La semana en pocas palabras: informe del Banco Ciudad

El comienzo del año ha sido prolífico en términos de novedades económicas. Por un lado, tras la modificación en las metas de inflación, el Banco Central realizó ajustes en las condiciones monetarias, buscando adecuar las tasas de referencia a los nuevos objetivos. Estos cambios arrastraron, a su vez, a las demás tasas de interés de mercado e impactaron en la cotización del dólar.
En medio de estos movimientos se conocieron los datos de inflación de diciembre, que volvieron a poner el foco en el impacto de los cambios en las tarifas de servicios públicos sobre la evolución del nivel general de precios y en las expectativas de inflación de cara a 2018.
Por otra parte, en la última semana también se conocieron los números fiscales de diciembre, los cuales arrojaron un sobrecumplimiento de la meta de déficit primario del año, pero cuyo rasgo más saliente fue, quizás, la reducción del peso del gasto primario en la economía por primera vez en más de una década, pese a tratarse de un año electoral (con crecimiento económico).
En lo que hace al manejo de la política monetaria, luego de corregir a la baja en 75 puntos básicos la tasa de referencia, llevándola a 28%, el Banco Central redujo también las tasas de las Lebacs en la licitación llevada a cabo esta semana.
Para la letra a 35 días de plazo, la tasa pasó a ubicarse en 27,25%, marcando un descenso de 150 puntos básicos respecto a la licitación previa, realizada a mediados de diciembre.
Siguiendo estos cambios, las tasas de mercado, que habían tocado un pico a mediados de diciembre (en lo que influyeron también factores de liquidez estacionales), se fueron orientando a la baja, cortando con la tendencia ascendente verificada desde abril del año pasado.
En este sentido, la tasa para adelantos en cuenta corriente mayoristas ($10 millones o más) que había llegado a situarse en 32,6% a mediados de diciembre, promediaba esta semana 29,6% (un descenso de 300 puntos básicos) y la tasa Badla (para depósitos a plazo fijo de más de un millón de pesos) experimentó en el mismo lapso una disminución de 130 puntos básicos, de 24,3% a 23%.
 
El mercado de cambios no se mantuvo ajeno a estos movimientos.
Si bien la cotización del dólar ya había experimentado un incremento en la segunda mitad de diciembre (vinculado en parte a factores estacionales), a lo largo de enero se fue consolidando en niveles cercanos a los $19 (cerró en dicho valor esta semana), lo cual marca una suba de 9% respecto a los valores de comienzos de diciembre, coincidentemente con el recorte de las tasas de interés en pesos.
Mirando para adelante, una mayor moderación en el sesgo contractivo de la política monetaria dependerá de la dinámica inflacionaria, y los datos de precios de diciembre llaman a mantener cierta cautela acerca de las futuras correcciones, anticipándose gradualismo en los próximos movimientos de tasas.
En el último mes del año pasado la inflación se ubicó en 3,1%, con una incidencia importante de los aumentos de las tarifas de los servicios públicos, explicando las subas en gas y electricidad cerca de 2/3 de la inflación del mes.
En este sentido, los incrementos en los precios regulados también tendrán una incidencia importante en el primer cuatrimestre del corriente año, con nuevas subas en luz, gas y prepagas, que se suman a las alzas ya registradas en combustibles y los incrementos previstos en el transporte público, ausentes en 2017.
Por otra parte, la inflación “núcleo” también repuntó en diciembre, hasta un 1,7% mensual, el mismo nivel promedio del primer semestre del año pasado, pese a que en 2017 cerró con un alza de 21,1% anual, menor a la del nivel general del IPC (24,8%).
Finalmente, los números del resultado fiscal de diciembre que se conocieron esta semana señalaron que se logró sobrecumplir la meta establecida para el resultado primario del año pasado.
El déficit primario fue de 3,9% del PIB, situándose 0,3 puntos porcentuales (p.p.) por debajo de la meta oficial y resultando 4 décimas menor al déficit alcanzado en 2016.
Esto se dio en un marco en el que, por primera vez desde el año 2004, los gastos crecieron a un ritmo inferior al de los ingresos (21,8% versus 22,6%), con dinámicas que se muestran más divergentes si se excluyen los recursos del blanqueo, sin los cuales los ingresos evidenciaron un aumento de 28,1%. Por otra parte, luego de más de una década de crecer ininterrumpidamente, en 2017 se redujo el peso del gasto público en la economía.
En términos del Producto, el gasto primario pasó de 24,5% en 2016 a 23,4% en 2017, marcando una reducción anual de 1,1 puntos del PIB y de 1 punto si se compara con 2015.
En contraste con esto, en la década transcurrida entre 2005 y 2015 el gasto primario se duplicó y creció 13,1 puntos del Producto, pasando de 11,2% a 24,4% del PIB, equivalente a un incremento anual promedio de 1,3 puntos.
El peso creciente que fue adquiriendo el gasto primario se encuentra en la génesis de los desequilibrios fiscales que han aquejado a la economía local, por lo que su reducción en 2017 marca un primer paso importante en el camino hacia la recuperación del equilibrio de las cuentas públicas, esencial para garantizar la estabilidad macro y un crecimiento económico sostenido.