Balance inicial tras el cambio de metas inflacionarias

La decisión del gobierno, anunciada el 28 de diciembre, apunta a neutralizar los «efectos no deseados» de la política de estabilización, particularmente el enfriamiento del consumo y el deterioro de las cuentas externas.
Metas inflacionarias más laxas dan cierto margen para la reducción de las tasas de interés, con efecto sobre el nivel de actividad y el mercado cambiario.
Para que este rediseño arroje resultados, la inflación esperada no debería aumentar demasiado ya que, de hacerlo, la baja de tasas de interés podría interrumpirse.
A partir de los anuncios, las tasas de interés por depósitos y créditos no se han modificado en forma significativa. En cambio, las expectativas de inflación han subido un par de andariveles, lo que puede complicar la negociación de las paritarias de 2018.
El mayor impacto, hasta ahora, se advierte en el precio del dólar: en un mes y medio, el tipo de cambio nominal subió 12%, cuando en 11 meses de 2017 lo había hecho sólo 9%.
Este comportamiento redujo a la mitad el atraso del peso estimado (de 20 % a 11%), de acuerdo a la paridad de poder de compra ajustada por productividad.
Así como la corrección parcial de atraso cambiario puede ayudar a morigerar el desequilibrio de las cuentas externas, no es positivo que las expectativas de inflación se hayan corregido al alza.
Este es un indicador a seguir de cerca. Otra señal preocupante del último período es la suba del riesgo país y la ampliación de la brecha con el resto de los emergentes.
La prima de la Argentina, que era de 349 puntos en diciembre, pasó a 367 puntos en los últimos datos, en una fase en la que el riesgo país de los emergentes estuvo en descenso (de 333 a 319 puntos)
 
Fuente: Gustavo Reyes, fundación Mediterranea