Los vecinos incómodos de Fernández

Los vecinos incómodos de Fernández

Alberto Fernández mira con preocupación Uruguay. El presidente electo se metió en la campaña uruguaya con una apuesta clara: en un “viaje relámpago” cruzó el Río de la Plata para apoyar a Daniel Martínez, el candidato presidencial del Frente Amplio, que en apenas una semana enfrenta un balotaje difícil. Un mal resultado y Fernández pierde el último aliado en términos “ideológicos” que le queda en América del Sur, cada vez más lejos de la brisa “progresista” que pronosticaron algunos líderes con los resultados electorales de Argentina. En el entorno del mandatario electo hablan de un horizonte en México y de pragmatismo, diálogo pragmático regional.

Si un ojo de Fernández está en Uruguay, el otro está en Bolivia, que antes de la caída de Evo asomaba como el aliado más cercano. En la foto, el presidente electo saluda a Daniel Martínez, el candidato presidencial del Frente Amplio.

Las encuestas no le dan bien al Frente Amplio Uruguayo: en octubre Martínez le ganó al candidato conservador Luis Lacalle

Pou 39% a 28%. Los sondeos, tan discutibles en Uruguay como acá, pronostican a Lacalle como próximo presidente. Se verá el domingo que viene, pero una derrota, luego de la participación directa de Fernández, podría ser leída también como un traspié para el mandatario electo argentino.

Si un ojo está en Uruguay, el otro ojo de Fernández está en Bolivia. Entre la pelea descarnada con Jair Bolsonaro (Brasil), y la centroderecha gobernando en Chile, Paraguay, Perú, Colombia y Ecuador, el gobierno de Evo Morales –que hace unas semanas se plantaba como uno de los gobiernos más estables de la región– asomaba como el aliado regional más cercano. En la semana, Fernández planteó que podría darle asilo a Morales a partir del 11 de diciembre.

Al sur, otra crisis, la de Chile: los voceros habituales de Fernández salieron en los últimos días a aclarar su posición sobre la convulsión social que vive ese país vecino. Rechaza los pedidos de renuncia de Sebastián Piñera y plantea la “defensa de un gobierno constitucional aunque no coincida con el enfoque ideológico”. Pragmatismo.

Bolivia se encuentra virtualindeseado mente paralizada. En Chile, el conflicto social empezó a mostrar efectos económicos, con disparada del dólar y caída del consumo interno. Los mercados internacionales, los inversores, prestan atención a los riesgos regionales y eso también preocupa en Argentina.

Cuando no está mirando Uruguay, Bolivia o Chile, Fernández mira con aprehensión Venezuela. ¿Qué peligro ven en el entorno de Fernández? La mancha venenosa, el abrazo de oso. Sin más aliados regionales con la caída de Evo Morales y con Uruguay ante un proceso electoral definitorio –los demás gobiernos del Sur calificaron al régimen venezolano de dictadura y respaldaron a Juan Guaidó–, no se descarta que Nicolás Maduro busque acercarse al nuevo gobierno argentino, algo que en el kirchnerismo no ven mal, pero sí ven como un peligro en el albertismo.

Los mercados internacionales, los inversores, observan los riesgos regionales y eso también preocupa en Argentina.“Hay un Chile revolucionado, un Ecuador que demanda más igualdad social. Son demandas progresistas”.

Alberto Fernández, presidente electo de Argentinapara una buena relación con Estados Unidos que, más allá de la retórica, Fernández necesita y ya cultiva de cara a la negociación por la megadeuda con el FMI.

En las últimas semanas, el presidente electo se reunió con dos halcones, Eliott Abrams –operador pesado del Departamento deEstado– y Mauricio Claver-Carone, asesor principal de Donald Trump para América Latina. Pragmatismo.

Estos encuentros se dieron en México, primer destino en el exterior de Fernández como presidente electo. Fernández ve al gobierno de izquierda de Andrés Manuel López Obrador como horizonte para la construcción de un eje progresista latinoamericano. O al menos esa era la idea hace unas semanas.

En cualquier caso, independientemente de los alineamientos ideológicos, ningún vínculo puede reemplazar para Argentina la relación con Brasil. La tensión entre Bolsonaro y Fernández fue en aumento en las últimas semanas y no hay certezas de cómo será el trato cuando asuma Fernández, aunque los más optimistas también apuestan a que prevalecerá el pragmatismo. Brasil, mientras tanto, avanza en acuerdos comerciales unilaterales (fuera del Mercosur, como con la fruta en China) y con reformas estructurales. Analistas internacionales lo ven como un peligro para el bloque común y para Argentina: los inversores miran a Brasil.

Diario Río Negro