos (US$ 7.400 millones y US$ 2.600 millones, respectivamente) hacen que el programa financiero en moneda extranjera del Gobierno Nacional cierre con un excedente de poco más de US$ 5.000 millones en 2022.

Sector privado

Así, el desafío se traslada a “regular” las transacciones del sector privado para garantizar lo que queda para el cumplimiento de la meta (US$ 800 millones). En este caso, la cuenta más relevante es la del balance comercial y dentro de ella, puntualmente la de combustibles, por haberse convertido en una amenaza para la meta. No obstante, esta última deberá tomarse prácticamente como exógena a partir del ajuste que están mostrando los precios internacionales del gas y GNL a partir del conflicto en Ucrania. Sobre el resto de las variables, y a fin de simplificar la exposición del análisis, hemos decidido suponer que sostienen el valor promedio de los últimos cuatro años (2018-2021).

En lo que respecta a la balanza comercial de combustibles nuestro escenario base asume importaciones por US$ 12.400 millones, 112% por superiores a las registradas en 2021. La demora en la contratación de los barcos regasificadores obligará a asumir un mayor gasto producto de la suba de precios (para nuestro escenario base asume un valor promedio de US$ 40 por MMBTU para el GNL importado). Es cierto que el alza de precios de la energía también impactará sobre exportaciones (sobre todo de petróleo crudo y carburante), pero tendrá un efecto más reducido sobre el total, por lo que esperamos un deterioro de casi US$ 3.000 millones en la Balanza comercial de combustibles, después del cuasi equilibrio alcanzado en 2021.

Así las cosas, y bajo el supuesto que de que el resto de las transacciones del sector privado mantienen la inercia previa, será necesario que la Balanza comercial del resto de bienes transados (por fuera de combustibles) alcance la suma de US$ 17.200 millones para cumplir la meta de reservas.

¿Qué implica un superávit de US$ 17.200 millones?

El nivel de las exportaciones será el que terminará definiendo el nivel de importaciones. En este sentido, entendemos que el BCRA relajará o intensificará los controles sobre esta variable poniendo foco en la meta de acumulación de reservas.

En base a esto, conviene tener presente que las exportaciones difícilmente puedan empatar en 2022 el récord (de los últimos 8 años) alcanzado en 2021: US$ 72.700 millones sin considerar combustibles. La sequía que afectó al centro y norte del país recortó las proyecciones de la cosecha gruesa, sobre todo las de soja y maíz, lo que redundará en menores volúmenes exportados (-10,8%). El alza de precios de los commodities a nivel mundial podrá compensar la baja de cantidades, pero entendemos que no será suficiente.

Sin embargo, aun siendo optimistas y proyectando exportaciones en niveles semejantes a los de 2021, el ajuste necesario en las importaciones será significativo: deberán totalizar US$ 55.500 millones. Esta suma implica una caída de 3% respecto a 2021, pero de 11% cuando se lo contrasta con el potencial de US$ 62.500 millones que deberían alcanzar en 2022 para sostener el nivel de actividad del cuarto trimestre de 2021.

Bajo este panorama, las importaciones deberán ajustar sensiblemente a la baja para, en un escenario optimista de exportaciones y dado el déficit exógeno en el comercio de combustibles, permitir cumplir con la meta de reservas. Y el ajuste de las importaciones tendrá como corolario directo un impacto sobre la actividad. Dada la elasticidad histórica de importaciones a PIB de 3, un ajuste semejante de las importaciones implicaría una contracción de 3,8% del PIB en 2022.

Exportaciones y déficit

Las tablas muestran la combinación de escenarios de exportaciones y déficits en la Balanza comercial energética y el impacto en términos de importaciones y crecimiento, considerando que las compras externas serán la variable de ajuste que tendrá el Gobierno para cumplir con el compromiso de acumulación de reservas acordado con el FMI.

La meta de reservas internacionales, si bien es cumplible, se constituye como la columna vertebral del programa. El tipo de cambio y la actividad se volverán endógenos a tal objetivo, y como consecuencia del primero, la inflación será también determinada por esta meta de recomposición de activos del BCRA.

El 2022 tiene un efecto negativo derivado del impacto de los mayores precios de la energía, pero un aspecto positivo es el saldo neto del FMI por US$ 6.500 millones, entre desembolsos y pagos de capital e intereses. Ya para el año 2023 esa cuenta estará balanceada y será a partir del saldo comercial que deberá ajustar el balance de pagos.

Por más que la meta de 2022 cierre gracias al juego de desembolsos netos del FMI, será importante empezar a calibrar el tipo de cambio para que la elasticidad del volumen exportado a tipo de cambio real empiece a perfilar un superávit para los años venideros, sino seremos dependientes de los vaivenes del escenario internacional, que es cada vez más incierto. Verbigracia conflicto en Europa y aceleración de la inflación internacional, entre otras cuestiones.

Fuente: El Economista