Sequía: costo electoral para el oficialismo y mayor presión sobre la brecha cambiaria

Sequía: costo electoral para el oficialismo y mayor presión sobre la brecha cambiaria

La segunda versión del dólar soja permitió que el objetivo de reservas trazado por el FMI sea alcanzado. En 2023 el panorama será mucho más desafiante, con una sequía que podría ser récord histórica. Los tres años consecutivas del fenómeno climático La Niña sobre el suelo argentino pasan factura, pudiendo ser solo mitigados por fuertes lluvias en la segunda quincena de enero, que todavía se hacen desear.

Los actuales pronósticos indican que la oferta del agro en el MULC podría retraerse entre US$12.000 y US$13.000 millones, aunque es temprano para afirmar que la pérdida no sea peor. A pesar de que una sequía de tal calibre podría ser un shock disruptivo difícil de asimilar para cualquier esquema cambiario, el mercado confía en que el equipo económico lo sorteará sin salto devaluatorio. Las herramientas a utilizar serían un dólar soja 3.0 (prácticamente garantizado a esta altura) y restricciones sobre la demanda privada aún más draconianas que las de 2022. El daño colateral sería un resentimiento de la actividad económica (costo electoral para el oficialismo) y mayor presión sobre la brecha cambiaria.

Inflación de diciembre

En cuanto a la inflación, el 5,1% de diciembre, superior al 4,9% de noviembre, vino a recordar la persistencia del fenómeno inflacionario. Así, el penúltimo mes del año quedó identificado más como un alto valle tras el pico de 7,4% de julio que como el inicio de un camino descendente de la inflación. En la misma tónica, las expectativas de inflación sólo cedieron de cortísimo plazo, pero se mantienen prácticamente sin cambios para el trimestre marzo – mayo en 6% mensual y para todo 2023 arañando los tres dígitos en 98-99%.

La combinación de ambos elementos dio por tierra una eventual baja de tasa de interés que había trascendido en la víspera de la publicación del dato de diciembre. El Banco Central, criterioso por primera vez en mucho tiempo, comunicó que era prudente dejar la tasa de interés inalterada. En adición a esto, indicó que mantener las tasas reales positivas contribuye con el anclaje de expectativas. En nuestra visión, que las tasas sean negativas si se amplía el horizonte de inversión (como resultado de expectativas inflacionarias que no ceden), fue el elemento determinante para que se postergue la relajación de la política monetaria (probablemente impulsada por la política).

Evitar un desborde de la inflación

Massa y Pesce no ignoran que la condición necesaria para evitar un desborde de la inflación es que la tasa de interés se mantenga elevada en términos nominales. En otras palabras, un recorte casi con certeza garantizaría una aceleración de la inflación y un recalentamiento (aun mayor) de los dólares financieros.

En este contexto, la pregunta del millón vuelve a ser si el CCL está “caro o barato”. Como hicimos en nuestro informe de Perspectivas 2023; creemos que un abordaje integral debe incluir tanto la coyuntura como una visión de largo plazo, siendo fuerzas que ejercen presiones en sentidos contrapuestos.

Por un lado, entendemos que el exceso de pesos actual (derivado de los dólares “soja”; las intervenciones del BCRA en el mercado secundario y el déficit cuasifiscal) no se ha cristalizado del todo en los dólares financieros; lo que señalaría que hay upside.

Sin embargo, tomando más distancia; es esperable que el mercado comience a descontar un gobierno más market friendly a partir de diciembre y que, en consecuencia; el peso deba apreciarse como lo están haciendo acciones y bonos argentinos en esta incipiente recuperación de los activos.

La experiencia histórica registra apreciaciones reales en los meses previos a la elección, pero una fuerte presión dolarizadora sobre la víspera inmediata de los comicios. El valor final del peso, al igual que el del resto de los activos, terminará siendo determinando por el signo del gobierno electo; teniendo que pasar en el proceso electoral por altibajos que irán al ritmo de las encuestas.

Fuente: PPI