Informe Ieral. Sobre la plena recuperación

Informe Ieral. Sobre la plena recuperación

La historia reciente en términos de actividad económica muestra un rápido repunte después de la abrupta caída al implementarse la cuarentena, pero ese rebote no fue homogéneo y, además, la recuperación posterior ha sido lenta.

De las regiones, las de mayor caída en actividad han sido Buenos Aires (con cuarentena más restrictiva) y la Patagónica (afectada por los bajos precios del petróleo).

También debería incluirse a Mendoza, con peores datos en varios indicadores (empleo, recaudación en el Impuesto a los Ingresos Brutos, ventas en supermercados y otros), pero con llamativo aumento en los depósitos privados.

En cambio, el NEA es la región que tuvo una caída menos intensa en el difícil contexto de Covid-19.La mayor flexibilización de la cuarentena a partir de octubre invita a creer que los datos de la actividad económica resultarán mejores para estos meses.

Buenos indicadores

A eso lo acompañan varios buenos indicadores, como el consumo eléctrico por parte de grandes industrias, ventas de autos cero kilómetro y de cemento (a pesar de las quejas sobre posibles faltantes).Si no hay rebrote de la pandemia y si las vacunas son eficaces, la probabilidad de continuar la recuperación económica parece acrecentarse. Para 2021, los pronósticos apuntan a un incremento del 5% en el PBI, luego de haber tocado fondo en el presente año.

Aún así, surgen varias dudas. Para que la actividad continúe repuntando se requiere contar con capacidad productiva disponible y con impulsos para que la adquisición de productos nacionales. Los interrogantes están en la utilización de esa capacidad y en la fuerza de esos impulsos. Así lo indican los datos de desempleo y de uso de la capacidad instalada en la industria.

Hay con qué aumentar la producción por un tiempo, sin necesidad de grandes inversiones. Pero las dudas surgen acerca de su utilización. Por ejemplo, debido a la recesión asociada a la cuarentena, el Gobierno estableció la prohibición de despedir empleados y la doble indemnización, medidas que todavía siguen vigentes. Estas acciones protegen a quienes están actualmente empleados, pero no a quienes no lo están.

No hay datos de cambio de tendencia respecto del empleo

El empleo en las regiones venía cayendo y todavía no hay datos de cambio de tendencia, salvo en el NEA, y el tema es que aquellas medidas no promueven contratar nuevos trabajadores, incluso con un desempleo alto. Por otro lado, debido a la disminución gradual, pero constante, en la cantidad de dólares en poder del Banco Central, existen restricciones informales para importar insumos necesarios para la producción.

Además, dados los temores frente a una devaluación, hay quienes compran bienes dolarizados (por ejemplo, materiales para la construcción), pero se destinan a acumular inventarios. Es decir, hay capacidad productiva disponible para aumentar la producción, pero también hay obstáculos y desincentivos para utilizarla. Motores o impulsos para comprar bienes y servicios nacionales.

En la actualidad, algunos motores están relativamente apagados y otros están encendidos pero tienen dificultades para empujar la economía. Un motor encendido es el bajo costo argentino en dólares. En Argentina, el tipo de cambio real oficial supera el promedio histórico en situaciones estables.

Esto implica que los costos en dólares están relativamente bajos (eso incluye los laborales, de logística y de producción, entre otros). Ideal para un incremento de las exportaciones.

Ventas externas y las exportaciones

Sin embargo, no hay un boom de estas ventas externas y las exportaciones profundizan la caída. Pueden persistir problemas en mercadosclientes, pero también hay que considerar factores locales, incluido el elevado nivel de la brecha cambiaria.

Aparte de la brecha cambiaria está el problema del recorte del financiamiento disponible en moneda extranjera, contracara de la tendencia declinante de los depósitos en dólares (aunque, en los últimos datos, esta curva se ha estabilizado).

Y no hay que subestimar el problema de las aduanas interiores por los bloqueos a la circulación impuestos por algunas provincias, como es el caso de San Luis. Otra vertiente a considerar es el poder de compra de la población, generalmente asociado a la masa salarial.

Como se mencionó anteriormente, la recuperación del empleo está amenazada por la persistencia de medidas que no favorecen la contratación de nuevos trabajadores. Entonces, la recuperación del poder de compra debería venir por el lado de los salarios.

Para que los salarios aumenten más que la inflación, debería incrementarse la productividad laboral. Lo irá haciendo gradualmente, pero no tipo boom, a medida que se flexibilice la cuarentena. Pero, para lograr mejoras sustanciales de poder adquisitivo, es necesario contar con mayor capital físico (equipos, máquinas, etcétera) y tecnología, lo cual se logra con fuertes inversiones, que no es precisamente lo que se está viendo actualmente en el país.

La caída de la actividad

Además, hay otro punto clave: la brutal caída de la actividad al implementarse la cuarentena generó una fuerte disminución en los ingresos monetarios de empresas y de gobiernos. Esta situación los obliga a sanear sus finanzas a medida que se van recuperando las ventas y la recaudación impositiva.

Ese “sanear sus finanzas” implica que al inicio es esperable que sean moderados en los incrementos salariales. Es claro que los gremios solicitarán mejorar las remuneraciones debido a las pérdidas por la inflación, pero no será tan sencillo hacerlo en un contexto de alto desempleo.

Un último impulso es el gubernamental. En 2021 habrá elecciones legislativas, utilizadas como justificativo para un mayor gasto, en especial en obra pública. Eso es claro, pero ahora la pregunta es si habrá fondos para ese impulso fiscal.

IFE y ATP

Como se mencionó anteriormente, la pandemia redujo la recaudación impositiva, neta de inflación, y elevó sus gastos por mayor asistencia a personas (IFE), empresas (ATP) y provincias (transferencias discrecionales). Lo normal en una situación crítica como la vivida en estos tiempos.

Pero, con bajo financiamiento se ve obligado a sanear sus finanzas. En parte, con menor grado de asistencia; intentando colocar más impuestos. En ambos casos, se traduce en un menor impulso público sobre la actividad económica.

Resumiendo, las economías en las distintas regiones del país se han ido reactivando luego de la pronunciada caída en marzo-abril, pero hay interrogantes sobre una recuperación plena.

Por un lado, por un menor uso de la capacidad productiva disponible, y por el otro, por la falta de impulsos por parte de los compradores de bienes y servicios nacionales: consumidores con menos poder de compra, escasez de inversiones por menor financiamiento e incertidumbre sobre el futuro, exportaciones desalentadas por falta de financiamiento y por la brecha cambiaria y los gobiernos obligados a sanear sus finanzas.

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Fuente: BAE