La semana en pocas palabras

En línea con lo esperado, los datos de precios minoristas de febrero conocidos esta semana capturaron un incremento en la tasa de inflación mensual, reflejo (principalmente) de los aumentos en las tarifas de los servicios públicos, aunque también incrementos en algunos bienes transables. A ello se sumó, además, el alza en los precios mayoristas que, al igual que en enero, volvió a reflejar el efecto de la depreciación del peso.
En este contexto, el Banco Central decidió mantener sin cambios la tasa de política monetaria, explicitando, a su vez, su intención de continuar con sus recientes intervenciones en el mercado de cambios, en la medida que esto resultara necesario para evitar que una depreciación mayor del peso interfiera con el proceso de desinflación en marcha.
En lo que hace a la dinámica de los precios minoristas, la variación del nivel general trepó al 2,4% mensual a nivel nacional, ubicándose 6 décimas por encima del dato de enero (1,8%). En febrero, incidieron las subas en precios regulados, que registraron un incremento de 4,8%, aportando poco más de 1 punto porcentual a la inflación del mes.
Se destacaron los aumentos en las tarifas de los servicios públicos (electricidad y transporte de pasajeros), a los que se sumaron otros en celulares, prepagas y naftas. Por otra parte, también se observó una aceleración en la inflación núcleo, que se situó en 2,1% (versus 1,5% en enero), en la que habría incidido tanto la depreciación del peso sobre los precios de algunos bienes transables (los alimentos se encarecieron 2,2%), como algún efecto de segunda ronda de los aumentos tarifarios de diciembre último.
De esta forma, en los primeros dos meses de 2018, el nivel general de precios minoristas acumuló un alza de 4,2% (3,6% en el caso del componente subyacente y 7,1% en los precios regulados), con un alza de 25,4% en términos interanuales para el nivel general y de 21,6% para la inflación núcleo en el mes de febrero.
Por su parte, los precios mayoristas experimentaron una suba de 4,8% mensual, similar a la observada en enero (4,6%), y algo más de 3 puntos porcentuales mayor al promedio del cuarto trimestre de 2017 (1,5%). Al igual que en el primer mes del año, el efecto de la depreciación del peso se sintió en los precios de los productos primarios e importados, que registraron alzas de 9,1% y 4,3%, respectivamente (impactando en el primer caso también una suba significativa en el precio internacional del petróleo, con el WTI tocando los USD 66 por barril).
En vista de estos datos y con la mirada puesta también en las expectativas de inflación, las cuales se han venido ubicando de forma consistente por arriba de las nuevas metas oficiales, el Banco Central decidió mantener sin cambios la tasa de política monetaria en 27,25%, nivel en el que se sitúa desde finales de enero.
Pero más allá de la decisión puntual sobre la tasa, descontada por el mercado en el actual contexto, el BCRA se valió del comunicado de política monetaria para clarificar su posición en relación a las recientes intervenciones en el mercado de cambios, indicando que éstas apuntaron a sostener el valor de la moneda, toda vez que una depreciación del peso mayor a la ya ocurrida no estaría justificada ni por impactos económicos reales ni por el curso de su política monetaria y tendría el potencial efecto de ralentizar el proceso de desinflación.
Más aún, si bien ratificó el esquema de flotación cambiaria, también dejó en claro que las intervenciones ocasionales en el mercado de cambios constituyen una herramienta complementaria de política monetaria, dando la pauta de que estas podrían repetirse ante dinámicas disruptivas que puedan alterar la dinámica inflacionaria.
En este marco, durante la última semana, el Banco Central continuó con sus intervenciones el día lunes, vendiendo USD 137 millones, llevando el tipo de cambio a $20,20, valor en torno al cual osciló en los días subsiguientes. Posteriormente, el día viernes, se registró una nueva intervención luego que la cotización llegara a $20,37, tras lo cual la divisa cerró la semana en $20,19. De esta forma, el tipo de cambio pasó a situarse en los mismos niveles de comienzos de mes, reflejando en los hechos lo que la autoridad monetaria señalara en su comunicado en cuanto a que apunta a evitar una depreciación mayor del peso en el corto plazo.
Ante estos acontecimientos, y frente a un escenario global que ha ganado en complejidad, con primas de riesgo en alza y menores flujos de capitales hacia las economías emergentes, prevemos que la evolución del tipo de cambio pasará a cobrar mayor relevancia en términos de la dinámica inflacionaria y en el manejo de la política monetaria.
Resultará clave, entonces, el rol del Banco Central para alcanzar el balance adecuado entre un esquema de flotación que permita al tipo de cambio reflejar los cambios en el frente externo (como un menor ingreso de capitales para financiar el déficit de la cuenta corriente) e intervenciones que eviten movimientos disruptivos con capacidad de afectar el proceso de desinflación en el cual se encuentra embarcada la economía argentina. Con todo, el tipo de cambio se sumó explícitamente a la ecuación de la autoridad monetaria, reforzando la tasa de interés con otro instrumento en su lucha antiinflacionaria.
Fuente: Prensa Banco Ciudad