Wall Street empieza a advertir que hay límites para el gradualismo fiscal

La llegada a la Casa Rosada de un gobierno considerado pro mercado fue vista desde un primer momento con optimismo por parte de los fondos de inversión internacionales, que aún hoy tienen una mirada positiva acerca del rumbo de la economía del país. Sin embargo, algunos analistas financieros consultados por PERFIL señalaron que la Argentina ya no es tan “barata” como el año pasado, para quienes quieren invertir, y remarcaron que la moneda apreciada y el déficit fiscal aún son “anclas” para el despegue económico.
“La Argentina se transformó en un activo muy popular para los extranjeros, porque venía de un sistema cerrado, que no atraía inversiones, y con el cambio de políticas llegó bastante dinero”, señaló el economista argentino Diego Ferro, que hace 27 años trabaja en Wall Street y actualmente es jefe de inversiones de Greylock Capital. Sin embargo, Ferro advierte: “En estos últimos dos años el país venía siendo atractivo y barato, pero los precios ya ajustaron y está pasando a ser más caro para un tipo que quiere prestar plata y ni hablar para alguien que quiere invertir a 10 años y lidiar con el costo argentino”.
Con una mirada similar y un tono más tajante, el economista mexicano Walter Molano, analista de BCP Securities, opinó que Argentina debería ajustar su tipo de cambio “un 15% más”. Al ser consultado respecto de la posibilidad de que una devaluación de ese rango se traspase a los precios, Melano respondió que ese temor implica una mirada incompleta: “Con ese criterio no se podría devaluar nunca en la Argentina. Lo que hay que hacer es devaluación y ajuste fiscal”.
Al igual que Molano, la mayor parte de Wall Street espera que Argentina tome medidas drásticas que detengan la espiral inflacionaria, para tomar decisiones de inversión a largo plazo. Más aún cuando se habla sobre cuestiones productivas.
Recientemente, el banco JP Morgan (que tiene como jefe de banca de inversión al argentino Daniel Pinto) emitió un informe en el que augura un crecimiento del PBI del 3,3%, pero en el cual se advierte que el incremento puede correr riesgo si sigue la escalada de los precios. Por otra parte, JP Morgan afirmó que podrían ingresar inversiones cercanas a los 5.500 millones de dólares, siempre y cuando la Argentina logre ser calificada como “país emergente”.
Respecto de este último punto, los analistas de Wall Street consultados por PERFIL coincidieron en que es muy posible que en 2018 nuestro país consiga la calificación necesaria para pasar de “fronterizo” a “emergente” en el índice que elabora el banco Morgan Stanley.
“Si bien es cierto que bajar el riesgo país es clave para achicar los intereses de deuda, la Argentina se viene diversificando en términos de financiamiento y Luis Caputo estuvo vivo al adelantar la emisión de bonos antes de que se encarezca todo”, afirmó un economista argentino que hace décadas se desempeña en fondos de inversión estadounidenses. Esta misma fuente destacó también que Argentina logró emitir bonos a un 6%, es decir, “algunos puntos por debajo de Egipto, que es un mercado de volúmenes similares”. Plata en fierros. Andrea Camp, gerenta general de Credit Suisse argentina, asegura que desde este fondo de inversión de origen suizo ven “de manera muy optimista” el andamiaje de la economía local. Respecto de las posibilidades de que ingrese inversión extranjera directa en el sector no financiero, Camp afirma: “Los inversores, antes de tomar una decisión, se fijan si los empresarios del país se animan a invertir primero”. En este sentido, Camp señala como positivo las apuestas realizadas por los empresarios Marcelo Mindlin y Eduardo Eurnekian.
En tanto, Diego Ferro considera que para que llegue más dinero del exterior al sector productivo es necesaria “una mayor certeza jurídica”.
Los operadores descuentan que el país pasará de “fronterizo” a “emergente” (Fuente Perfil)