La Argentina, con el costo laboral más alto entre 25 economías

Hoy, la competitividad es una de las grandes asignaturas pendientes de la Argentina y uno de los principales desafíos para sus empresas. En efecto, un ranking privado sobre costos laborales unitarios de manufacturas muestra que el país está último entre 25 economías representativas, lo que hace suponer que todos los esfuerzos del Gobierno deben estar centrados en solucionar esa situación.

El trabajo, elaborado por la consultora Abeceb y Alberto Schuster, director de la Unidad de Competitividad, remarca que en el país los costos laborales no están respaldados por una productividad acorde. “Por ejemplo, los costos resultan más altos que en la mayoría de las economías emergentes (como República Checa, Taiwán, Polonia, Brasil, Chile y México). Pero comparados con todos estos países, sólo respecto de Brasil mostramos una mayor productividad laboral”, señala Schuster.

Es interesante además poner la lupa en la situación sectorial. Las ramas industriales que se encuentran más comprometidas por su situación competitiva son: confecciones, textiles, radio y televisión, cuero y calzado, maquinaria de oficina, autopartes, minerales no metálicos, madera y edición. “Estos sectores, con excepción de radio y televisión y maquinaria de oficina, son intensivos en mano de obra y, en conjunto, emplean aproximadamente 300.000 personas”, se indica en el análisis.

Según Schuster, el Gobierno ha identificado en los sectores económicos en general las grandes trabas que impiden un desarrollo más acelerado o que requieren transformaciones para enfrentar las amenazas que el cumplimiento de normas de comercio mundial impone, y ha diseñado políticas para facilitar una mejora de su competitividad. “Pero aún queda mucho camino por recorrer”, advierte el especialista.

Camilo Tiscornia, director de la consultora C&T, dice que, si se atiende la teoría económica habitual, se supone que los países se especializan en aquellas actividades en las que tienen ventajas competitivas (en la Argentina, en todo lo relacionado con los recursos naturales). “Ahora, estas ventajas competitivas se pueden crear con el tiempo. Este país ha tratado de desarrollar la industria. El tema es que la industria argentina como conjunto no es competitiva respecto de otros países (salvo en el caso de la posconvertibilidad, cuando se era barato por precio, porque la moneda estaba devaluada)”, explica el economista.

Según Tiscornia, la falta de competitividad obedece a múltiples factores: costos altos, presión impositiva por las nubes, Estado ineficiente, fletes caros. También puede influir la falta de escala en algunos sectores. “Durante muchos años se ha tratado de proteger a la industria para compensarla por esas desventajas, con la idea de que en algún momento será competitiva. Pero lo que la historia muestra es que esa competitividad no se logra y, cuando llega un período de apertura de la economía, esas problemáticas quedan al descubierto”, afirma.

Tiscornia cree que la solución es tratar de trabajar en la eficiencia real y no estar dependiendo siempre de una ventaja de tipo cambia- rio o de la protección que puede dar el Estado. “Creo que en esto el Gobierno está bien enfocado con todos los acuerdos sectoriales que quiere hacer”, analiza Tiscornia. “En la medida en que la economía siga abierta, va a haber sectores que se podrán reconvertir y encontrar su lugar y otros que no, y desaparecerán”, agrega.

Pero, como se dijo, aún es mucho el camino por recorrer. En un marco de consolidación política y recuperación económica, habrá que monitorear el ritmo que el Gobierno logre dar a su agenda de reformas estructurales procompetitividad. “Esto, sumado a un escenario global benigno (caracterizado por Brasil recuperándose lentamente, precios de las commodities alrededor de los niveles actuales y acceso al crédito internacional a tasas bajas), darían lugar a nuevas mejoras de la posición competitiva de la Argentina”, se lee en el análisis de Abeceb.

Jorge Vasconcelos, investigador jefe del instituto de Estudios Económicos de la Realidad Argentina y Latinoamericana (ieral), dice que si se mira la diferencia de salarios industriales en dólares entre la Argentina y Brasil, hoy la brecha es superior al 110%, y esa brecha es análoga a la que se registraba en los años 1999 y 2000 después de la devaluación del real brasileño (enero de 1999). “Yo creo que esa diferencia ilustra sobre los desafíos que existen para generar empleo productivo en las manufacturas en el país. Ese dato debe ser tenido plenamente en cuenta en los pactos de productividad y las negociaciones que se den a nivel sectorial, porque la capacidad de los industriales argentinos de crear empleo en estas circunstancias es sumamente complejo”, comenta el economista.

En opinión de Vasconcelos, para mejorar la competitividad, hay que trabajar el tema impositivo, pero también tratar la productividad en los distintos sectores. “no hay forma de resolver el problema si no se trabaja en los dos frentes. Si uno mira el comportamiento del empleo en los últimos trimestres se ve que hay una recuperación, pero que esa recuperación se da en sectores que no están expuestos a la competencia internacional (comercio, construcción, etcétera)”, señala.

Las ramas industriales más comprometidas son aquellas que más trabajadores emplean La industria argentina como conjunto nunca ha logrado tornarse competitiva Costos por las nubes y presión impositiva alta son enemigos de la competitividad