La brecha pone cotas a la recuperación económica

La brecha pone cotas a la recuperación económica

El Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), perteneciente a la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo ( UMET), señaló que la brecha cambiaria, y las expectativas de devaluación que genera, tendrán un efecto potencialmente negativo en la recuperación económica. 

A través de un informe titulado «Los riesgos de la incipiente recuperación en curso», señaló: “La dinámica de pérdida de reservas y aceleración del ritmo de devaluación en el tipo de cambio oficial generan obstáculos adicionales para la continuidad de la recuperación económica, y serán el foco de la agenda de la política económica en los próximos meses”.

Además afirmó: “El acuerdo por la deuda no consiguió aún disipar las tensiones financieras en materia de riesgo país y de presión cambiaria. El proceso se agravó con la compra de dólares al cupo permitido de 200 dólares mensuales, que creció de manera inusitada hasta llegar a fines de julio a 4 millones de compradores, por un monto agregado equivalente a USD750 millones, casi la mitad del saldo comercial de ese mes”.


En ese sentido, el IET detalló que el incremento de la demanda por dólares (y la retracción de la oferta) pone más presión sobre las reservas del BCRA. Por ende, “la autoridad monetaria termina convalidando un aumento del ritmo de devaluación para evitar una pérdida mayor de reservas”, tal como señaló.


El resto es el orden de causalidades conocido por las múltiples crisis que enfrentó la economía local en décadas pasadas y presentes. En ese sentido, remarcó: «Tarde o temprano, el mayor ritmo de devaluación impacta en la dinámica de precios, provocando aceleraciones de la tasa de inflación que inciden en la distribución del ingreso y en el nivel de actividad por dos vías diferentes».

«Por un lado, la aceleración de la inflación resultante del ajuste del tipo de cambio produce una disminución del salario real, provocando una distribución más regresiva del ingreso y disminuyendo la propensión a consumir de la economía, con efectos negativos sobre la actividad y el empleo», afirmó. 


Y agregó: «Por otro, la misma aceleración inflacionaria lleva a una disminución del poder de compra de las transferencias monetarias del gobierno (como el IFE o las ATP) y, más en general, disminuye el poder de compra de todo el gasto público, reduciendo el efecto expansivo de la política fiscal».

La actividad 

Más aún, el IET expone que el contexto de desaceleración del impulso fiscal del último mes abre interrogantes sobre la intensidad de la recuperación en curso, dado que los otros factores de demanda (inversión privada, masa salarial, exportaciones, construcción privada y consumo financiado con crédito) aparecen todavía muy debilitados o en retracción.

La construcción privada tuvo una recuperación importante tras la caída de abril. Los despachos de cemento (considerados como proxy del nivel de actividad del sector) crecieron 47,5% mensual en mayo y 28,6% en junio (recuperando ampliamente la caída del 20% de abril). No ocurrió lo mismo con la construcción pública, que se movió en niveles mucho más modestos. Debe notarse que la construcción (pública y privada) representa poco más del 6% de la demanda agregada, lo que permite ponderar mejor la performance reciente, indica el IET.

El estudio refiere también que, tanto en 2003 como en 2009, el gasto público siguió motorizando la actividad incluso en la fase posterior al epicentro de la crisis.  Cabe recordar que en tales episodios también crecían otros factores de demanda, como los salarios reales, la inversión privada y la construcción, que en el caso actual están ausentes o aún son muy débiles como para reemplazar el empuje público.

Fuente: BAE