Revelan que hay irregularidades en los sorteos de causas de corrupción

La distribución de los casos es desigual y el reparto favorece a determinados juzgados; algunos magistrados reciben un 20% más de expedientes, como los jueces federales Rodríguez, Ercolini, Bonadio y Torres.
No todos los jueces corren con la misma suerte en el bolillero de Comodoro Py. En los últimos cuatro años y medio, mientras algunos juzgados recibieron más de 3000 denuncias, mediante el sorteo de asignación de causas, otros apenas superaron las 2300, una brecha de alrededor del 20 por ciento.
Cuando se observa la distribución de los casos de corrupción publicados en el Centro de Información Judicial (CIJ), el desvío es mucho más pronunciado: el magistrado que concentró más causas sensibles llegó a sextuplicar al par menos sorteado.
Así surge de un minucioso análisis de datos realizado por un grupo de programadores y matemáticos coordinados por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), al que accedió LA NACION. Los especialistas descargaron del Centro de Información Judicial (CIJ) todos los sorteos del fuero Criminal y Correccional Federal publicados desde julio de 2013 hasta hoy y analizaron la aleatoriedad en la distribución de las denuncias entre los doce juzgados de Comodoro Py a través del sistema Lex 100. Observaron 32.738 sorteos y detectaron que el algoritmo tiende a un desvío y favorece a algunos juzgados.
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Los jueces Luis Rodríguez (Juzgado Nº 9), Julián Ercolini (Juzgado Nº 10), Claudio Bonadio (Juzgado Nº 11) y Sergio Torres (Juzgado Nº 12) fueron los que salieron sorteados más veces, con 3013, 3008, 2998 y 2925 denuncias, respectivamente. Del otro lado, entre los que menos expedientes recibieron están en los juzgados de inferior numeración: son Ariel Lijo (Juzgado Nº 4), Daniel Rafecas (Juzgado Nº 3), Norberto Oyarbide (en el Juzgado Nº 5, que es subrogado por Marcelo Martínez De Giorgi desde abril del año pasado) y Sebastián Ramos (Juzgado Nº 2), con 2367, 2443, 2453, y 2562 sorteos, respectivamente. Esos números son la «foto inicial», ya que los expedientes luego pudieron mudarse de juzgado.
Los especialistas elaboraron un método estadístico para determinar la distribución más probable, un mecanismo denominado «modelo de Montecarlo». Eso arrojó que el sistema tiende a un desvío. «El sistema tiene un método de distribución que no da un resultado uniforme. Cada año hay tres o cuatro juzgados que salen más favorecidos, con una variación del 20% respecto del que menos tiene. La curva de juzgados favorecidos se va trasladando cada año. En los últimos cuatro años estuvo concentrada de la mitad hacia el final», explicó Franco Bellomo, analista de datos de la Fundación Conocimiento Abierto e integrante del proyecto.
El actual sistema de sorteos se implementó en 2013 y fue un progreso respecto de la metodología anterior, sospechada de forum shopping, es decir, de maniobras para elegir el magistrado más amigable a ciertos intereses. Eran conocidos los trucos y los resquicios que dejaba el sistema para obviar el azar.
El mecanismo viejo no siempre sorteaba. Había seis juzgados de turno por quincena que salían del bolillero a medida que recibían una denuncia. Por lo tanto, una vez que se realizaban los primeros cinco sorteos, en el sexto la causa se asignaba al juzgado faltante, sin opción, siendo pasible de manipulación.
El actual Lex 100 aplica un algoritmo más complejo. La regla principal es que nunca puede haber menos de tres juzgados por sorteo. El sistema atiende principalmente a la aleatoriedad, y secundariamente a la compensación por carga de trabajo. Así, el sistema elige automáticamente a los tres jueces que menos denuncias tienen en su stock. El número de bolillas puede ampliarse sólo si no se cumple con esa premisa.
Cuando cambia el turno, sale un juzgado y entra otro, al que se le asigna virtualmente la misma carga de trabajo que el magistrado con menos asignaciones.
«El bolillero es ciego para los jueces. Si el sistema tiene un defecto, es por la ley de los números, pero no por manipulación», aseguró a LA NACION una alta fuente tribunalicia al tanto del sistema de sorteos. Reconoció que «es posible que haya una «ondulación» en la distribución», y agregó que «eso debería emparejarse con los años».
Hay, sin embargo, una cuestión inherente al desempeño de los tribunales: por quincena hay un séptimo juzgado que recibe las actuaciones de la Policía Federal, un turno que es conocido de antemano por todos los abogados.
Dentro de los 32.738 expedientes en estudio, cuando se contemplan en particular las causas de corrupción que son publicadas en el Observatorio del CIJ, la distribución por sorteo es mucho más despareja y guarda poca relación con la tendencia general.
Sobre un universo de 306 causas sensibles contra funcionarios públicos, por lejos, el juez que salió más beneficiado por sorteo fue Bonadio. Se atribuyó 55 denuncias de corrupción, mientras que, en el otro extremo, Servini recibió nueve expedientes. Ramos salió sorteado 34 veces; Rodríguez, 32; Torres, 28; Casanello y De Giorgi, 26; Lijo, 24; Ercolini, 20; Canicoba Corral, 19; Rafecas, 18 y el juzgado de Oyarbide (ahora subrogado por De Giorgi) salió en 16 oportunidades. Podría haber, no obstante, causas de corrupción que no estén en el sitio web de la Justicia, dado que recae en cada juez la decisión de dar a conocer sus casos.
«La inequitativa distribución de causas de alto impacto político puede corresponder a una causalidad inverosímil o a una manipulación escandalosa. Los últimos peritajes sobre el sistema sugieren que es posible esta última opción», opinó Pablo Slonimsqui, autor del libro Forum Shopping.
Según pudo conocer LA NACION, en los tribunales no se descarta introducir nuevas mejoras al sistema. La publicidad de los sorteos y de los expedientes sensibles no se dio sin resistencias. Varios jueces se sienten incómodos con esta exposición, acostumbrados al secretismo de su tarea.
FUENTE: La Nación