Temer tuvo que dar marcha atrás con la reforma jubilatoria

El presidente  Michel Temer desistió de llevar adelante una reforma del sistema jubilatorio de Brasil, su mayor proyecto económico para este año, lo que le valió ayer una amenaza de reducción de nota de la calificadora Moody’s.
«Impopular» así la llamaron y ejercieron presión los sindicatos. El Gobierno además perdió al menos dos oportunidades de votar la reforma en 2017 por diversos escándalos yque finalmente represntó la pérdida del capital político.

Después de 14 meses, Temer no pudo reunir los 308 votos necesarios en la Cámara de Diputados para reformar el sistema de jubilaciones, proyecto que según las encuestas es rechazado por más del 70 por ciento de la población. La última oposición a la iniciativa se dio el lunes con un paro de bancarios y metalúrgicos convocado por la CUT que tuvo lugar en más de 20 ciudades. Así, la impopular reforma quedó sepultada y, en cambio, el gobierno optó por darle prioridad a la intervención militar en el estado de Río de Janeiro que ya tiene media sanción en el Congreso.

El mercado financiero se mostró defraudado puesto que aguardaba a este proyecto como el más importante para la reducción del déficit fiscal desde que Temer asumió la presidencia en 2016. A pocas horas del anuncio sobre el fin del proyecto, reaccionó la calificadora Moody’s: “Si bien esperábamos que una amplia reforma era improbable, abandonar los planes para aprobarla es negativo para el perfil de crédito del país, ya que restringiría la capacidad de las autoridades para cumplir con el techo del gasto en los próximos años”, dice un comunicado de la corporación que realiza investigaciones financieras internacionales de entidades comerciales y gubernamentales. Según analistas, la reforma previsional había sido una de las exigencias, a fines de 2017, de las agencias de calificación de riesgo para no rebajarle la nota a Brasil.
A comienzos de 2017, el gobierno tenía mayoría de dos tercios del Congreso para votar la reforma previsional, pero la perdió luego del escándalo generado por la denuncia de los empresarios del frigorífico JBS que acusaron a Temer de negociar supuestos sobornos. El capital político del gobierno se esfumó en dos votaciones en la cámara baja para rechazar la denuncia de la fiscalía general contra el mandatario por corrupción.
En lugar de la reforma jubilatoria, el gobierno brasileño lanzó una serie de iniciativas económicas, tal como como la privatización de la gigante eléctrica Eletrobras, la simplificación del sistema impositivo y un nuevo reglamento para la autonomía del Banco Central. Además, el equipo económico del gobierno lanzó una agenda de 15 puntos para 2018, que incluyen un proyecto que limita el techo de los salarios de los empleados públicos y el cese gradual de la reducción de los aportes patronales de 50 sectores de la economía.
FUENTE: Con información de Télam, BAE y Página/12