El año cierra más tranquilo para el equipo económico

El año cierra más tranquilo para el equipo económico

El denominador común para todos los desafíos macro fue que terminaron sobrellevándose con un enfoque heterodoxo.

Resumen de nuestra visión

El año cierra más tranquilo para el equipo económico de lo que se hubiera presagiado hace algunas semanas. El denominador común para todos los desafíos macro fue que terminaron sobrellevándose con un enfoque heterodoxo.

La licitación del Tesoro, que se presentaba como el mayor de los desafíos dada la renovada tensión sobre la deuda en pesos, arrojó un resultado más que auspicioso (se capturaron $830.387 millones, más que duplicando los vencimientos), permitiendo cerrar el programa financiero sin nuevos Adelantos Transitorios.

Una visión más aguda diría que los $420.000 millones de financiamiento neto obtenido se asemejan a las compras de bonos del Tesoro por parte del BCRA en el mercado secundario desde mediados de octubre. En este sentido, para contribuir a cerrar el financiamiento del año, el fisco volvió a apelar a comienzos de mes al artilugio contable de venderle DEGs al BCRA por un equivalente a $200.000 millones (como ya había hecho en mayo por $322.000 millones).

Dólar soja

Por su parte, el dólar “soja” 2.0 sirvió para calmar la tensión que venía pesando sobre el mercado cambiario durante el segundo semestre (salvo septiembre con el dólar soja “original”), aunque no deja de ser un paliativo de corto alcance. A mediados de mes, el BCRA lleva comprados casi US$1.000 millones (que le permitieron elevar el stock de reservas netas por encima de US$6.000 millones) gracias a una liquidación bajo el esquema de US$1.700 millones.

El programa podría no llegar a cumplir el objetivo establecido de US$3.000 millones, ya que los productores están renuentes a desprenderse masivamente de sus granos a un tipo de cambio de $230 de cara a un 2023 de sequía en el que los escenarios más extremos la estiman más dañina que en 2008/2009. Como muestra de ello, los precios por tonelada pagados en el mercado local en los últimos días tienen un tipo de cambio implícito de $273, muy superior al establecido por el gobierno.

Más allá de esto, los efectos monetarios inherentes al dólar soja volvieron a hacerse presentes, con una emisión para la compra de reservas de 0,3% del PBI a mediados de mes.

Emisión monetaria

En suma, la emisión vinculada al Tesoro por diversas vías (operaciones de mercado abierto, venta de DEGs al BCRA y dólar “soja”) volvió a estar presente en el fin del año y puso nuevamente de manifiesto lo estéril que resulta la meta monetaria del FMI, que sólo limita el financiamiento monetario vía Adelantos Transitorios en 0,8% del PBI. La suma de esta emisión por vías indirectas acumula 4,4% del PBI, equivalente a casi seis veces la meta “formal”.

Paradójicamente, en este contexto, la inflación de noviembre sorprendió al ubicarse en 4,9%, muy por debajo del 6,3% de octubre y del 6,1% esperado por el REM. El desvío respecto a los relevamientos privados y de alta frecuencia fue llamativo, ubicándose en los máximos de la Administración Fernández. No obstante, es temprano para afirmar que el sendero de desaceleración haya iniciado. Dado que los fuentes de creación de dinero mencionadas seguirán presentes, y probablemente con mayor impronta en 2023, seguimos viendo riesgo al alza de la inflación.

De igual manera, entendemos que la emisión de los últimos meses no se ha visto reflejada en los dólares financieros. Los niveles actuales del CCL, cerca de los mínimos de la gestión Fernández, nos hace pensar que el upside podría estar cerca. De todas maneras, a diferencia de meses atrás, creemos que la estabilidad no está solo basada en las altas tasas nominales de interés (carry trade), sino también en algo de trade electoral, como lo refleja la fuerte suba de los bonos en dólares (superando notablemente a sus pares emergentes).

Fuente: PPI