La Cuenta Corriente tuvo un déficit de U$S 1521 millones en junio

(El Economista) – La cuenta corriente volvió a dar rojo por US$ 1.521 millones y la principal explicación hay que buscarla por el lado de los dólares para el turismo y por el del pago de intereses, es decir, por las cuentas servicios e ingreso primario. De hecho, servicios dio un negativo de US$ 740 millones y, hacia adentro, la cuenta turística dio un desequilibrio de US$ 873 millones.
En tanto, el ingreso primario dio US$ 1.189 millones que se explica por las salidas netas a causa del
pago de intereses de US$ 970 millones (el 90% a cargo del Gobierno) y por la remisión de utilidades de las empresas extranjeras por US$ 214 millones.
Si bien las transacciones de bienes dieron positivo, no llegaron a estar ni cerca de compensar: ese balance dio un ingreso de US$ 373 millones, como consecuencia de cobros de exportaciones por US$ 5.693 millones y pagos de importaciones por US$ 5.320 millones.
Por el lado de la cuenta financiera aparecen datos notables: la fuga sigue estando en niveles muy altos, lo que redunda en un drenaje externo importante y que muestra serias dificultades para frenarse, incluso con los altos niveles de tasas de interés con los que juega el BCRA.
Así también continúa el endeudamiento del sector público, por el lado de unos ingresos que a la vez siguen generando, en el futuro corto y no tan corto, los ya mencionados egresos por el lado de los intereses, que están inflando y complicando a la cuenta corriente. También se encuentra un fuerte ingreso de divisas por el lado de las inversiones de cartera.
En contrapartida al rojo de cuenta corriente, la cuenta financiera mostró un superávit de US$ 3.322 millones. Y su principal explicación aparece por el lado del sector público más BCRA, es decir por las emisiones del Gobierno, que llegaron a generar un extraordinario ingreso de divisas de US$ 6.077 millones.
“Dentro de las operaciones que explicaron este superávit, se destacaron los ingresos del Tesoro por colocaciones del bono 2117; Letras del Tesoro y Bonar 2024 denominados en dólares por US$ 1.850 millones y US$ 1.500 millones, respectivamente y, adicionalmente, por la colocación del Bono a Tasa de Política Monetaria 2020, nominado en pesos, por US$ 1.300 millones”, decía el informe.
Pero también el sector privado no financiero dio superávit. Pequeño, pero superávit al fin: US$ 27 millones. Ahí se encuentran dos componentes fundamentales: la fuga y las inversiones de mero carácter financiero especulativo, en un marco de tasas altas y positivas.
La fuga volvió a dar altísima en términos netos y a esta altura ya parece indetenible y encaminada a batir nuevos records o al menos a competirles de cerca a los registrados en 2008, año del conflicto Gobierno-agro y en el electoral 2011. En junio, la fuga neta llegó a US$ 1.020 millones.
“En términos brutos, las compras de billetes totalizaron US$ 2.370 millones, nivel similar al observado en el mes previo, y fueron concretadas por unos 780.000 clientes, unos 35.000 clientes más que en el mes anterior, tras cinco meses consecutivos con disminuciones en las cantidades, aunque sin
alcanzar las observadas en los primeros tres meses del año”, informaron desde Reconquista 266.
Y mientras las inversiones financieras explicaron ingresos netos de US$ 1.326 millones, sólo US$ 351 millones fueron IED, es decir, inversión productiva (que disminuyó respecto al mismo mes de 2016), y nada menos que US$ 975 millones fueron la mentada inversión de cartera.