La pandemia reconfigura el comercio global. Comercio con países cercanos

La pandemia reconfigura el comercio global. Comercio con países cercanos

Nearshoring. 

El intercambio con países cercanos podría generarle a la Argentina Us$4000 millones extra Acortar las distancias a la hora de comprar en el exterior es una tendencia que se profundiza por la dificultad para acceder a insumos claves para la producción; a causa de la pandemia se cerraron puertos y hubo demoras en los traslados, por lo que se recesión

Acortar las distancias a la hora de comprar en el exterior es una tendencia que se profundiza por la dificultad para acceder a insumos claves para la producción; a causa de la pandemia se cerraron puertos y hubo demoras en los traslados, por lo que se recesión.

Acortar las distancias a la hora de comprar al exterior es una tendencia que se profundiza por la dificultad para acceder a insumos claves para la producción; por la pandemia se cerraron puertos y hubo demoras en los traslados; se reconfigura el comercio global

Dólares extras

Cuatro mil millones de dólares extra podría sumar la argentina, en el mediano plazo, con el nearshoring. El cálculo es del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que estimó en US$78.000 millones la ganancia potencial para latinoamérica y el Caribe por las oportunidades que presenta esta tendencia en nuevas exportaciones de bienes (US$64.000 millones) y servicios (US$14.000 millones), en especial en industria automotriz, textil, farmacéutica y energías renovables.

El nearshoring es el acercamiento de los mercados, sobre todo entre países que comparten la frontera. la pandemia del Covid-19 provocó, señalan los expertos, la mayor crisis en la logística internacional en el último medio siglo. Interrupciones de servicios, precios de fletes que subieron hasta 500% y falta de espacio. Esos problemas aceleraron la reconfiguración de cadenas de suministro que, en Estados Unidos, ya había comenzado.

para el BID, México y Brasil tendrían las mayores oportunidades, aunque todos los países se beneficiarían. “las crecientes preocupaciones ambientales, sumadas a la crisis sanitaria y la reciente guerra de rusia en Ucrania, han generado un contexto donde la región puede aportar a la economía global y al combate contra la inflación mediante una mayor participación en las cadenas globales de suministro, de manera sostenible y equitativa”, definió el presidente del BID, Mauricio Claver Carone.

Cadenas de valor

El apoyo a la reconfiguración de las cadenas globales de valor (CGV) es una de las prioridades de la Visión 2025 del BID para acelerar la recuperación económica y el crecimiento de la región.

Miguel ponce, exsubsecretario de Industria y Comercio, plantea que hace tiempo que muchas marcas de Estados Unidos empezaron a observar como un “riesgo” entregar patentes y secretos industriales a otros y esa tendencia se acentuó con la pandemia, que sumó la crisis de la logística. además, con la guerra entre rusia y Ucrania se profundizó la idea de buscar nuevos proveedores, menos expuestos al estrés. “Nos puede favorecer por un lado, pero estamos lejos y perdemos competitividad por los fletes”, indica respecto de la argentina.

Belén rubio, economista de la consultora abeceb, plantea que tanto el nearshoring e incluso la “desglobalización” son, tal vez, las “últimas e inesperadas” oportunidades que se presenta para un país como la argentina de “recibir importantes inversiones productivas para fortalecer su estructura productiva, tanto de bienes como servicios”.

Seguramente, agrega, se verán más favorecidos países con mayor cercanía a los grandes centros de consumo, como México o Colombia, pero la argentina es mirada por el mercado latinoamericano e incluso – ante la conflictividad geopolítica instalada- por el “renovado” interés de Europa en el Mercosur.

Beneficios del nearshoring

Desde la consultora DNI, Marcelo Elizondo, precisa que el nearshoring no necesariamente se reduce a privilegiar las distancias menores, sino que apunta a comerciar con los complementarios más confiables: “es ir a los más seguros, a los más amigables; cuando hasta no hace mucho las claves eran comprar a los más baratos y vender a los más voluminosos en población. ahora se apunta a donde hay menos riesgo de transporte, a donde puede haber menos sorpresas”.

El informe del BID -que se preparó para la Cumbre de los Ángelesenfatiza que la participación de firmas en las cadenas globales de valor trae “múltiples beneficios”. además de que proporciona más comercio e inversión, contribuye a una mayor productividad mediante transferencias de conocimiento y tecnología, y a la generación de más y mejores empleos. Un aumento del 10% en la participación de un país lleva a incrementos de entre 11% y 14% del pBI per cápita.

para que los países de la región puedan aprovechar la oportunidad, el BID propone trabajar en la “estrategia de las 3 I: Inversión, Infraestructura e Integración”. aumentar los esfuerzos para atraer inversiones y abrir nuevos mercados (proyecta que US$1 invertido en promoción de inversiones genera hasta US$41,7 de inversión extranjera directa adicional); trabajar en mejorar la infraestructura de comercio, conectividad, transporte y logística y profundizar y modernizar la integración regional.

