Transformación digital en Fintech

Transformación digital en Fintech

Por Hernán Gutsztat, Managing Partner de Ceibo Digital

Las Fintech son grandes protagonistas de Transformación Digital en la industria de Servicios Financieros. Han golpeado fuerte una industria muy regulada y tradicionalmente poco innovadora desafiando a jugadores centenarios. Las Fintech basan su modelo de negocio en los tres elementos de la Transformación Digital y empujan al resto de la industria de Servicios Financieros, sobre todo a los Bancos a acelerar su propia transformación enfocados en esos tres elementos.

La Transformación Digital es un fenómeno que ya lleva unos años en agenda de los Bancos, Compañías de Seguro y otros jugadores “tradicionales” del Sistema Financiero. Pero siendo una industria tan regulada y rentable [sobre todo los Bancos], esa transformación era “tibia”, con iniciativas aisladas, alguna innovación y algo de “copy-paste” de algunos jugadores internacionales. No existía un incentivo muy grande a transformarse.

No fue hasta que las Fintech irrumpieron en el mercado, que la Transformación Digital” acaparó las reuniones del Comité Ejecutivo e incluso de los Directorios como “el tema” prioritario. Tal es así que incluso la entidad que agrupa a los Bancos de Latinoamérica [FELABAN] ha puesto a la Transformación Digital, como prioritaria en la agenda, por lo menos desde el año 2017 en adelante, no solo como tema prioritario entre los bancos, sino dentro de la agenda de “negociación” con los reguladores de cada país.

¿Cuál es el aporte que de las Fintech a la Transformación Digital de la Industria?

Es importante definir bien qué es la Transformación Digital. Desde una mirada de negocios, es cómo repensar el modelo de negocios de la organización en función del impacto de tres elementos:

1) el nuevo escenario competitivo,

2) las nuevas demandas de los consumidores

3) las nuevas tecnologías.

Estos tres elementos desafían la sustentabilidad futura, y en algunos casos presentes, los modelos de negocios tradicionales de la industria.

Si volvemos a las Fintech, estas ponen como eje de su modelo de negocios estos tres elementos.

En primer lugar, encuentran nuevos nichos de mercado, arbitran las “asimetrías de regulaciones” sobre aspectos todavía no legislados, construyen modelos de negocio especializados con propuestas de valor, frescas, competitivas y en algunos casos gratuitas (ya que su apuesta pasa a poder monetizar en el futuro la explotación de los datos, y no cobrar por un servicio específico).

En segundo lugar, ponen al cliente en el centro de todo. Nacen con la experiencia del cliente y experiencia de usuario dentro del ADN, nada está librado al azar, todos los procesos están pensados y ejecutados para simplificar la cantidad de pasos, bajar los tiempos y enfocarse exclusivamente en los que el cliente o consumidor necesita. Nada de papeles, nada de burocracia, y con productos y servicios orientados a cada usuario.

Por último, las Fintech son empresas de tecnología, los dos elementos antes descritos  se originan en entender y maximizar el uso de la tecnología al servicio del negocio. Nacen dinámicas, ágiles, se adaptan fácilmente y no suelen realizar grandes inversiones que puedan quedarse obsoletas rápidamente. Es común ver una Fintech que, a lo largo de algunos meses, realice varias actualizaciones de sus plataformas, lance continuamente productos y servicios y se integre con otras plataformas. Proyectos que dentro de una empresa tradicional (Banco o Compañía de Seguro) sería cuestión de años.

Las Fintech ponen en evidencia el nivel de ineficiencia con que la industria tradicional viene operando, pero no solo eso, sino que le muestra el camino hacia donde ir y cómo ir.

Entonces, ¿cuál es el rol de las Fintech dentro de la industria?

Ya sabemos que las Fintech entienden mejor a los clientes y saben más de tecnología, pero esto no garantiza su éxito. Hay dos factores muy relevantes que dejan a los jugadores tradicionales, todavía en el medio de la escena: por un lado, la regulación, que a pesar de que en muchos casos las Fintech “se aprovechan” de la falta de regulación específica en algunos aspectos, la regulación también evoluciona y tarde o temprano alcanza a estos jugadores.

En ese sentido, los jugadores tradicionales saben manejarse mejor con la regulación, esto sin hacer referencia a la capacidad de Lobby que tienen estos actores para que los reguladores actúen sobre las fintech.

En segundo lugar, sacando alguna excepción, los jugadores tradicionales son “los dueños” de los clientes. Es verdad que las fintech están incrementando su base de clientes, pero este crecimiento no es tan rápido como se imaginaron y eso está dejando muchas Fintech en el camino.

Recordemos que las Fintech suelen nacer “monoproducto”, esto quiere decir que ofrecen un solo producto: pagos, billetera, inversiones, seguros, etc. Las empresas grandes tradicionales satisfacen, aunque en muchos casos deficitariamente, un abanico de necesidades financieras de los clientes. Esto desincentiva mucho a los usuarios de tener múltiples proveedores de servicios.

Dos factores generan una dinámica diferente

Estos dos factores generan una dinámica diferente en la industria, por lo cual ya no son las Fintech contra los jugadores tradicionales, sino que la complementariedad de capacidades hace que convivan de forma más dinámica. En definitiva, mientras algunas Fintech compiten contra los jugadores tradicionales, también complementan la cadena de valor de la industria, convirtiéndose en proveedores, aliados y socios.

Para los próximos años vamos a ver una industria más dinámica, con mucho movimiento, en la que las Fintech van a mostrar el camino, pero los jugadores tradicionales también van a ser los que van a marcar el ritmo.