Boggiano: los 5 defaults de Argentina

Boggiano: los 5 defaults de Argentina
Por Miguel Boggiano

La Argentina ha entrado en default muchas veces en su historia. Y queda a la vista que los “reperfilamientos compulsivos” de Lacunza en el 2019 y de Guzmán en 2020 constituyen un nuevo evento de default. Teniendo en cuenta este último y actual caso, y luego de analizar distintas fuentes, llegué a la cuenta de nueve situaciones de default.

Sin embargo, mi conclusión es que han sido cinco los eventos que efectivamente representaron un default/reestructuración. A la vez, hay otros cuatro eventos de gran significancia que algunos han decidido contabilizar como defaults pero que no deberían computarse como tales. Veamos cada uno de ellos.

Los cinco momentos de default de Argentina

El primer episodio data del año 1827. La Argentina había tenido una presencia activa en los mercados internacionales de capital luego de la independencia en 1816. Fue justamente en medio de un boom de préstamos ocasionados por el fin de las guerras napoleónicas que Argentina y otros países de América Latina consiguieron emitir bonos en Londres para financiar sus guerras de independencia.

Este boom crediticio terminó en 1825 cuando el Banco de Inglaterra subió su tasa de descuento para frenar su caída de reservas. Este ajuste monetario derivó en un crash bursátil, problemas bancarios y recesión en Inglaterra y Europa Continental.

En pocos meses, la crisis se expandió a América Latina. Argentina entró en default en 1827 y recién reinició sus pagos en 1857.

El segundo default se conoce como el “Pánico de 1890”

La principal causa fue la bancarrota a la que casi llega Baring Brothers debido al exceso de crédito que le había otorgado a la Argentina. El destino del crédito, tomado principalmente en la época de Julio Roca, se destinó a la construcción de ferrocarriles y a la modernización de Buenos Aires para transformarla en la “París de Sudamérica”, construyendo amplias avenidas, parques y un puerto moderno. En 1880 la nación había crecido de manera sorprendente con el modelo agroexportador.

Las políticas liberales del Presidente Miguel Juárez Celman (1886-1890) llevaron a un período de especulación financiera que creó una burbuja. En 1888 quiebra el Banco Constructor de La Plata y estalla la crisis. El Estado argentino ingresa entonces en cesación de pagos por cuatro años. La crisis ocasionó la quiebra del Banco Nacional y en la renuncia del Presidente. El vicepresidente Carlos Pellegrini asume el cargo hasta 1892. Bajo su gestión se creó el actual Banco Nación.

En el plano internacional, un consorcio liderado por el Banco de Inglaterra rescató a la Baring y evitó lo que podría haber sido una catástrofe de la banca londinense.

El cuadro “Sin pan y sin trabajo” (de Ernesto de la Cárcova) es una obra maestra de la pintura argentina que refleja la situación de los obreros en 1890. Aquí el cuadro:

Para tener una idea de la dimensión del endeudamiento, cabe destacar que en ese momento Argentina llegó a ser el quinto país más endeudado del mundo. Absorbió el 11% de todas las emisiones de bonos en Londres desde 1884 a 1890 y entre el 40% y el 50% de todas las emisiones de deuda realizadas fuera del Reino Unido. Estados Unidos en ese momento, tenía entonces 20 veces más población que Argentina y sólo una fracción de su deuda. Es correcto decir que en la década de 1880 se vio un flujo de capitales sin precedentes en la historia hacia un mercado emergente como el argentino. La exuberancia del momento queda a la vista: el déficit de cuenta corriente era del 20% del PBI. El default de Argentina fue una deuda de ₤ 48 millones, lo que constituyó cerca del 60% de la deuda mundial defaulteada en 1890.

El tercer episodio de default se dio en 1982

Esta crisis de deuda fue, después de la de 1930, la de mayor alcance del siglo XX. Decenas de países de América Latina y África cayeron en default. A diferencia del default sobre bonos, se produjo sobre préstamos bancarios. Argentina tardó hasta 1992 en regularizar su situación a través del Plan Brady. El régimen militar de 1976 a 1983 abusó del boom de liquidez mundial de los petrodólares. Por primera vez desde 1930 había crédito internacional para países emergentes. Argentina pasó de una deuda externa de U$S 7.000 millones en 1976 a una de U$S 45.000 en 1983, mientras el PBI se mantuvo estancado.

La chispa que inició la crisis fue una fuerte suba de tasas de interés en Estados Unidos que terminó empujando a México: el 16 de agosto de 1982 se declaró imposibilitado de pagar los intereses de su deuda en dólares de U$S 80.000 millones. Para octubre de 1983, 27 países que debían U$S 239.000 millones, estaban en vías de reestructuración de sus deudas. De esos países, 16 eran de América Latina, y entre México, Brasil, Venezuela y Argentina, sumaban el 74% de la deuda en reestructuración. Aproximadamente U$S 37.000 millones se le debía a los ocho bancos más grandes de EEUU, lo que representaba el 147% de sus reservas de capital de aquel entonces.