¿Cuáles son las áreas favorables para la argentina?

A la hora de definir oportunidades para la argentina, rubio repasa que la adaptación de las estrategias de las empresas a nivel internacional redireccionando las inversiones desde territorios lejanos a las proximidades, revaloriza a latinoamérica como proveedor de bienes y servicios pero, potencialmente, puede favorecer “mucho más” a la argentina.

En esa línea menciona que, aunque permanecen los desequilibrios que la alejan de la competitividad de los países asiáticos, a nivel regional “sigue exponiendo diversas capacidades y madurez en el manejo y absorción de las nuevas tecnologías”. Grafica con los “altos” niveles de calificación del capital humano (incluyendo el mejor dominio del inglés); el know how de CrM y BpO; las altas tasas de emprendedorismo; un ambiente académico y tecnológico complejo; la infraestructura; los menores costos locales y los valores corporativos de gran accesibilidad.

La Argentina, añade, tiene un valor “incuestionable” en el “arraigo, expertise y capacidad instalada de diversas industrias que pueden convertirse, fácilmente, en plataformas productivas y de exportación”. Destaca el sector automotriz y autopartista que, aunque actualmente tiene una competitividad acotada regionalmente, “si se genera el marco regulatorio y las políticas adecuadas” tiene la oportunidad de sumarse al futuro de la movilidad, inicialmente de la electromovilidad, aunque con el desafío de aprovechar las tecnologías 5G, plataformas de software y la economía circular.

Exportaciones e inversiones

Para Rubio otro segmento es el de la maquinaria agrícola, donde existe un importante corredor productivo en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, respaldado por el desarrollo de las agropartes. Describe que hay inversiones y aumentaron las exportaciones a Europa del Este, Asia, África y Sudamérica. En el caso del sector metalmecánico y de la fabricación de bienes de capital, advierte que hay “condiciones” en especial si se diversifica el desarrollo de la minería y puede haber abastecimiento local de hierro. “Hay amplias oportunidades de complementación productiva con los países de Latinoamérica”, agrega.

En servicios la economista entiende que la deslocalización de inversiones de China o India, puede favorecer el envío de productos “crudos” a países que, como la Argentina,

tengan la capacidad de darle valor agregado final a través de la incorporación de partes, terminaciones, software, conectividad. Aquí la Argentina tiene una gran oportunidad debido a sus capacidades.

Elizondo coincide con ese diagnóstico y suma que el país debe “hacer un esfuerzo para convertirse en más confiable”. Efectivamente, dice, la Argentina podría aprovecharse de la búsqueda de nuevos proveedores de energía de Europa y Estados Unidos y, por supuesto, también de alimentos.

“Tenemos la oportunidad pero tenemos que producir más, hoy no tenemos lo suficiente para reemplazar a otros proveedores, hay que ser confiables, no amenazar con nacionalizar empresas, cumplir con los acuerdos, no afectar el funcionamiento económico”, enumera. El concepto es compartido por Rubio que aporta que para ser “elegibles” se requiere de respeto al marco legal y de infraestructura para tener la capacidad de integrarse a una cadena logística regional e internacional, además de que es conveniente el desarrollo de polos productivos (clústers) que incluyan manufactura, logística, servicios, científico y todos los aspectos regulatorios.

Mercados cercanos

Elizondo suma como “ventaja” tener a Brasil como mercado cercano, pero advierte que Latinoamérica no es un mercado “muy sólido”; representa 3% de todo el comercio mundial. “Si queremos demandas voluminosas hay que pensar en más lejanos, como Asia, con 33% de las operaciones; Europa, con 35% y Norteamérica, con más del 20%”, precisa.

“Tenemos que asumir que tenemos un papel irrelevante en el comercio internacional -analiza Ponce-. Desde 2001 a hoy hemos perdido 25% del peso en ese intercambio, por lo que hay que mirar a dónde poner el acento, qué destinos deberían privilegiar nuestras producciones. Si hacemos determinados deberes podemos llevarnos bien con nuestros vecinos”.

En las exportaciones argentinas el primer destino es Brasil; el quinto, Chile y el octavo Perú. En materia de importaciones, primero Brasil; cuarto Paraguay; quinto Bolivia; octavo Uruguay y noveno, México. Para Ponce es un “problema” la agudización de la tendencia a la primarización que debería revertirse.

En la lista de “tareas” a realizar incluye, fronteras adentro, incrementar la tasa de inversión, recuperar el abastecimiento energético, mejorar las expectativas, aliviar la presión tributaria, resolver los problemas de tipo de cambio y aumentar la oferta de financiamiento para los exportadores. Señala que hay que desburocratizar fronteras y “jerarquizar” el rol de las agregadurías comerciales, “cerrar las controversias comerciales” y “ver qué hacer con el Mercosur”.

Fuente: La Nación