La Unión Europea concede a May una sola demora para el Brexit

La Unión Europea concede a May una sola demora para el Brexit

La paciencia de la Unión Europea ante la división de Reino Unido en materia de divorcio parece agotarse, cuando restan cuatro semanas para el que continúa fijado como el Día del Brexit. La vuelta de tuerca completada esta semana por Theresa May al ofrecer al Parlamento retrasar la salida si en la votación esperada el 12 de marzo rechaza su acuerdo ha exasperado en Bruselas, donde no están dispuestos a conceder más de una prórroga. Como consecuencia, lo único que Westminster lograría con una dilación sería demorar la dicotomía que afrontaba este 29 de marzo entre la propuesta de la primera ministra o el caos de una ruptura brusca.

 
 
 

De hecho, las consecuencias de la claudicación de la premier persisten, pese a que ceder se antojaba como inevitable dada la presión no solo de su grupo parlamentario sino de pesos pesados de su Gobierno preparados a abandonar el barco si no se impedía un divorcio no pactado. Ayer mismo, un alto cargo del Ministerio de Agricultura y Pesca renunció a su cargo, por considerar que extender la permanencia en la UE sería la «humillación final» para Reino Unido.

Su marcha eleva a 14 las dimisiones relacionadas con el Brexit, pero si hay algo que la hace especialmente dolorosa para May es que George Eustice, pese a ser partidario de la ruptura, no forma parte del ala dura, ni de los agitadores que pueblan las filas conservadoras en cualquier cuestión relacionada con el continente. Su perfil es el de un político pragmático, de hecho, prevé apoyar el acuerdo de la premier en la segunda y definitiva votación.

En consecuencia, lo que le resulta imposible es apoyar la potencial extensión del artículo 50, una eventualidad que preocupa también al sur del Canal de la Mancha, donde temen que Reino Unido entre en un bucle de demoras, dada la evidente incapacidad de hallar un mínimo consenso. Líderes como el francés, o el austríaco, han advertido ya de que Londres tendrá que evidenciar «para qué» sería la prórroga y Bruselas pretende hacer entender a Westminster que, de tumbar el acuerdo, deberá dejar claro qué podría salvar el plan.

Asimismo, se ha descartado la posibilidad de sellar un pacto con Reino Unido para proteger los derechos de los expatriados en caso de salida no pactada, una ambición que el miércoles había recabado una inusual mayoría en Westminster. Pese a ello, individualmente los Estados miembro han comenzado a mover ficha y, hoy mismo, está previsto que el Gobierno español dé luz verde a un decreto para reducir el impacto que este escenario tendría para los británicos, tanto residentes, como turistas. No en vano, el pasado año hasta 18 millones visitaron nuestro país.

Fuente El Economista, España