Claro que la jugada estuvo lejos de ser gratis: en el mercado se estima que el BCRA debió sacrificar unos US$ 600 millones de las reservas, cifra levemente inferior a los US$ 720 millones que ya llevaba utilizados en este tipo de intervenciones en los últimos 10 días.
La diferencia fue que aquellas ventas se contentaban con fijarle un techo al valor del billete (lo que en los hechos, terminó estimulando la demanda al quedar la sensación de que había aparecido un proveedor regular a un precio más bajo del que parecía estar dispuesto a convalidar el mercado) y la de hoy (que había arrancado de igual modo) la modificó a mitad de rueda para impulsar una baja intradiaria en el precio.
Lo novedoso fue que, a la vez que le bajaba el precio, cargaba en el sistema posturas de venta más agresivas. «Comenzaron siendo de US$ 30 millones y las subieron luego a US$ 50 millones, reforzando la señal que querían transminitir», confió otro operador.