Encuentro G6 y Sergio Massa: inflación, obra pública y cepo importador

Encuentro G6 y Sergio Massa: inflación, obra pública y cepo importador

Un asado entre Sergio Massa y el círculo rojo en la víspera de un fallo judicial polémico

El ministro de Economía fue recibido por la cúpula del G-6; pedidos por la inflación, la obra pública y las trabas a las importaciones

Sergio Massa se convirtió en un políglota. En un idioma volvió a aclarar que no será candidato a presidente en 2023. Fue en un asado reservado anteanoche con grandes empresarios. «Entraré en un tiempo de receso», les soltó. «Tengo 50 años», agregó, dando a entender que tiene tiempo. En otra lengua, les recalcó que su prioridad es bajar la inflación. Esa es la gran preocupación hoy de los argentinos y fue el propio Massa el que aseveró días atrás que la única forma de que el Frente de Todos sea competitivo es conteniendo los precios. Como si fuera poco, en esa mesa se pronosticó que el fallo sería negativo para Cristina Kirchner y que es aún prematuro saber cómo eso la afectará electoralmente. Todo servido.

La cena iba a hacerse ayer. Pero algunos imponderables para el anfitrión, Eduardo Eurnekian, la adelantaron para el lunes pasado.

«Si gana la Argentina hacemos un asado», habían prometido antes del partido con México algunos integrantes del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. Fue semanas atrás cuando el invitado de honor era el ministro de Economía.

Además, varios querían festejar los 90 años de Eurnekian, cumplidos en las últimas horas.

Fue justamente el líder de Corporación América el que puso anteanoche la casa. Jorge Brito (Macro) llevó la carne, como estaba previsto.

Asistentes

Cuando llegó Massa, a eso de las 21.15, ya estaban todos los comensales presentes. Eurnekian y el Grupo de los 6 (G-6) en pleno: Brito (por Adeba), Gustavo Weiss (Camarco), Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio), Daniel Funes de Rioja (UIA), Mario Grinman (Comercio) y Marcos Pereda (Grupo Bermejo y vicepresidente de la SRA). Había empanadas de entrada y algunos tomaban el blend de Bodegas del Fin del Mundo aportado por el anfitrión.

«De ninguna manera voy a ser candidato», dijo Massa, que repitió una metáfora automovilística.

«Me dejaron un auto destartalado y solo quiero que llegue al garaje», aseguró. Es la misma imagen que había dejado meses atrás en un almuerzo en la Cámara de Comercio.

Esta vez exageró la herencia: dijo que el auto recibido no tenía ni ruedas ni motor. Palo a Guzmán.

Los empresarios bucearon por más detalles sobre el acuerdo de intercambio automático de información financiera que había sido firmado esa mañana con EE.UU.

Puntualmente, los miembros del G-6 preguntaron lo que todos los tributaristas y abogados quieren saber de la letra chica aún no difundida.

¿Se llega a los beneficiarios finales?

Massa volvió a recalcar que sí. Que llegará a los «peces gordos» escondidos tras sociedades complejas. «Llega a todo el mundo, los tributaristas se equivocan», dijo el ministro. «Buscan asustar para que la gente entre al blanqueo», leen entrelíneas, en tanto, los empresarios, incluso algunos comensales de esa noche.

Por las dudas, el G-6 manifestó su apoyo. También hubo algunas preguntas sobre aquellos que entraron al blanqueo de 2017.

Pero, además, hubo tiempo para reclamos que ya llevan semanas.

Se habló del impacto de la inflación y el ajuste en el gasto en la obra pública, de las trabas a las importaciones, de las dudas con el cumplimiento de la deuda en pesos, del impacto de la sequía y de lo que implica el renovado dólar soja. Sobre esto último, la Mesa de Enlace ya elevó un pedido oficial de reunión con Massa.

En el campo reclaman un tipo de cambio único, pero una devaluación es lo único que el ministro tiene vedado.

Weiss manifestó su temor a un posible freno en la obra pública.

Massa lleva cuatro meses de ajuste del gasto. Pero, además, el empresario insistió en que el proceso de redeterminación de precios no funciona con esta inflación. La fórmula usada no sigue la realidad de los precios, dijo; pero agregó que los pagos se atrasan cada vez más.

Ante Gabriel Katopodis, ministro de Obras Públicas, las constructoras ya habían mencionado que tienen en la mira al Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento.

Los pagos no llegan. Que esos fondos estén depende de Massa.

Funes de Rioja puso el ojo en el SIRA, el sistema que hoy funciona como una traba para importar insumos. Reclamó una mejora en los plazos de pago de las compras al exterior. Que a las empresas grandes, pidió, se les abone en 90 días, en lugar de los 180 actuales, y que a las pymes se les pague en un mes, en vez de en los dos meses que se tarda hoy. La preocupación en la UIA es grande. Ya advirtieron la semana pasada que la situación del acceso a partes importadas es «grave».

«¿Cuánto dura el viaje en helicóptero hasta Montevideo?», le preguntaron a Eurnekian en medio de la cena. «Una hora», contestó el empresario. Massa estaba preocupado por pasar tanto tiempo encima del río. Anteanoche viajaba a la capital uruguaya para un encuentro con la CAF (el ministro habría sumado US$430 millones extra de esa entidad, más la priorización del segundo tramo del gasoducto por US$540 millones para el año que viene).

Ya era cerca de la medianoche y se comía el postre, una especie de budín de chocolate. Se peloteaba sobre fútbol también. No todos son aficionados. «Si ganan el viernes me voy a Qatar», bromeó Brito.

El banquero cuentan aseguró que los bancos apoyarán al ministro en las próximas licitaciones de deuda en pesos para cerrar el año (y las cuentas fiscales sin la necesidad de nueva emisión). Es un problema en ciernes para Economía, dados los vencimientos que enfrentará en un año electoral.

Sobre el final, Massa volvió con su promesa

Dijo que está haciendo los deberes para que la inflación arranque con un 3 adelante desde abril próximo. Dijo que espera que el dato de noviembre llegue con un 5, pero vaticinó que habrá altibajos. Los empresarios volvieron además a reclamarle un consenso con la oposición para lograr una «transición ordenada», aunque el último cruce con gestos incluidos en el Congreso desinfló las expectativas que buscaban insuflar con la invitación a Felipe González. «Es un acuerdista», describieron con esperanza medida sobre Massa quienes compartieron con él la mesa.

Ya no había lugar para más. Al ministro lo esperaba un helicóptero a la una de la madrugada para cruzar el charco a la capital uruguaya.

No había vuelos entonces.

Eurnekian, que no había recibido un regalo, comenzaba a dar por cerrada la velada cuando el primero de los comensales, Jorge Brito, se levantó para irse cerca de la medianoche.

El ministro de Economía saluda a Eduardo Eurnekian en un acto en el CCK

Fuente: La Nación