El cuarto episodio de la Argentina fue en 2002

Adolfo Rodríguez Saa anuncia en diciembre de 2001 que Argentina suspendería sus pagos a la deuda externa y fue aplaudido en el Congreso Nacional. Sólo tres años después del Plan Brady (que implicó diferentes reducciones de deuda), la Argentina volvía a niveles previos a este acuerdo. A nueve años del Plan Brady, la deuda llegaba a más del doble. Como porcentaje del PBI, pasó del 50% en los ‘90s al 200% en 2001. El alto nivel de endeudamiento tuvo una gran influencia en la recesión que empezó en 1998 y en la caída libre de la actividad económica en 2001. Se ha acusado al FMI de haber sido el responsable de permitir esta crecida de la deuda, pero la responsabilidad última fue de la clase política argentina.

El quinto episodio comienza en el final del gobierno de Mauricio Macri en agosto de 2019

Macri sale del default a comienzos del 2016 y en tiempo récord vuelve a tener dificultades serias para honrar su deuda. Acude al FMI en mayo de 2018 y luego de perder en las PASO de 2019, enfrenta una caída extra en la confianza. Al no poder renovar deuda de corto plazo en dólares (LETES), su Ministro de Economía (Hernán Lacunza) decide modificar unilateralmente la fecha del pago del capital. El problema se extiende hasta el presente. Hoy es el Ministro de Economía Martín Guzmán quien se ve envuelto en este mismo evento crediticio.

Hay otros cuatro eventos que se nombran en ocasiones como default de Argentina, pero que no lo han sido. Paso a enumerarlos:

  • Default sólo a nivel provincial en 1915.
  • Default sólo a nivel provincial en 1930. Es para destacar que Argentina fue uno de los pocos países que cumplió con sus obligaciones financieras. Otros 9 países de América Latina cayeron en default y 4 sólo pagaron parcialmente sus intereses. Argentina fue el caso excepcional entre los deudores de América Latina en 1930, así como Colombia lo sería en 1982.
  • Acuerdo con el Club de París en 1956. Fue para evitar un default y no hubo reestructuración. A diez años de la creación del FMI y del Banco Mundial en Bretton Woods, fue la primera reunión de este grupo. ¿El objetivo? Ayudar a la Argentina a renegociar su deuda para evitar otro default. En ese momento, se registraban vencimientos con Estados Unidos a lo que el presidente de la «Revolución Libertadora», Eugenio Aramburu, sumó nuevas obligaciones con la intención de restablecer el comercio, por u$s 700 millones, que no pudo pagar. Fue el ministro de Finanzas francés de ese año, quien invitó a 11 países acreedores de la Argentina a reunirse en París para analizar la refinanciación de la deuda externa, entre el 14 y el 16 de mayo de 1956.
  • Plan Bonex 1989. Ante el fracaso del denominado «Plan BB» (Bunge & Born), Menem designa al frente de la cartera de economía a Antonio Erman González. La situación económica con la que se encontró el Dr. E. González, era de una persistente acumulación de deuda interna. Para diciembre de 1989 los depósitos a plazo fijo a 30 días se pactaban con tasas por encima del 400%. Ante esta realidad, el 28 de diciembre de ese año, el gobierno concretó un canje compulsivo de todos los plazos fijos que superaban el millón de australes, a cambio de bonos (denominados Bonex 89) que vencían en 1999 mediante el dictado del Decreto 36/90. Se estima que la confiscación alcanzó al 60% de la base monetaria lo que provocó una fuerte recesión. A los efectos prácticos este evento tuvo todas las características de un default de deuda interna.

¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto?

Los políticos argentinos llevan 200 años gastando más allá de sus posibilidades. No importa el partido político; no importa si han sido gobiernos militares.
Este gasto se financió en repetidas oportunidades con deuda. Si bien los diferentes defaults consiguieron ciertas quitas sobre la deuda, no se debe olvidar que hay una sola forma de pagar: con impuestos.

El impuesto preferido de los gobiernos argentinos ha sido el impuesto inflacionario, que ha destruido por completo el valor de la moneda. Solamente desde el año 2001 a la fecha, el valor del peso frente al dólar cayó un 98,75% (y el dólar también perdió valor en ese período).

Hoy la Argentina inicia un nuevo camino hacia el default que solo se profundizará. No es momento aún de comprar activos argentinos. Evitar acciones, evitar bonos, evitar inmuebles.