La construcción pide dejar atrás los cuadernos y encarar la reactivación

La construcción pide dejar atrás los cuadernos y encarar la reactivación

A pesar de que la VI Jornada de Infraestructura organizada por la delegación cordobesa de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) coincidió con el año del escándalo desatado por la causa de los cuadernos de las coimas, los empresarios del sector evitaron el tema todo lo que pudieron.

Al promediar la reunión, Gerardo Martínez, secretario general de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), fue el primero en usar los conceptos “transparencia” y “cuadernos”, y provocó inquietud entre los asistentes.

Ante la consulta de la nacion sobre el impacto de la causa judicial en el sector, el sindicalista –con muy buena llegada al candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández– dijo: “Tiene que generar un gran aprendizaje. Se estafó a millones de argentinos que creían que el Estado administraba bien y los privados hacían bien su parte. Para que haya corrupción, hay connivencia. Lo que no tiene que haber es impunidad para nadie. Parte de la seguridad jurídica que reclamamos es que los hechos de corrupción sean juzgados y condenados”.

Sobre ese tema, Julio Crivelli, presidente de la Camarco, dijo a la nacion que es “esencial” distinguir entre las personas y las empresas. “Debe haber una normativa que salve a las empresas, sea pagando una multa o con una sanción. Es importante que sea así, por ejemplo tomando el modelo de Estados Unidos. Una constructora no se construye fácil desde cero”.

El denominador común entre los empresarios ayer fue la preocupación por la situación “crítica” que atraviesa el sector y la necesidad de una reactivación rápida por su impacto en la generación de empleo. Marcos Barembaum, presidente de la delegación Córdoba de la Camarco, convocó a tener un “rol protagónico en la reconstrucción del país” y reclamó “acuerdos y consensos básicos” para que, sin perder de vista el equilibrio fiscal, se invierta en obras para garantizar el desarrollo sostenible.

“Nunca pedimos tratamientos especiales, ni subsidios ni tarifas diferenciales; solo que se respeten los derechos de los contratistas”, resumió, y estimó que para que el país crezca al 3% anual, se debe invertir en infraestructura el 17% del PBI, y de ese total 8,5% debe destinarse a la infraestructura social y económica.

Crivelli indicó que las obras públicas nacionales de infraestructura y viviendas están “demoradas o los proyectos, frenados”, y que “hay mucho desorden administrativo y contractual. Como el Estado nunca admite que no tiene plata, demora y discute y los contratistas bajan el ritmo porque no pueden soportarlo”.

En el sector privado –que representa 65% del total del sector– la “incertidumbre” lleva a que una vez que las iniciativas se terminan “no se inician otras y las carpetas de proyectos van quedando vacías”. Crivelli planteó que la cautela seguirá hasta “entender cuál es el programa que se piensa llevar adelante” cualquiera sea el ganador de la elección.

Enfatizó que es clave que reaccione la inversión porque la construcción “tiene la ventaja de motorizar muy rápidamente el empleo. Se pone plata un día y al otro ya hay trabajo”. La Camarco entregó a los candidatos una propuesta de programa de coyuntura y uno de largo plazo: el primero apunta a continuar lo que está en ejecución y a lanzar un plan masivo de viviendas sociales.

Para lo estructural, entregaron un inventario de las obras de infraestructura claves que requiere el país y que pueden hacerse con más capital privado asociado. “Es la forma de generar trabajo genuino y permanente, y así bajar la pobreza”, graficó Crivelli.

Martínez estimó que desde abril de 2018 el sector perdió unos 60.000 empleos formales sobre un total de 430.000. Sobre la posibilidad de rediscutir el convenio laboral, apuntó: “Tenemos que hacer todos una autocrítica; no somos envidiosos cuando los empresarios ganan contratos y ganan dinero. No hay problemas en sentarse a discutir, pero no pueden pedir productividad dándome una maza como hace 40 años; el tema pasa por analizar en serio cómo salimos del ‘masomenismo’. No tenemos la vaca atada, soy parte de un sector abierto. Sentándonos a discutir lograríamos más transparencia y que haya más competitividad”.

LA NACIÓN