Los pasillos de la Rosada: el Gobierno golpea a la puerta del peronismo

Duros y Dialoguista dividen las posturas del equipo de Macri frente a la necesidad de contar con el número parlamentarios que puede prestar el peronismo para las  leyes que provengan del acuerdo con el FMI.

La tempestad política pasó pero dejó secuelas hacia dentro y fuera del gobierno de Cambiemos. Como lo reflejan los medios de comunicación y lo sugieren los comentarios de los pasillos de la Casa Rosada, el escenario que se montó con una mesa política ampliada y la presencia de un superministro que coordine la economía, es solo para imágenes fugaces. La realidad muestra que Mauricio Macri sigue confiando ciegamente en el tridente del poder que representan Marcos peña y sus dos colaboradores directos, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Un dato relevante si se atiende a las necesidades que plantea la gestión que viene en el terreno político parlamentario, que no debe estar desligado de las estrategias electorales del oficialismo. En el corazón del poder de Cambiemos hay visiones y posturas muy distintas para encarar esa etapa que está en ciernes. En particular acerca de la recomposición de las relaciones con Miguel Pichetto como llave para aprobar leyes que seguramente provendrán con aspectos centrales del acuerdo con el FMI. Rogelio Frigerio, Emilio Monzó y el secretario Sebastián García de Luca, conocedores por condición propia de la lógica peronista, son proclives al diálogo, si es posible distendido. Conversar con Pichetto es aceptar, quizás, con un sabor amargo, que se incluya en las charlas al massismo, descontado que los gobernadores serán protagonistas indispensables. Pero el “tridente” con la suma de los “asesores” más directos del Presidente como los son, José Torello, Pablo Clusellas o Pepín Rodríguez Simón, se oponen y aconsejan que Macri se endurezca y se dedique a colocar a los K como enemigos reales. El pensamiento de Jaime Durán Barba en este sentido es de gran peso porque ha logrado que el núcleo poderoso del gobierno crea que el t4eatro ideal de la política en 2019 es tener al cristinismo como la segunda fuerza detrás de Cambiemos y no a los “peronistas racionales”. Porque en una eventual segunda vuelta, si quedan segundos los del PJ, los k los votarían para ganarle a Macri, pero a la inversa, los racionales jamás votarían otra vez a Cristina. Un pensamiento del ecuatoriano bien vendido en el despacho presidencial y que forma parte de las charlas en comidas que suele compartir con peronistas como Hugo Franco, Miguel Ángel Toma y Ramón Puerta, La otra conexión con el peronismo más ortodoxo y seguramente más antiguo si es que no se toma en cuenta para el análisis que estos tres nombres siguen suelen asociarse a otros como Pichetto o hasta el propio Carlos Corach, dos viejos amigos.