Preocupa la inflación reprimida en servicios regulados por el Gobierno

Preocupa la inflación reprimida en servicios regulados por el Gobierno

Las tarifas de luz y gas, colectivos y combustibles son los rubros con una fuerte inflación reprimida

El escenario tan temido en materia de inflación por el gobierno de Alberto Fernández está cada vez más cerca de cumplirse. Después de la suba del 2,5% de noviembre, todo indica que 2021 cerrará en torno al 50%, con lo cual ya no parece tan lejano el peor año de Mauricio Macri, cuando en 2019 el costo de vida pegó un salto del 53,8%. Sin embargo, el agravante es que el índice actual incluye un componente de inflación reprimida como producto de la decisión oficial de mantener pisados las tarifas de luz y gas, el boleto del colectivo, el precio de la nafta y otros servicios regulados.

En los primeros once meses del año, la inflación acumulada alcanzó al 45,4%, aunque las subas están muy lejos de haber sido pareja en todos los rubros. Indumentaria, gastronomía y algunos alimentos, como la carne, encabezan las alzas; mientras que en la otra punta se ubican distintos servicios, que acumularon incrementos que son dos o tres veces inferiores.

El mayor retraso se registra en las tarifas de luz y gas. Según los datos oficiales, en los últimos doce meses el rubro “electricidad, gas y otros combustibles” aumentó sólo un 11% en el AMBA, lo que da cuenta del grado de distorsión en materia de precios relativos.

Transporte público

La brecha es apenas un poco menor en el caso del transporte público, que en un año acumuló un alza del 29,3%, aunque este número esconde que el boleto del colectivo se mantiene congelado desde hace más de dos años. El beneficio sólo alcanza a los pasajeros porteños, ya que en doce meses el transporte público aumentó en promedio un 54,9% en la Patagonia y un 46,3% en las provincias cuyanas.

Otro rubro en el que los aumentos vienen creciendo a un ritmo mucho más lento que el resto de la inflación –con el consiguiente peligro del efecto olla de presión– es el de los servicios de telefonía e Internet, que desde noviembre de 2020 aumentaron un 34,4%.

Los economistas advierten que mantener este escenario implica no solo mayores costos desde un punto de vista fiscal –con los subsidios cada vez mayores que se deben destinar a mantener congelados las boletas de luz o el colectivo para los porteños–, sino también una verdadera bomba de tiempo en materia inflacionaria, ya que tarde o temprano los precios tienden a alinearse.

“Este Gobierno cree que siempre alcanza con la decisión política para dominar cualquier variable de la realidad, incluyendo las relaciones más técnicas de la economía. Bajo esta premisa, no sería extraño que mantengan esta política de precios reprimidos en las tarifas de servicios públicos y que a lo sumo introduzcan un sinceramiento mínimo, en forma segmentada, que incluya algún aumento en el costo de los servicios públicos para la clase media y alta”, explicó Camilo Tiscornia de C& T, que proyecta para diciembre un nuevo salto de la inflación. “El último mes puede cerrar con una suba del 4% o más, con un arrastre muy fuerte que viene de noviembre”.

Combustibles

Por su parte, Lorenzo Sigaut Gravina, director de Análisis Macroeconómico de la consultora Equilibra, advirtió que difícilmente se puede mantener reprimidos durante mucho tiempo más algunos precios, especialmente por el lado de los combustibles. “Siempre se puede conseguir algún margen para reducir el déficit fiscal aumentando impuestos y de esta manera postergar algún aumento en las tarifas de luz o gas, pero no creo que las anclas que se usaron en los últimos meses durante el proceso electoral se puedan mantener indefinidamente.

En el caso de la nafta no sería extraño que se autorice algún aumento durante el verano, después de siete meses de congelamiento, porque hay mucha presión por la pérdida de rentabilidad de YPF y de las regalías que reciben las provincias petroleras”, señaló el economista.

“Tomando como referencia cuatro años atrás (noviembre de 2017) se aprecia que el precio relativo de alimentos y bebidas tienen una tendencia creciente y se encuentran un 5,4% por encima del nivel general. Y otros rubros presentan una elevada volatilidad, como es el caso de Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles. Se aprecia que estuvieron 18,8% por encima del nivel general en abril de 2018 y ahora se encuentra un 23,7% debajo”, explicó, en tanto, Nadín Argañaraz, director del Iaraf.

Fuente: La Nación