Nicaragua: Ortega se perpetua en el poder

Nicaragua: Ortega se perpetua en el poder

Elecciones. Para Biden, la cuestionada votación fue una «pantomima»; silencio del Gobierno

Daniel Ortega y Rosario Murillo asumirán esta semana su cuarto mandato consecutivo en Nicaragua hasta 2027, más los 10 años del siglo pasado al frente de la revolución sandinista, tras protagonizar ayer una farsa electoral propia de las peores dictaduras. Muerte, represión, torturas y censura acompañaron una votación amañada y sin rivales, que los nicaragüenses rechazaron de forma masiva quedándose en sus casas y protestando en el exilio.

Las calles del país estaban semidesiertas, un grito de libertad en pleno rostro del «orteguismo murillismo» frente a la coacción contra los votantes, un remedo de la operación remate del chavismo en Venezuela, uno de los pocos países que apoyaron la farsa, que recibió una masiva condena global y que el presidente de EE.UU., Joe Biden, calificó de «pantomima».

El gobierno argentino se mantuvo en silencio, tras haber anticipado que apoyaría el resultado electoral.

Ortega y Murillo, que serán “copresidentes” de Nicaragua dentro de unas horas, aparecieron en un centro de votación de Managua a mitad de la jornada. Acudieron al punto electoral preparado para la ocasión desde su residencia presidencial en El Carmen, rodeado de escoltas y con la compañía de un grupo de simpatizantes puestos deliberadamente allí. De un búnker a otro.

Minutos después comenzaba una cadena de televisión y radio obligatoria para todos los canales del país, sin importar que las urnas permanecieran todavía abiertas y que el repudio, convertido en abstención, hubiera recorrido todo el país. Tampoco hacía falta esperar el resultado final.

“El voto no mata a nadie, no llama al terrorismo ni a la guerra. No podemos olvidar a quienes sembraron el terror”, sermoneó el presidente. Al cierre de esta crónica todavía no eran públicos los resultados. No importa: ya estaban cantados.

Despotismo

La pareja presidencial de Ortega y Murillo va ya camino de los 30 años de un ejercicio despótico in crescendo, solo superado por Fidel Castro en Cuba y por el dictador paraguayo Alfredo Stroessner. Hay que retrotraerse al siglo pasado para contabilizar tres dictaduras actuando de forma conjunta en la región.

Pese al hostigamiento permanente contra activistas y periodistas, la ausencia de medios internacionales y el veto a los observadores electorales, los ciudadanos reflejaron la realidad a través de sus celulares, los mismos que han recogido desde 2018 el terror impuesto por la dictadura.

“Ya se lo puedes decir al mundo, el régimen fracasó. Las calles están vacías”, constató para la nacion el padre católico Edwing Román, capellán de Masaya.

La organización Urnas Abiertas recogió una veintena de detenciones para amedrentar. Precisamente contra la ciudad rebelde de Masaya se emplearon a fondo las fuerzas orteguistas, que detuvieron y persiguieron a activistas y periodistas, obligando incluso a varios de ellos a emprender la fuga por la frontera más cercana. Pese a la persecución, las imágenes de desolación se repitieron en Managua, León, Matagalpa, desde casi todos los puntos de Nicaragua.

“Circo electoral”

“Hoy no es un día de victoria para nadie. Hoy es un día más del doloroso camino de lágrimas y muerte que ha vivido nuestro país y que ha dejado tantas víctimas inocentes”, denunció desde Estados Unidos monseñor Silvio José Báez, el arzobispo auxiliar de Managua.

Al margen de sus seguidores más fieles, fueron servidores públicos y beneficiarios de ayudas estatales quienes se vieron obligados a concurrir a los centros electorales, además de policías y militares, cuyas imágenes llenaron canales oficialistas para hacer más bulto. Los autobuses municipales participaron en el traslado de los votantes que se habían resistido hasta el final de la tarde a acercarse a las mesas.

Quien también conocía el resultado por adelantado es el venezolano Nicolás Maduro, que felicitó sin disimulos a su aliado Ortega. “Nicaragua tiene quien la quiera, aquí estamos nosotros con ustedes”, certificó el “presidente pueblo”, quien definió la jornada como “épica y pacífica”.

“Es fundamental redoblar la presión internacional para exigir la liberación de los presos políticos y que se restablezca la democracia”, adelantó José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), tras destacar las masivas deficiencias del proceso electoral.

“Estas elecciones no se pueden legitimar, el mundo las debe desconocer. Repudiamos este circo electoral. Que la foto de los asesinos aparezca en las boletas electoral lo dice todo”, resumió para la nacion Yadira Córdoba, miembro de las

Madres de Abril, a la cabeza de la gran protesta que hoy protagoniza el exilio en la vecina San José de Costa Rica.

Los paramilitares reventaron la cabeza de su hijo Orlando durante las protestas de 2018. Solo tenía 15 años.

“La policía recorre ahora las calles de nuestra Masaya, mi familia está toda metida en casa”, añadió Azucena López, la madre de Erick Jiménez, uno entre las más de 300 víctimas mortales durante la represión salvaje del gobierno sandinista.

“Tenemos mucha fe en el mundo, incluso Europa los ha sancionado. Pero necesitamos que haya más mano dura contra los represores”, culminó López.

En todas las movilizaciones estuvieron “presentes” los 158 presos políticos y, en especial, los siete precandidatos apresados por el régimen porque cualquiera de ellos hubiera derrotado sin mayor dificultad al caudillo, según todas las encuestas.

Los candidatos

El exembajador Arturo Cruz, el activista Félix Maradiaga, el economista Juan Sebastián Chamorro, el periodista Miguel Mora, el dirigente campesino Medardo Mairena y el dirigente conservador Noel Vidaurre permanecen entre rejas, la mayoría en la siniestra cárcel de El Chipote.

Cristiana Chamorro, la hija de la expresidenta Violeta Chamorro que también se había candidateado para estos comicios, permanece bajo reclusión en su propio domicilio.

La llegada de 250 campesinos a la marcha en San José de Costa Rica se recibió con alborozo, como si se tratara del Séptimo de Caballería. Se trata del grupo que ha levantado un nuevo hogar en Upala, muy cerca de la frontera. Al frente, la líder campesina Chica Ramírez, quien ya se levantó contra Ortega y la construcción del gigantesco canal que atravesaba las tierras campesinas.

El estudiante Bryan, de 19 años, lleva dos años con los campesinos. Huyó por los pelos de la policía, que acudió a buscarlo a su casa, y encontró en Upala una nueva vida desde 2019. Le pide al reportero que no olvide lo más importante: “Solo espero que podamos volver a nuestro país en algún momento”.

Fuente: LaNación