Inflación, informalidad y brecha : La presión tributaria es insostenible

Inflación, informalidad y brecha : La presión tributaria es insostenible

El proyecto del Gobierno de crear un impuesto a la renta «inesperada» trajo malestar en el sector privado, porque siente que la presión tributaria es cada vez más insostenible sin que haya mejores contraprestaciones de parte del Estado. La Argentina tiene una presión fiscal de 29,4% del PBI, que está por arriba del promedio general de América Latina (21,9%) y solo detrás de Brasil, que tiene 31,4%.

A nivel mundial, si bien la Argentina está por debajo del 33,5% del PBI que tienen en promedio los 38 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la «sensación térmica» entre los ciudadanos es que la cantidad de impuestos que pagan es mayor. «La recaudación tributaria como porcentaje del PBI de la Argentina aumentó 1,2 puntos porcentuales, del 28,2% en 2019 al 29,4% en 2020.

El promedio de América Latina diminuyó 0,8 puntos porcentuales en el mismo período. Y si nos vamos más atrás en el tiempo, la Argentina tenía una presión impositiva de 17,8% en 2002, que fue aumentando hasta llegar al récord de 31,5% en 2015, que luego bajó con el gobierno de Mauricio Macri», detalló Tomás González, tax director LatAm de Unilever, en un evento reciente.

González señaló que en América Latina hay una marcada tendencia a gravar con impuestos indirectos al consumo, como el IVA, que representa más del 50% de la recaudación tributaria. En la OCDE, en general, los mayores impuestos son los directos, como el que se aplica sobre las ganancias corporativas y de las personas, que llegan a representar el 43% del total de la recaudación, cuando en la Argentina es el 17%.

«En impuestos a la propiedad, la Argentina tiene el doble de presión tributaria en términos relativos que el promedio de la OCDE y el triple que el promedio de América Latina», dijo González. El especialista, además, amplió sobre el concepto de «sensación térmica» y dijo que «sentimos que tenemos más impuestos que los que verdaderamente hay porque hay evasión, inflación, inseguridad jurídica, complejidad tributaria y un riesgo fiscal».

«La inflación tiene un componente impositivo que está calculado en base al porcentaje de aumento de precios sobre la tenencia de billetes y monedas que tiene el público. Un 4% de inflación mensual implica que por cada peso que mantengo en el bolsillo, 13 centavos se van perdiendo por día.

Eso es un impuesto que en general la población no lo ve, pero hace que la sensación térmica de la presión tributaria sea más alta de lo que técnicamente se menciona», agregó González. Al referirse a la evasión impositiva, indicó que si se supone que la economía tiene un 30% de informalidad, entonces el promedio general de presión tributaria aumenta a 38% del PBI, en vez del 29,4% antes mencionado. Si el cálculo se hace con un 40% de informalidad, el promedio asciende a 42% del PBI.

La complejidad para pagar los impuestos es otro de los factores que hacen que la «sensación» de presión tributaria sea mayor, y se ve reflejado en la cantidad de impuestos indirectos que se aplican, en vez de hacerlo sobre las ganancias. «Hay una complejidad muy grande en todos los impuestos, pero sobre todo con la distribución de los ingresos brutos (II.BB.)», dijo Martínez.

En este sentido, Carlos Abeledo, director de Impuestos de Organización Techint, señaló que es muy difícil reducir II.BB. porque es la principal fuente de ingreso de todas las jurisdicciones. Por ejemplo, II.BB. representó en 2019 entre el 61% y el 93% de cada recaudación provincial, donde Santa Cruz fue la provincia con más incidencia de II.BB. en los ingresos totales y Entre Ríos, la de menos.

Eduardo Gil Roca, socio del Departamento Legal y Tributario de PwC Argentina, también se refirió a la presión impositiva que ejerce la inflación, que no está contabilizada dentro del promedio de 29,4% del PBI. «Según nuestra medición, son 3 o 4 puntos del PBI más el efecto que supone el impuesto inflacionario, que además es muy inequitativo porque afecta a los que menos pueden cubrirse de la aceleración de precios», señaló. Y sumó la brecha cambiaria como otro factor no contabilizado que agrava la «sensación térmica» impositiva.

«Vivimos con brecha cambiaria, que significa tener precios distintos para el mismo bien. Esa diferencia, para los generadores de divisas, actúa como un impuesto más. Pierden entre 40 y 45% de sus ingresos», dijo Gil Roca.

Fuente: La Nación