Escasez de divisas y la presión sobre el tipo de cambio

Escasez de divisas y la presión sobre el tipo de cambio

El Gobierno sufre por la peligrosa escasez de divisas y la presión sobre el tipo de cambio paralelo.

Grietas. Los dólares llegan, pero las reservas se siguen debilitando.

Este año, los precios extraordinarios de la cosecha aportaron US$ 10.000 millones más que el año pasado. A eso se suma la llegada de los US$ 4.300 millones de los DEG del FMI. Sin embargo, el año cerrará con reservas netas en torno a US$ 3.000 millones, US$ 500 millones menos que hace un año. Las importaciones en alza para cubrirse de la expectativa de devaluación, el pago de deudas , la compra de dólares y los gastos con tarjeta en el exterior, más lo que que gastó el Central para intervenir en los dólares paralelos, fueron las vías de salida de las divisas.

En lo que va del año, Argentina acumula exportaciones por US$ 65.100 millones, mientras que las importaciones alcanzaron los US$ 51.200 millones. El economista Fernando Marull resume que entre los mejores precios de la cosecha y la mayor demanda de productos industriales desde Brasil entraron este año US$ 10.000 millones más que en 2020. A la vez, por el repunte de la economía, que va a terminar el año con un rebote en torno al 10%, subieron las importaciones. De todos modos, habrá un saldo comercial a favor de US$ 14.000 millones.

Además de las exportaciones, el otro ingreso fuerte de dólares del año fueron los DEG. Se trató de un aporte especial que hizo el Fondo Monetario a los países miembros para compensar los mayores gastos de la pandemia. A la Argentina le tocaron US$ 4.300 millones. Parte de estos DEG se usaron para pagarle un vencimiento al propio Fondo en septiembre por US$ 1.800 millones. Y lo mismo ocurrirá la semana próxima, con otro vencimiento por US$ 1.800 millones.

Entonces, en la cuenta de los dólares que salieron está el pago de las importaciones, más el cumplimiento de los vencimientos de la deuda. Además de los US$ 1.800 millones que ya se pagaron al FMI se cancelaron otras deudas con organismos multilaterales por un total de US$ 5.225 millones. Más otros US$ 4.100 millones que usaron los privados para pagar sus propias deudas.

Además salieron US$ 1.695 millones en viajes y gastos con tarjeta en el exterior y US$ 1.188 millones en compra de dólar ahorro, por parte de quienes pueden usar el cupo de US$ 200 mensuales.

El celo por las reservas

Otra de las vías por donde se fueron las divisas fueron las intervenciones del Central. “Sólo entre el complejo soja y maíz aportaron un flujo adicional de más de US$ 11.000 millones este año. Pero el Banco Central no utilizó esos dólares para acrecentar las reservas netas, sino para apreciar el tipo de cambio oficial (15% en términos reales en el año) y moderar la brecha, destinando para ello US$ 2.427 millones entre enero y noviembre”, indica Lorena Giorgio, economista jefe de la consultora Equilibra.

María Castiglioni, directora de la consultora C&T, detalla que el balance cambiario se fue deteriorando con el avance del año. “Las expectativas de que habría ajustes sobre el dólar
alentaron las importaciones y eso también aumentó la compra de divisas para atesoramiento”.

“Todo lleva a que al final del día, el Banco Central está teniendo las reservas brutas en el mismo nivel que el año pasado, pero las reservas netas, con las que efectivamente puede intervenir el Central en el mercado, están por debajo”, dice Castiglioni.

Según C&T, cuando arrancó el gobierno de Alberto Fernández, las reservas netas eran de US$ 11.244 millones. Al 31 de diciembre de 2020 llegaban a US$ 3.087 millones. Y al 30 de noviembre de este año alcanzan a US$ 3.826 millones, pero sin los DEG quedan en US$ 2.436 millones.

“Todos los cepos no alcanzan cuando la gente quiere importar al dólar oficial o comprar billetes porque tiene una expectativa de devaluación”, señala Castiglioni.
“El Banco Central no logra parar la caída de reservas”, dicen en la consultora Eco Go. El Central tuvo que reforzar el cepo cambiario en varios momentos del año. Y recientemente, “han renovado por seis meses las medidas precautorias para seguir encepando la demanda de dólares y restringir las importaciones de ciertos bienes”, apunta Sebastián Menescaldi, director de Eco Go.

¿Qué pasará en 2022?

Los economistas coinciden en que la clave del año próximo pasa por el acuerdo con el FMI. La negociación avanza pero aún no está claro cuándo se firmará ni en qué condiciones. En el medio, el gobierno debe pagar US$ 1800 millones el 22 de diciembre y US$ 5.540 millones en el primer trimestre. En ese marco, los pronósticos indican que el PBI crecerá muy poco y las exportaciones bajarán, mientras que las necesidades de dólares se incrementarán.

“Las expectativas de divisas comerciales distan de ser favorables para el año próximo, afectando la disponibilidad de acrecentar las reservas”, sostiene Menescaldi. Y anticipa que en 2022 las exportaciones van a retroceder 7%. Y dada la mayor demanda de divisas para el pago de servicios e intereses, el saldo comercial se reducirá en US$ 5.000 millones.

La situación se complicaría aún más si la economía exhibe alguna recuperación y crece por encima del exiguo 0,5% que prevé Eco Go. En este escenario, las importaciones caerían 0,7%. Esto sería consecuencia de la baja de los bienes de consumo por la merma del poder adquisitivo y una menor oferta industrial. Cada punto adicional de expansión del producto implicaría una necesidad de endeudamiento de US$ 2.100 millones.

Para crecer 4% como plantea el Presupuesto se necesitan US$ 7.400 millones adicionales, según los cálculos de Eco Go.

“Para adelante hay que calibrar, el Fondo está mirando eso también. ‘Tenés que comprar reservas’, lo dice en el comunicado”, comenta Marull. “Implícitamente el FMI está diciendo que se haga algo con el tipo de cambio para bajar la brecha y que eventualmente la liquidación del superávit comercial cambiario no se caiga tanto. Ahora hay que ajustar un poco más por precio que por cantidad: el Fondo pide que mueva más el dólar y que afloje un poco el cepo”.

Según Marull, si bien el acuerdo no resuelve el dilema de la falta de divisas, aportaría una ayuda. “Hay chances de que con un acuerdo aceptable para el Fondo, sin dejar de ser un acuerdo light, el organismo devuelva los US$ 4300 millones de los DEG que se van destinando al pago de las deudas. Eso no aumenta las reservas netas, -aunque los DEG son relativamente liquidables-, pero con eso Argentina quedaría mejor parada”.

Fuente: Clarín