La Secretaría de Comercio pidió una descompresión ordenada de precios

La Secretaría de Comercio pidió una descompresión ordenada de precios

Tombolini admite que «no puede hacer nada» contra los aumentos

Pero los aumentos continúan.

El plan del Gobierno para intentar parar la ola de remarcaciones tras las elecciones funcionó a medias. El secretario de Comercio, Matías Tombolini, reclamó ayer a supermercados, mayoristas y proveedores que eviten los desbordes de precios.

Pero desde el supermercadismo advierten que al menos 15 fabricantes de consumo masivo de primera línea, «que representan el 40% de nuestras ventas», rechazaron retrotraer los aumentos de entre 9 y 50% que aplicaron este martes, el primer día hábil tras el balotaje presidencial.

Todo esto a pesar de que Tombolini le recordó a las empresas que estaba vigente el programa Precios Justos (que se concentra en las grandes cadenas), y que establece un tope del 5% mensual a las alzas.

Frente a esto, el funcionario autorizó aumentos extraordinarios de entre 13 y 20% hasta el 4 de diciembre, más otro 5% de principios de mes establecido en el acuerdo original.

Sin embargo, persistían los focos de rebeldía y algunos proveedores no cedieron al reclamo.

«Son aproximadamente el 10% del total, pero son los que tienen los productos de más alta rotación», confió a Clarín un ejecutivo de una cadena. Desde otro supermercado líder explicaban que algunos fabricantes resistían al reclamo oficial, pero que otros estaban adecuando sus listas. «Igual, nosotros no tomamos aumentos por encima de la pauta», añadió.

Según fuentes del sector privado, el secretario de Comercio, un fiel colaborador del ministro de Economía, Sergio Massa, había acordado a fin de octubre con la industria de consumo masivo mantener el «sendero de precios» del 5% hasta el día 21 de noviembre, «como un último esfuerzo hasta las elecciones», con el compromiso de revisar después de esa fecha ese porcentaje a cambio de garantizar el abastecimiento de productos.

«Para el Gobierno hoy es más importante que el producto esté en góndola que los precios. Efectivamente hay empresas que no colaboran, pero son las menos. Mucho no podemos hacer porque la mayoría acordó de palabra», dijo una fuente oficial ante la consulta de este diario. Así aludió a la última renovación de Precios Justos, que estableció beneficios fiscales e impositivos a las compañías que se sumaran al programa.

Entre los propios fabricantes de consumo masivo hay diferencias de criterios. Un alto ejecutivo de una empresa de bebidas reconoció que los productos que integran Precios Justos tienen un retraso del 50% debido a la escalada inflacionaria de los últimos meses. «La recomposición de precios es necesaria, pero en este contexto de crisis es muy difícil hacerla de golpe», interpretó. Esa apreciación, sin embargo, es incompleta.

Muchas marcas líderes venían compensando la pérdida de rentabilidad volcando aumentos en el resto de los canales de comercialización, como autoservicios, almacenes y tiendas independientes de cercanía. «La brecha de precios con los supermercados en promedio es del 45%. Pero con picos del 90% en algunos productos clave, como bebidas sin alcohol y aceites», explicó una fuente de una de las cadenas líderes.

Tombolini les pidió a las empresas descomprimir los precios de manera ordenada. «La mayoría estuvo de acuerdo y se allanaron al reclamo. También se les pidió cuidar el abastecimiento de productos en las góndolas», graficaron en Comercio.

Pero reconocen que tras la derrota electoral, no tienen el peso político necesario hacer para evitar la ola de remarcaciones. La onda expansiva golpea a todos los canales. «El martes fuimos a buscar mercadería a los mayoristas y estaban pelados. También había mucha dispersión de precios.

Una lata de duraznos cuesta $ 760 en una cadena y $ 1.200, en otra. Un mismo paquete de fideos cuesta entre 1.000 y $ 1.500″, se lamentó Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires.
Sobre los principales faltantes, mencionó galletitas de primeras marcas, arroz y aceites, entre otros productos. «También hay escasez de detergentes, jabón para vajillas y repelentes», enumeró Savore.

Fuente: Clarín